Voy a referirme rápidamente a estos artistas famosos que se han dado a la tarea en estos últimos días, de hablar de Venezuela a kilómetros de distancia. Trataré de ser justo y no meter a todos en el mismo saco que podríamos meter a Nacho. No soy famoso ni quiero serlo, no sigo la farándula porque realmente no me interesa, pero respeto a quien lo hace. Los invito a que no se aprovechen de su fama y de la farándula para emitir comentarios irresponsables, desde su bohémica concepción del mundo separada de la realidad no solo por la geografía, sino también por sus cosmovisiones de vida. Quiero seguir pensando que René no anda en esta misma onda de la pequeña burguesía artística farandulera.
Dudamel y su catalejo
Dudamel, me disculpas al tratarte de tú, su excelencia de la música clásica que deleita a los oídos más sublimes de la clase aristocrática. Sabía que tarde o temprano terminarías seducido por las mieles del confort y de los lujos de esos hoteles de muchas estrellas que gracias a tu talento, pero sobre todo a la revolución, tuviste la oportunidad de visitar. Yo no creo ya en confusiones ni dudas a estas alturas, por más cercenada que sea la información en EE.UU. por las redes sociales además de las patrañas que circulan en contra de nuestra patria, también han rodado infinidades de imágenes, videos y artículos de la violencia de la derecha fascista por la que tu abogas, quines fueron los que realmente mataron a tu colega, quienes quieren seguir matando y generando caos, violencia y terror en contra de la voluntad de la mayoría de los venezolanos.
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A pesar de eso, a ti te dio por condenar y “hacer un llamado” al Presidente Nicolás Maduro y al Gobierno Nacional para que cese la violencia y la represión. Seguramente degustando una copa de vino que cuesta unos tantos miles de euros, de la casa Borgoña, desde tu modesta casita en Los Ángeles miraste con tu catalejo a “un pueblo desatendido, sofocado, desesperado aclamando sus derechos de bienestar”. Pero no miraste bien, miraste desde tu acomodada vida burguesa y desde tu concepción nueva de clase, te adentraste como artista “que le gusta la buena comida y el buen vino”, desde el podio con tu batuta, abrazando el Grammy, y se te ocurrió escribir semejante estupidez.
Si no eres cómplice, en el mejor de los casos eres un irresponsable. ¿Por qué desconoces al otro sector que también legítimamente apoya a Maduro y al gobierno bolivariano?, quiénes votamos y elegimos en casi 20 oportunidades en 19 años por el modelo de la revolución bolivariana que defenderemos hasta la muerte, nosotros también somos una gran parte de los venezolanos que habitamos en este país convulsionado por el fascismo que tu hoy oxigenas con tus comentarios irresponsables. Además somos los que hemos puesto más muertos en estos recientes hechos. Bolivarianos que bastante aplaudieron tus conciertos, quienes no tenían acceso a las “bellas artes”, quienes les negaban la entrada al Teatro Teresa Carreño, los que verdaderamente estaban como dices tú al referirte a los otros: “desatendidos, sofocados, desesperados aclamando sus derechos de bienestar”, quienes gracias a la revolución bolivariana cuentan con “las herramientas para forjar su porvenir: instrumentos musicales, pinceles, libros; en fin, los más altos valores del espíritu humano: el bien, la verdad y la belleza”. Si no fuera por eso estaríamos en una guerra civil. La guerra fratricida que promueve el sector que tú reconoces como democrático, que también te atacó cuando te acercaste a Chávez, que promovió el odio en tu contra. Ese sector fascista que quiere erradicar al pueblo chavista que en algún momento te consideró parte de la Generación de Oro. Entonces, ¿tu catalejo no permite ver de qué lado realmente está la violencia?
Lenin Ascanio