Todos los caminos para llegar al desarrollo pasan por la mejora de la educación de la población. Este factor condiciona todo lo demás: el buen funcionamiento de los servicios públicos (agua potable, aguas servidas, transporte subterráneo, superficial, aéreo, marítimo; electricidad, telefonía, internet), el mantenimiento de toda clase de infraestructura; la existencia de un sistema de salud pública de calidad, la producción y acceso a alimentación de calidad; la seguridad ciudadana y hasta la soberanía nacional. Y a pesar de que la lista es larga, seguro estoy de que se me escapan otros elementos.
Pero mejor vayamos al tema que se anuncia en el título. Si bien lo que se afirma arriba es así, es aún más cierto que es la Educación Técnica y Profesional un subsistema (que por cierto no existe aún en Venezuela) que en naciones como Alemania, Suiza, explican en buena parte el avance industrial, la creación de innovaciones y técnicas, en paralelo con bajas tasas de desempleo juvenil, como es el caso de México en América Latina.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Educación Técnica Profesional, es aquella que apunta a la creación de competencias para el trabajo y la vida, es la rama de la educación que vincula el aprendizaje con un mundo laboral sometido a una constante y rápida evolución. “La enseñanza y la formación técnica y profesional (EFTP )ayudan a jóvenes y adultos a adquirir las capacidades, los conocimientos, los valores y las actitudes que necesitan para encontrar un trabajo decente y contribuir a la construcción de un mundo pacífico, sano, justo y sostenible. La EFTP contribuye a alcanzar las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible de “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.
La urgencia de tomar en serio este asunto en Venezuela se hace evidente cuando se constata el impacto que la guerra económica y el bloqueo ordenado por Estados Unidos y secundado servilmente por la Unión Europea y países como Canadá, Japón y Australia, ha ocasionado graves perjuicios en el sector productivo nacional.
El rescate de nuestra pequeña y mediana industria, por ejemplo, no solamente requiere de inversiones en capital, pues para lograr su despegue prela la incorporación de personal capacitado para el trabajo. Y la formación de estas personas —casi que para ya y para el futuro inmediato— pasa por la incorporación de la EFTP en el sistema educativo venezolano.