Este sábado 17, más de 100 ciudades venezolanas fueron testigos de manifestaciones de alegría y de victoria. El Pueblo salió a celebrar el contundente triunfo del presidente Nicolás Maduro en la elección del 28 de julio, y la fulminante derrota del intento de golpe de Estado. La conciencia democrática de una ciudadanía que no se doblega, impuso la paz y la tranquilidad.
El Pueblo le propinó a la derecha tres nocauts en un mismo día:
Los primeros que sucumbieron fueron los “influencers” (influentes) mayameros, que se creen los dueños del mundo.
El otro que quedó vuelto nada fue el excandidato Edmundo González Urrutia, no da la cara, anda escondido; el sábado dejó embarcados a los pocos seguidores que se juntaron en la plaza de un supermercado en la avenida Francisco de Miranda, concentración a la que él convocó. ¿Qué pensará la gente que votó por él?
Y el tercer nocaut fue el desinfle de la señora María Machado. Hasta el mamarracho de Juan Guaidó duró un poco más y eso no es ninguna casualidad: quien engaña una y otra vez, quien convoca a la violencia y al golpe de Estado, —como lo hizo el lunes 5 de agosto—, está destinada al fracaso. La vocera de la ultraderecha batió el récord en fracasos, nadie ha fracasado tanto y tantas veces.
La farsa de los fascistas se les cayó, cuando el excandidato González Urrutia no se presentó ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), fue evidente que no tenía nada que mostrar, y que sus acusaciones de fraude son una patraña. Esos delitos no han de quedar impunes.
En unos días el Tribunal Supremo se pronunciará, es hora de pasar la página, y unir todos los esfuerzos de la nación en la profundización de la democracia y la recuperación de la economía.