Como es tradicional, con motivo del 1ro de mayo el presidente Nicolás Maduro hizo anuncios de incrementos de los ingresos de los trabajadores venezolanos y, como era de esperarse, dichos incrementos fueron objeto de una lluvia de ataques fundamentados en mentiras y manipulaciones.
Por una parte, tenemos a la derecha. Esta ha dicho que el aumento de los ingresos es insuficiente y promete aumentos salariales fantasiosos, de estar en el gobierno. Este torneo de promesas se desata después de haber promovido sanciones imperiales para destruir la economía e, incluso, haciéndole coro a las amenazas de invasión militar al país.
Como hemos denunciado en innumerables oportunidades, el bloqueo económico, que se nos impone de manera criminal, constituye la causa determinante de la grave situación económica y social del país. No hay un solo problema que afecte a la población en materia de empleo, salario, protección social, servicios públicos, etc., que no tenga su causa esencial en la agresión económica desplegada desde Washington. Tan solo el costo económico de las sanciones imperiales desde el año 2017 supera los 150 mil millones de dólares.
Por cierto, cuando la derecha gobernó, las reivindicaciones salariales de los trabajadores (ni las otras demandas obreras) jamás fueron atendidas. Todo lo contrario, se produjo un desmontaje feroz de las conquistas históricas de los trabajadores y las protestas populares reprimidas sanguinariamente. De tal manera que, no tienen ninguna autoridad moral para hablar de salarios.
Otro tanto ocurre con la ultraizquierda. Ocasionalmente, se desmarcan del bloqueo para lavarse la cara, pero para nada toman en consideraciones las terribles repercusiones de la agresión económica para analizar la situación financiera del país y las posibilidades reales de incremento salarial. Sus demandas rayan en lo ridículo y su discurso se mimetiza sospechosamente con el de los voceros del imperialismo yanqui. Como siempre ocurre, la ultraizquierda asume las mismas posiciones que la contrarrevolución y en los momentos críticos se unen para juntos atacar a los procesos revolucionarios y a los gobiernos de las masas populares.
En relación a los anuncios del presidente Nicolás Maduro, los ingresos de los trabajadores aumentaron en función de las posibilidades reales que tiene la economía. Nadie piense que estamos satisfechos con los incrementos concretados. Está muy lejos de lo que aspira una fuerza revolucionaria en el poder, pero es el nivel máximo que se pudo lograr en las actuales condiciones económicas y financieras del país.
En ese sentido, hay que recordar que los salarios son una parte del ingreso que genera la economía y dichos ingresos fueron castigados inclementemente por el bloqueo. Precisamente ese era el propósito de Washington, entendiendo que de los salarios depende buena parte del bienestar de la inmensa mayoría le población. Al atacarlo, se atenta contra la estabilidad social y política de la nación. El sufrimiento del pueblo no le importa para nada a los imperialistas, tal como lo han dicho reiteradamente. De esta forma, los salarios en particular y los ingresos de los trabajadores en general se convirtieron en uno de los principales objetivos de la agresión económica.
En ese contexto, el incremento de ingreso decretado es un esfuerzo mayúsculo del gobierno revolucionario en el marco de la recuperación económica y, con ello, de los ingresos del pueblo trabajador. Históricamente se ha podido demostrar irrefutablemente que los ingresos de los trabajadores dependen básicamente de dos factores: la voluntad política de un gobierno y la disponibilidad de ingresos. En el caso nuestro, con los gobiernos bolivarianos se produjo una verdadera revolución en la distribución del ingreso a favor de los trabajadores, porque existe la plena determinación de gobernar en función de las masas populares y, además, se disponía de recursos. Esa ecuación se rompió con el desplome del ingreso nacional a partir del bloqueo económico.
Para recuperar los niveles de bienestar alcanzados por la revolución bolivariana tenemos que reanimar la economía, hecho que ya se vine concretando y se evidencia en los mayores ingresos decretados. Obviamente, estamos aún muy lejos del objetivo, pero la economía se ha puesto en marcha en la dirección correcta.
Otro elemento que debemos destacar es que la política salarial y de ingresos de la revolución bolivariana no se basa sólo en salarios y bonos, sino que va mucho más allá, abarca un espectro de factores que constituyen el sistema de seguridad social y la distribución justa de la riqueza nacional.
En tal sentido, los anuncios del presidente y su incidencia en mejores condiciones de vida del pueblo incluyen: salud, educación, prestaciones sociales, vivienda, etc., donde la revolución bolivariana ha podido demostrar enormes fortalezas en el pasado reciente prebloqueo.
Esto será financiado por el incremento del ingreso nacional producto de la recuperación económica –aún con bloqueo-, lo cual incluye mayores ingresos petroleros, paro también ingresos fiscales crecientes como resultado de medidas tributarias, que obliguen a los que más tienen hacer muy superiores aportes a un modelo de desarrollo fundamentado en la justicia social.
Para avanzar hacia este objetivo contamos con la clase obrera, quien cada vez más unida y consciente defiende la revolución bolivariana, se convierte en una fuerza de creciente protagonismo en la transición al socialismo. Mantener a los trabajadores en las filas de la revolución constituye una de las mayores derrotas propinadas al imperialismo. Pese a las enormes dificultades materiales y sociales, no pudieron doblegar su lealtad al proyecto histórico socialista del comandante Chávez.