Ha quedado demostrado dramáticamente en la última década de agresiones y bloqueos imperiales, que la preservación de la paz y el orden internos es vital para poder dedicarnos al desarrollo económico
El pasado 15 de enero, el presidente Nicolás Maduro dio a conocer las líneas programáticas de la Revolución Bolivariana para el próximo sexenio. Las definió como las 7 Transformaciones y subrayó que se trata de una estrategia, que se deprende de la visión estratégica del comandante Chávez, y responde plenamente a su legado expresado en el Plan de la Patria.
En relación a la 1ra. Trasformación, quisiéramos resaltar cuatro elementos de esencial importancia en el marco de los cambios radicales que plantea la Revolución Bolivariana.
El desarrollo de las fuerzas productivas y la industrialización.
Por una parte, tenemos la necesidad de desarrollar la economía, es decir, las bases materiales de la sociedad. En razón de diversos motivos, esto es vital para cualquier proyecto de nación. Por una parte, sin desarrollo económico no hay progreso material de la sociedad. Aunque no se trata del único aspecto del desarrollo, es indiscutiblemente de crucial significado. Del despliegue de las fuerzas productivas depende el bienestar de la población, la posibilidad de brindar prosperidad y justicia social al pueblo. Pero no es solo eso, también aspectos tan relevantes como la defensa de la patria y la concreción de la independencia nacional se sustentan en el desarrollo productivo nacional.
En ese contexto, hay que resaltar el papel de la industrialización, como lo hiciera en su momento el comandante Chávez. Podemos decir, sin ningún temor a equivocarnos, que el eje central de la estrategia económica en la transición al socialismo es la industrialización. De su avance dependerá la productividad del país, la capacidad de generar bienestar, de defendernos frente a los ataques imperialistas y de conquistar la independencia. La industrialización es la que nos va a conducir a la diversificación productiva y exportadora, a la modernización económica, a la soberanía alimentaria, a convertirnos en una potencia emergente.
La Economía Política y el Socialismo
Asimismo, tenemos que atender al marco social y político de ese desarrollo. ¿Desarrollo para qué? ¿para quién? ¿en función de qué intereses? ¿bajo la dirección de qué fuerza política y de cuál clase social? Esos son aspectos determinantes que debemos responder en sintonía con nuestro propósito de transitar al socialismo.
Desde la perspectiva de la economía política, esto significa abordar el desarrollo económico con una clara definición ideológica y de manera integrada con los factores políticos, sociales, militares, institucionales, culturales, internacionales, ambientales, entre otros.
Las Transformaciones que nos estamos planteando construyen las bases para transitar al socialismo. Se trata del proyecto histórico de la clase obrera y de todo el pueblo trabajador. Siendo esto así, no nos podemos conformar en esta Transformación con la enumeración de los importantísimos avances alcanzados bajo durísimas condiciones del bloqueo económico en materia de producción, inflación, finanzas públicas, tasa de cambio, etc. El análisis debe trascender esta narrativa y llegar a los cambios cruciales de las estructuras socioeconómicas de la nación.
En ese orden de ideas, el debate de esta 1ra. Transformación debe apuntar, por ejemplo, a la necesidad de construir un Estado revolucionario capaz de propulsar el desarrollo productivo; fortalecer el papel creciente de los trabajadores, por cierto, no solo en el ámbito económico; robustecer el ejercicio del poder por parte del pueblo organizado; definir el rol del mercado y la planificación como mecanismos de regulación económica; establecer las relaciones entre las diferentes clases sociales; establecer parámetros de justicia en la distribución del ingreso; avanzar en un desarrollo de independencia frente a los centros de poder imperialistas; desplegar una economía mixta con las responsabilidades claramente distribuidas entre cada una de las clases sociales; entre muchos otros.
La 1ra. Transformación será realmente exitosa, porque estaremos en capacidad de desplegar las fuerzas productivas en el marco de los grandes cambios correspondientes a las relaciones de producción en la fase actual de la transición socialista del país, siempre atendiendo a nuestras condiciones históricas concretas. Esto significa que el progreso material estará acompañado de cambios políticos y socioeconómicos profundos, que establecerán las bases del socialismo como parte de un proceso histórico largo y complejo.
