Lunes político, caracterizado por la voz del mandatario venezolano, en rueda de prensa y en su programa semanal Con Maduro +, y por el habitual encuentro con medios de comunicación del vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello.
Desde la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE), acompañado de las máximas autoridades que integran el poder electoral, uno de los cinco del que está compuesta la Constitución Bolivariana, el mandatario ha recibido oficialmente los resultados del referendo consultivo del pasado domingo 3 de diciembre sobre el Esequibo, y ha hablado sobre los comentarios que se hicieron al respecto.
En este sentido, rechazó la matriz de opinión –difundida a través de medios comunicación internacionales- que destacó insistentemente el supuesto carácter “no vinculante” del referéndum: porque – dijo Maduro – pretende “desmeritar la hazaña histórica que hizo el pueblo este 3 de diciembre”.
Con el habitual estilo irónico y coloquial, el mandatario dijo que siempre lee las plataformas “del circuito pro-gringos”, que los respeta, pero “entiende que deben responder a otros intereses”. Luego, abrió el libro que contenía el texto constitucional y leyó los artículos 5, 70 y 71 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y aseveró que el referéndum consultivo en defensa de los derechos históricos, políticos y jurídicos sobre la Guayana Esequiba “es vinculante”; y que él, en consecuencia, tiene que acatar “el mandato sagrado del pueblo”. “A quienes tratan de desconocer el voto popular, de manchar el referéndum; a la derecha pro ExxonMobil y que apoya los intereses de Guyana y no los intereses de Venezuela: este referéndum es vinculante y acato el mandato del pueblo”, recalcó.
El referéndum – analizó el mandatario – marcan el inicio de una nueva etapa histórica de la lucha por la Guayana Esequiba: “Ahora sí – dijo – vamos a recuperar los derechos de Venezuela sobre la Guayana Esequiba, ahora sí vamos a hacer justicia, ahora sí vamos a reivindicarnos con la fuerza de todos en unión nacional”.
Cuáles son los intereses en juego en la controversia y en qué medida, se deduce de los datos que indican cómo, al registrarse el hallazgo de grandes reservas submarinas de petróleo, Guyana – un país de 800.000 habitantes – podría encaminarse a ser el cuarto productor mundial de petróleo obtenido mar adentro, muy por delante de Qatar, Estados Unidos, México y Noruega. En contravención del Acuerdo de Ginebra que exigen una resolución de la disputa sobre el Esequibo, mutua y satisfactoria para ambas partes, Guyana permitió a ExxonMobil extraer petróleo en la zona en reclamación, que históricamente pertenece a Venezuela.
La compañía petrolera norteamericana planea una inversión de 12.700 millones de dólares durante los próximos años en el desarrollo de un recurso calculado en 11.000 millones de barriles. “El antiguo vecino pobre de la Venezuela saudita puede ufanarse de ser la economía de más rápido crecimiento en el mundo”, enfatizan los opinadores de la derecha venezolana, para respaldar los intereses imperialistas de sus amos del Norte contra los de su propio país.
Olvidan decir que, antes de la llegada de Chávez, los ingresos del petróleo se los llevaban casi en su totalidad las multinacionales, que, sin embargo, dejaban a las oligarquías locales recaudar abundantes migajas para seguir defendiendo los intereses del amo a expensas del pueblo. Y esto también le pasará al pueblo guyanés, considerando la subordinación de su actual gobierno a Estados Unidos. Guyana seguirá siendo, como a fines del siglo pasado, una de las más pobres de las antiguas colonias británicas en América.
A los gobernantes locales, los potentados económicos les han asignado dos roles diferentes: al presidente de Guyana, el de presunto mediador, representante de un país pobre, víctima del «dictador» Maduro. Al vicepresidente, el del perrito faldero, que ladra detrás de las armas del amo americano, y amenaza a su vecino, respaldado por el “circuito mediático pro-gringos”. Desmeritar la hazaña histórica que hizo el pueblo el 3 de diciembre es parte de esta campaña sucia, que busca «balcanizar» el continente desestabilizando sus fronteras y controlando sus rutas marítimas. En todas las latitudes, frente a los intereses de las multinacionales, la voz del pueblo no cuenta; y cuenta aún menos en las tan cacareadas democracias representativas de Europa.
En Italia, en 2011, se celebró un referéndum importante, donde 26 millones de ciudadanos italianos (de un total de casi 60 millones) coincidieron en que no se puede obtener ningún lucro del agua, que tiene que ser pública, en virtud de que «el derecho al agua potable y al saneamiento» -consagrado en la resolución de las Naciones Unidas del 26 de julio de 2010- es «un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos». Pero, desde entonces, las tarifas del servicio de agua han aumentado más del 90%, mientras que los salarios son los más bajo de la UE.
La controversia territorial “no es algo que se pueda resolver mediante un referéndum”, declaró el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, y llamó a Venezuela y Guyana a buscar “una solución pacífica a su disputa”. El presidente venezolano le respondió durante su programa Con Maduro +, en el cual recibió representantes juveniles de las organizaciones sociales y políticas que han respaldado el referéndum consultivo. Exigió a Washington mantenerse al margen de la controversia, y dijo: “O sea, ¿Estados Unidos le sacó la silla al Presidente de Guyana? Porque el Presidente de Guyana decía que tenía listas las tropas de Estados Unidos para hacer una guerra contra Venezuela. O sea, Estados Unidos –una vez más- está obrando como son ellos: le hacen una promesa a Guyana, lo alientan a una provocación contra Venezuela y después los dejan solos”, reflexionó, al tiempo que señaló que el viraje en la postura norteamericana podría deberse al contundente resultado de la consulta popular del 3 de diciembre.
Además, Maduro vinculó a Juan Guaidó y Leopoldo López con un plan para sabotear el referéndum, mediante un ataque al sistema eléctrico nacional, y reafirmó –en un mensaje dirigido a la Casa Blanca- que el Acuerdo de Ginebra es el único instrumento válido para la resolución de la controversia territorial; para “un acuerdo diplomático, justo, satisfactorio y amistoso para las partes”.
Frontal y contundente, el Capitán Diosdado hizo a su vez un balance del reférendum, y dijo que, a diferencia de la extrema derecha, que cambia de posición en función de las exigencias de ExxonMobil, “nosotros tenemos un amo que es nuestro pueblo ¡La Corte Internacional no va!”.