El intento de golpe de Estado en Bolivia fracasó en pocas horas, la posición firme del presidente Luis Arce enfrenta al general sedicioso, y el inmediato llamado de Evo Morales a huelga general y a la movilización del pueblo, fueron determinantes para conjurar la acción de los facciosos.
El Presidente Nicolás Maduro se declaró en emergencia y se pronunció de inmediato para condenar a los fascistas y dar todo el apoyo al Presidente Arce y a la democracia boliviana; de igual manera expresaron su enérgica condena los presidentes latinoamericanos.
La oposición de derecha, al observar que el General Zúñiga, quien lideró la toma de la Plaza Murillo, justo al frente de la Gran Casa del Pueblo; como se denomina en La Paz a la sede del ejecutivo, se deslindaron de la intentona.
A los golpistas el plan les salió mal, no pasó lo de noviembre del 19, cuando todo el ejército se alineó y formaron gobierno con una senadora que ahora está en la cárcel, aún así, la fortaleza del movimiento campesino ─indígena y obrero─ lograron la convocatoria a elección en el 2020, que las ganó el MAS-IPSP, la más importante fuerza política de Bolivia en la que ahora anida una crisis que no termina de resolverse.
La disputa en el MAS dejó de ser una controversia interna para convertirse en un asunto de Estado, que pone en vilo a la Revolución Democrática y Cultural; y no cabe duda que esa fisura en el MAS está siendo aprovechada por la derecha, que está al acecho y que no pierde ocasión para develar lo que son: fascistas.
La experiencia histórica latinoamericana enseña que al fascismo se le derrota con el pueblo en la calle y la actuación inmediata de las instituciones de la democracia; a lo que hay que agregar que la unidad de las fuerzas populares es decisiva, no solo para derrotar un golpe de Estado, como fue el caso de este miércoles 26 en Bolivia; sino, también, para evitar que el fascismo se imponga.
!Viva la democracia!
!Viva Bolivia!