Por: Joaquín López Mujica
Tiene razón el Constituyente Aranguibel, al responderle a la antes diva de la new left norteamericana, Eva Golinger, que aquí en Venezuela después del 30J no hay crisis. Recordemos aquella banda de Rock Supertramp que hizo sátira de la Sociología del momento con álbum Crisis, What Crisis (1975) Pero, la Golinger, ahora «replicante» del film Ridley Scott parece seguir el guion de la guerra psicológica contra Venezuela, muy imprudente, entre el cinismo y la apología amenazante.
«Cuando la culebra se traga a si misma» suele ser una apretada premonición que nos atreveríamos a sostener en cuanto a Trump. «bufón global» que no puede sostener más de tres semanas un rol: primero antiglobalizador y creyente del «sueño americano»; segundo a ferviente militante del complejo militar-industrial-financiero paladín de la «conspiración iluminatti» y tercero super-Alien de la guerra permanente. Con razón Allan Bloom parecía presagiar su perfil, al describir la época de Reagan como un «anquilosamiento del pensamiento americano», donde los Chicago Boys no pudieron salvar esa potencia neoliberal, de ese Tsunami financiero que apenas se asomó en el 2008 y viene en camino otra vez.
Este Sr. Trump a pocos días del 30J, tiene la osadía y decide amenazar con acciones militares contra Venezuela. Alejándose de la doctrina estratégica del entorno hostil, desconociendo los riesgos –aunque ya fue advertido- por su «Comunidad de Inteligencia» y entre torpeza e inmadurez como estadista, sin poder ver más allá de su plenitud caótica –si miramos que lo que le espera en Asia no es cualquier cosa- y menos aún en su escenario interno, con las tensiones sociales que después del Huracán Katrina han decidido desatarse. Preso de su «fantasía» mediática, carente de visión política, sin entender aún el peso de la visión geopolítica de Putin y de China. Cayó en su «Supertramp» (Supertrampa) creo que sin darse cuenta, a no ser que sea otra actuación cinematográfica. Sin embargo, entre Pizzagate seguro acaecerá.