Por: Jesús Faría
El presidente Nicolás Maduro ha anunciado la apertura de la frontera para una fecha próxima, con lo cual también se restablecerán las relaciones comerciales.
Esta apertura tendrá lugar en presencia de los agudos daños ocasionados por la agresión económica imperialista a nuestro aparato productivo; aunque, ciertamente, se produce en condiciones de recuperación productiva interna.
En relación a ello, hay que considerar que es imposible adoptar medidas absolutamente favorables para el país; dadas las dificilísimas condiciones en las que nos encontramos, por una parte. Adicionalmente, si contrastamos los efectos negativos con los positivos, el balance definitivo es ampliamente favorable para el país.
Así tenemos que, por una parte, la apertura representa una importante oxigenación de una economía agredida con el propósito de ser estrangulada. Se abren fuentes de insumo para la producción nacional, mercados para nuestros productos, etc.
Asimismo, desde el punto de vista político, representa una gran victoria geopolítica de la revolución bolivariana y de las fuerzas progresistas en Colombia, que desafían el bloqueo asfixiante que se mantiene intacto por parte de Washington.
Con seguridad, la postura de los EEUU ante esta nueva situación binacional; es el resultado de la derrota de la política de bloqueo imperial y de la crisis mundial que avanza como resultado de las aventuras imperialistas de la OTAN en Ucrania.
Un elemento muy positivo es que, con la apertura, se formalizará la actividad comercial en un territorio donde se realiza una intensa actividad de contrabando. Este paso será de beneficios para los ingresos fiscales y para la planificación futura del desarrollo económico en la frontera.
En ese contexto, la decisión de abrir la frontera binacional debe estar acompañado de un plan que contemple la viabilidad de estas relaciones comerciales y económicas en general, para lo cual se deben negociar acuerdos comerciales y económicos entre nuestras naciones para garantizar equilibrios que hagan viable en el mediano y largo plazo las relaciones comerciales binacionales; caracterizadas por un intercambio comercial históricamente deficitario para nuestro país.
Debemos pensar igualmente en el fortalecimiento de nuestro aparato productivo nacional; especialmente en el territorio fronterizo. Ahí se encuentra ubicada la zona industrial de Ureña, estado Táchira, con una importante capacidad industrial. Como en todos los países, donde existen Zonas Económicas Especiales, en esta frontera también se deben desplegar estos proyectos de desarrollo industrial y de las capacidades exportadoras nacionales.
Finamente, estos pasos son cruciales para el desarrollo de unas relaciones binacionales basadas en el respeto, la cooperación y la hermandad, aspecto vital para el desarrollo de ambas naciones. Se trata de una gran victoria de la integración bolivariana y una contundente derrota a las fuerzas del imperialismo, promotoras de la injerencia y la guerra.