Por: Beatriz Rondón
En Venezuela estamos luchando para trazar el paisaje contrafascista y decolonial cognitivo. Ya tenemos las contraseñas para saber cómo percibir y actuar de acuerdo a la información que recibimos.
Crear un paisaje cultural decolonial que permita arraigar nuestra identidad y soberanía, repensar radicalmente la forma en que percibimos y actuamos en el mundo, para construir un nuevo mapa, una nueva geopolítica de la imaginación que permita descolonizar nuestras mentes y nuestros territorios, es clave de la resiliencia liberadora y antifascista.
La manera en que percibimos el mundo no es neutral; está moldeada por siglos de colonialismo, de discursos hegemónicos que han impuesto una visión única de la realidad. La información que recibimos, los medios de comunicación, las instituciones educativas y las redes sociales; todos ellos contribuyen a construir un paisaje mental que a menudo nos aleja de nuestras raíces y nos somete a lógicas de dominación.
El fascismo, en todas sus formas, se alimenta de esta percepción fragmentada y distorsionada. Manipula nuestros miedos, nuestros prejuicios, y nos enfrenta unos contra otros. Para combatirlo, necesitamos desarrollar una nueva forma de ver el mundo que nos permita reconocer las conexiones entre las diferentes luchas y construir alianzas solidarias para identificarnos.
Este paisaje debe ser un espacio de encuentro donde podamos recuperar nuestras memorias, nuestras tradiciones. Un espacio donde podamos construir una nueva narrativa, reconocernos como sujetos políticos y culturales; un espacio dinámico y participativo: expresión de todas las voces, la diversidad de saberes y la experimentación de nuevas formas de hacer comunidad; un espacio donde podamos aprender unos de otros, arraigar nuestra identidad y nuestra soberanía; que reafirme nuestro derecho a existir en el mundo tal como somos, con nuestras propias historias y nuestras propias culturas.
Estamos diciendo que no aceptamos más la imposición de modelos de desarrollo que destruyan nuestros territorios y nuestros modos de vida.