La Carta de Jamaica, escrita por El Libertador Simón Bolívar, es un ejemplo de ejercicio de autocrítica profunda, reconociendo las razones de la pérdida de la Primera República. Además, plantea que la verdadera lucha no es por la independencia de Venezuela del imperio español; es por un verdadero proceso revolucionario para la Nación. Describe de donde viene la identidad del país y reconoce la fractura del arraigo.
“…los estados son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el abuso de ella. Luego un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, y huella, usurpa los derechos del ciudadano o súbdito. Aplicando estos principios, hallaremos que la América no sólo estaba privada de su libertad sino también de la tiranía activa y dominante”. La tiranía coartaba cualquier intento libertario, enjaulaba los ideales y los ponía en cautiverio. Para que luego, una vez abierta la jaula se quedara dentro, ya por condicionamiento psicológico. Hoy día el imperialismo esclaviza al mundo a través de las seducciones del capitalismo.
“…el velo se ha rasgado, ya hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas; ya hemos sido libres y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, la América combate con despecho, y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria”. Así como en los tiempos del Libertador, con el Comandante vimos nuevas formas sociopolíticas más equitativas y justas con mayor calidad de vida para las venezolanas y los venezolanos. Hoy se nos pretende mostrar, inclusive recurriendo a nuestra memoria, posicionando recuerdos falsos, que en la IV República se vivía mejor en el barrio. Cuando apenas se podía comer dos veces al día “en el mejor de los casos”. Nos meten en nuestro inconsciente y en nuestra memoria corta, en frases de nuestro Libertador:
“…barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernos si constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades”.
Estos tiempos son de profunda crítica y autocrítica permanente, individual, colectiva, fortificadora y propositiva para luchar junto al Presidente Nicolás Maduro y la vanguardia de la Revolución por la restitución del estado de bienestar de la mayoría de la población y así continuar en la construcción de la gran revolución de Nuestra América que ha de concluir en la sociedad socialista, bolivariana; y feminista en nuestro caso.