Como todas las opciones están sobre la mesa, es bueno recordar una de ellas. La tenaza: reavivar conflictos políticos o territoriales en la fachada occidental y oriental de la República Bolivariana de Venezuela y, eventualmente, activar agresiones de carácter militar o paramilitar.
Actualmente, se eleva el conflicto territorial con la República Cooperativa de Guyana en cuanto a nuestra indiscutible soberanía sobre el territorio Esequibo, asunto sobre el cual vemos movimientos írritos que configuran una amenaza directa a la seguridad nacional de nuestro país.
Guyana pretende revivir el laudo de 1899, que le coloca de nueva cuenta como colonia de Reino Unido, para hacerse por la fuerza de un territorio cuya disputa jurídica se encuentra actualmente basada en el Acuerdo de Ginebra de 1966.
Para ello, se valen de una demanda unilateral ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que no tiene ni fuero jurídico para actuar en dicho caso y viola elementos procedimentales. ¿Por qué sucede esto en instantes donde Venezuela libra, como todo el mundo, una batalla contra la pandemia del covid-19 al tiempo de sostener su soberanía y autodeterminación?
Resulta claro que, al tiempo de la preparación de mercenarios en territorio de la República de Colombia, se activan mecanismos de provocación y agresión contra Venezuela en nuestra fachada oriental, teniendo como peón al gobierno de Guyana y actuando tras bastidores a la nefasta alianza de los gobiernos de EE.UU y Reino Unido quienes anhelan un cambio violento de régimen político en nuestras tierras.
Siendo así, es clara la determinación de Venezuela de volver sobre sus pasos para recordar que el único elemento jurídico, diplomático y político válido, interna e internacionalmente, para accionar en una resolución viable sobre el tema del Esequibo, parte del Acuerdo de Ginebra de 1966. En tal sentido y respaldando los esfuerzos de la Comisión de la República Bolivariana de Venezuela para dar viabilidad política a una solución que proteja nuestra soberanía sobre el Esequibo, es necesario tener dos elementos como advertencia.
No es de extrañar que el Gobierno de Colombia procure, en una acción nada casual, reavivar el conflicto territorial sobre el golfo de Venezuela a través de algún falso positivo.
Tampoco debemos olvidar como el denominado “Grupo de Lima”, apéndice de EE.UU, pretendió mediante un acuerdo obligar a nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a no ejercer ninguna acción de soberanía sobre mar territorial venezolano, con ocasión de la expulsión realizada por nuestra Armada Bolivariana del buque explorador de la Exxon Mobil, afirmando que el mismo realizaba labores de exploración en mar territorial de Guyana. Entonces, es previsible que cualquier maniobra futura procuré ir más allá del Diferendo sobre el Esequibo.
Como en política la casualidad no existe, la tenaza está en el fogón y nosotros muy atentos, ya que estas maniobras tiene que ver con la agresión multiforme que se lleva a cabo contra nuestra nación. Pensar de otro modo es, cuando menos, ingenuo.
CUATRO F/ Walter Ortiz /IM