Por: Redacción LaTabla
Exclusivo para Cuatro F
El asalto sobre Monómeros tuvo como principal operador al “empresario” Guillermo Rodriguez Laprea, quien luego de presentarse con una propuesta para tercerizar las actividades comerciales terminó siendo el último gerente general de la petroquímica durante el “gobierno de fantasía” de Guaidó.
El opaco personaje llegó recomendado por una carta de Carlos Rodriguez Siso, enviada directamente a la presidenta de la junta directiva, Carmen Elisa Hernández, que proponía un negocio que inicialmente fue aprobado sin objeción. Al estallar el escándalo el contrato con la compañía Lion Street fue revocado.
El dato del patrón de Rodríguez Laprea (lo expuso el diario El Tiempo en noviembre de 2021) no ha recibido mayor atención a pesar de su extenso y público desempeño.
Los hermanos Rodríguez Siso (Miguel, Carlos, Ricardo y John) son los hijos varones de un terrateniente tabacalero del sur de Guárico y ministro de Agricultura de Rómulo Betancourt. Aunque era copeyano, Miguel Cornelio Rodriguez Viso, ocupó la posición en una alianza del tipo “uno para tí y uno para mí”.
Posiblemente los hermanos aprendieron con el padre las ventajas de entenderse con todos, siempre que facilitaran sus negocios. Así desde finales de los ´80 con Miguel Eduardo al frente comenzaron a hacer publicidad audiovisual: es decir, para televisión y cine pues faltaban años para la llegada de la web.
Desde 1988, cuando asesoraron a Eduardo Fernández (derrotado por CAP, que se impuso para aplicar un “paquete económico” que marcó el comienzo del fin de la 4ta. República) las creaciones de los Rodríguez destacaron (sin duda) pero no eran cosa de otro mundo.
Será en la primera década del siglo 21 cuando brillaron en una interminable campaña política que superaba los electoral, pues se trataba de liquidar la preferencia popular por la Revolución Bolivariana y su líder, el Comandante Chávez.
En 2001 y 2002 destacaron dos producciones musicales de alta factura artística y técnica. Una, con motivo del (auto?) atentado de las Torres Gemelas, en septiembre de 2001, que puso a cantar a los más populares intérpretes y músicos una azucarada melodía que se convirtió en el himno de la primera fase del golpe petrolero. “Canto por la vida”, con el estribillo “es un canto por la libertad”, aprovechó el horror para mostrar en una sola voz a Gualberto Ibarreto, Oscar D´León, Montaner, Guillermo Dávila, Soledad Bravo y hasta Cecilia Todd. Frases como “decimos que no a la violencia” se proyectaban con fotos de soldados venezolanos.
Pero si aquella fue buena, la de abril de 2002, empujó o justificó el golpe del 11A. Eran los hermanos Servando y Florentino Primera, cantando una supuesta carta del Libertador, en la que cuestionaba la división que habría generado el chavismo y desconocía su carácter bolivariano. Proclamaba su decisión de volver a luchar y dar su vida por la libertad.
Luego de la derrota del sabotaje petrolero en enero de 2003, los hermanos Rodriguez Siso se inventaron otra para lavarle la cara a los canales de televisión y a sus artistas y figuras, cuyo prestigio se había erosionado por su acción golpista. De allí surgió un proyecto para dar atención a niños en situación de calle. Con el nombre “La Colmena de la Vida”, la iniciativa arrancó con sedes en Guarenas y en El Hatillo, y con una alta proyección gracias a un espectáculo sabatino que unificaba las pantallas y los artistas de todos los canales de televisión nacional.
Lo llamaron Telecorazón y su objetivo era recaudar fondos para financiar la obra de caridad. Se realizó anualmente de 2003 a 2008, pero la atención a los niños terminó con denuncias de maltratos, negligencia y apropiación fraudulenta de los recursos.
En ese período sus compañías, AIP Asesores de Imagen Pública y Prosivisión (producción audiovisual) participaron en la campaña de Manuel Rosales para la elección presidencial de 2006, así como en campañas de gobernadores y alcaldes.
Luego de una década fuera del país, en la que dicen haber consolidado una organización global (Public Integtrated Comunications PIC) con sedes en Latinoamérica, Florida y España, los Rodríguez Siso parecen haber regresado a Caracas. No vienen por el negocio del mercadeo politico sino por otros más tangibles.
Un hallazgo de LaTabla, a partir de datos en sus sitios web, indica que ya está operando en la Torre Tamanaco de Las Mercedes una entidad para asesorar a inversionistas que buscan alianzas. CABA Corporation ofrece sus servicios para promover negocios en áreas tan disimiles como petróleo y gas, alimentos frescos y distribución de vinos y productos gourmet.
Aunque no dudamos de su capacidad empresarial llama la atención que estén usando para el nuevo emprendimiento (CABA) el mismo número telefónico de la oficina de la compañía de medios y publicidad (PIC) en la capital venezolana. Además, el titubeo de quien responde el teléfono (no parece una recepcionista profesional) al atender las preguntas de un eventual inversionista no causa la mejor impresión. ¿Vienen realmente por negocios? Veremos.