La visión integral de las Transformaciones
Como hemos sugerido en párrafos anteriores, debemos recordar igualmente, que el desarrollo de la economía depende en elevadísimo grado de las condiciones políticas internas, de las relaciones sociales y del entono internacional, por solo mencionar tres factores.
Ha quedado demostrado dramáticamente en la última década de agresiones y bloqueos imperiales, que la preservación de la paz y el orden internos es vital para poder dedicarnos al desarrollo económico. En condiciones de inestabilidad, conflictos y violencia política interna, será casi imposible avanzar en las tareas económicas. La recuperación productiva, a su vez, contribuye determinantemente a la paz interna, especialmente por la vía de la creación de riqueza y como fuente de bienestar para el pueblo.
Hay que recordar que el sistema de bienestar del gobierno socialista fue destruido por el brutal bloqueo económico que, provocando malestar social, pretendía ocasionar una insurrección popular y el derrocamiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Avanzar en lo productivo y en la estabilidad macroeconómica, con o sin bloqueo yanqui, es decisivo para darle bienestar a nuestro pueblo, lo que además de ser parte de las grandes reivindicaciones históricas de las masas populares, también redundará positivamente en la tranquilidad y sosiego internos.
Finalmente, tenemos que resaltar la enorme importancia de la independencia nacional para avanzar en esta 1ra. Transformación. En el Plan de la Patria, la condición indispensable para el desarrollo del proyecto socialista es la independencia. Lo mismo podemos decir de la visión bolivariana en la lucha contra el colonialismo español. No habrá posibilidad alguna de consolidar la libertad alcanzada ni el progreso de los pueblos en condiciones de dependencia.
Imperialismo, integración regional y nuevo orden mundial
El imperialismo ha desatado un ataque feroz contra la patria, precisamente para impedir que logremos ese objetivo de la liberación nacional. En eso ha fracasado, pero ha dejado un saldo de destrucción terrible que, a pesar de todo, terminaremos de superar.
Esto revela múltiples relaciones para nuestro planteamiento de la 1ra. Transformación. La dependencia, que todavía no hemos podido suprimir, especialmente, en el ámbito de la economía, constituye una enorme limitación para las posibilidades de desarrollo nacional.
Nuestra vulnerabilidad a los ataques externos todavía es muy grande.
Esto reclama la aceleración del desarrollo interno, que irá cerrando esa brecha y nos fortalecerá frente a ellos; pero para eso debemos seguir avanzando en la lucha por la independencia. Si la independencia constituye una condición para el desarrollo, este último suprimirá las cadenas de la dependencia neocolonial ancladas desde hace siglos en contra de nuestros intereses y voluntad.
Este tema pone al escenario internacional, en el que se mueve nuestro país, en un sito de particular relevancia. Por una parte, como lo enseñaron el Libertador y el comandante Chávez en cada una de sus épocas, no habrá desarrollo de las naciones latinoamericanas y caribeñas si no se unen en contra de las fuerzas del saqueo y dominación yanqui.
Por otra parte, para poder insertarnos en la dinámica mundial, además de unirnos regionalmente, debemos establecer una estrategia para contribuir a sepultar el actual orden mundial político, diplomático, militar, institucional; pero, fundamentalmente, económico. Un país pequeño y atrasado económicamente, como el nuestro, no podrá surgir como nación potencia luchando solo frente a poderes imperiales tan poderosos, como los que aún imperan en el planeta. Vamos a resistir frente a sus ataques y los vamos a derrotar, eso es seguro, pero el progreso y el desarrollo serán retos casi utópicos.
En tal sentido, un nuevo orden mundial se encuentra en proceso de consolidación. Tiene en el eje Rusia-China su punta de lanza, que motoriza el accionar de ese portentoso polo de poder global que son los BRICS, en proceso de expansión. Esta fuerza comienza conducir al mundo sobre la base del respeto a la autodeterminación de los pueblos, de la cooperación, del intercambio económico con ganancias para ambas partes sin importar el desarrollo y el tamaño de las naciones. Esto permitirá el desarrollo de las naciones atrasadas en un sistema antagónico a la dominación y explotación del mundo por parte del imperialismo estadounidense.