Parece mentira que a pesar de la política de inclusión generada por el Gobierno Bolivariano, Chavista y continuadamente Madurista, no haya generado conciencia en algunas personas que en otrora fueron excluidos por los regímenes de explotación, discriminación y dominación que gobernaron en la Cuarta República. Hace aproximadamente 20 años atrás era imposible adquirir una vivienda propia y digna, de las condiciones que poseen hoy en día las que son construidas y adjudicadas por el Gobierno Revolucionario.
Hoy contamos con 1 millón 416 mil 227 habitantes beneficiados con la GMVV gracias a la gestión de inclusión del Gobierno Revolucionario, de los cuales un porcentaje que (Gracias a Dios) no se corresponde con la mayoría, hacen daño e irrespetan la condición, los ideales y la conciencia de los que efectivamente si somos más.
Parece que junto a esta reivindicación justa, para saldar la enorme deuda social que dejaron los anteriores Gobiernos, vinieron todos los viejos males y miserias humanas. Afloraron desde las más oscuras entrañas los vicios que se debieron haber erradicado, se desataron las más bajas pasiones y se impusieron los más detestables antivalores que hacen inviable la convivencia y la coexistencia humana.
Me refiero a esas personas que se conocen como «Ni ni», desmemoriadas, enajenadas, desclasadas. Quienes promueven la despolitización, el egoísmo y el sectarismo como forma de vida. Los que promueven la privatización de la convivencia, los que solo se interesan en lo que los beneficie o afecte directamente, los que se niegan a pensar colectivamente y a actuar como comunidad. A todos ellos hay que responder y combatir oportunamente. Son los resquicios del rentismo petrolero parasitario que debemos trascender.
Lenin Ascanio