El 25 de enero de 1968 Raúl Leoni declaró muchos bosques tropicales húmedos como reservas forestales. Por este instrumento al norte del Orinoco: Turén, San Camilo, Río Tocuyo, Ticoporo, Socopó y Caparo llegaron las transnacionales madereras que dejaron a pueblos y caseríos como las “Casas muertas” de Miguel Otero Silva. Los campesinos que intentaron defender sus tierras fueron masacrados por las bandas paramilitares de Acción Democrática. Al sur del Orinoco las reservas forestales de Imataca, Paragua, Sipapo y Caura ponían en peligro su valor hidrográfico y alta biodiversidad, a causa de la minería ilegal, la cacería indiscriminada, el comercio ilícito de especies amenazadas y el ultraje contracultural de las nuevas tribus.
El 22 de marzo de 2017, el presidente Nicolás Maduro, celebró por todo lo alto el Día Mundial del Agua. Cónsono con el 5to objetivo de la Patria, decretó que el Caura es ahora Parque Nacional. No es cualquier cosa, su extensión de 7 millones 533 mil hectáreas, equivalente al tamaño de Panamá, lo convierte en el parque nacional de selva más grande del mundo.
El 5 de junio de 2008, en celebración del Día Mundial del Ambiente, el presidente Chávez anunció al país una de las leyes habilitantes que tanto escozor le produce a los sectores opositores, el Decreto N° 6070 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Bosques y Gestión Forestal. En el año 2010, el comandante Chávez instaura el Plan Caura para proteger esta selva virgen de los delitos ambientales, entre estos la minería ilegal, la deforestación y la contaminación de los ríos por el uso de mercurio, mineral utilizado para extraer oro. En la cuenca del Caura viven cerca de 10 mil venezolanos de los pueblos Yekuana, Sanema, Joti y Jibi.
Apenas en el primer mes de esta acción de defensa nacional, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana decomisó más de 400 motobombas y más de 100 kilómetros de manguera de 6 pulgadas; desmanteló un campamento de 800 personas en el cual operaban 14 burdeles, alrededor del cual se contaba un promedio de 30 muertes semanales en pleitos a machete; e incautó un video promocional que exaltaba las condiciones de vida del minero para captar mano de obra en Brasil. Es importante saber que el consumo de agua y pescados con metilmercurio, que es el mercurio absorbido por la vegetación y la fauna, produce en los seres humanos disturbios psicológicos, problemas auditivos y motores, y pérdida de la visión. Según la Organización Mundial para la Salud la cantidad permisible de mercurio en el cuerpo humano es de 2 miligramos por kilo.
Los diez parques nacionales de mayor superficie a nivel mundial son: (1) Parque Nacional Noreste de Groenlandia (Dinamarca, 97 millones 200 mil hectáreas); (2) Parque Nacional Caura (Venezuela, 7 millones 533 mil hectáreas); (3) Parque Nacional Wrangler-San Elías (Estados Unidos, 5 millones 332 mil 100 has); (4) Parque Nacional Búfalo de los Bosques (Canadá, 4 millones 480 mil 700 has); (5) Parque Nacional Puertas del Ártico (Estados Unidos, 3 millones 946 mil has); (6) Parque Nacional Parima-Tapirapeco (Venezuela, 3 millones 900 mil has); (7) Parque Nacional de las Montañas de Tumucumaque (Brasil, 3 millones 887 mil 500 has); (8) Parque Nacional Kgalagadi (Botsuana y Sudáfrica, 3 millones 800 mil has); (9) Parque Nacional Quttinirpaaq (Canadá, 3 millones 777 mil has 500); y (10) Parque Nacional Salonga (República Democrática del Congo, 3 millones 600 mil has).
El presidente Maduro con este decreto pasa a ser la personalidad ambientalista más importante del mundo porque salva la cultura ancestral de los pueblos que allí conviven con la Pachamama, salva a las tortugas Arrau y Terecay y el Caimán del Orinoco, salva sus árboles, sus flores, por ende, enaltece los poderes creadores del pueblo. Todo esto porque, como hijo del presidente Chávez, hace lo imposible para: “preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana”.
Nunca olvidaré aquel día en que Leonor Fuguet, la ecoguerrillera de la revolución, se acercó al Fondo Editorial Ipasme para asignarme una tarea revolucionaria: elaborar y reproducir un afiche para la marcha del Día Mundial del Ambiente con el que apoyábamos el Plan Caura. Desde ese día soy ambientalista. Leonor venía luchando desde 2007 para cambiar la figura de Reserva Forestal del Caura a la de Parque Nacional junto a un grupo de ambientalistas y de hermanos originarios, que sabían de la importancia ecológica, estratégica y cultural que significaba proteger esta vasta región megadiversa de quienes padecen una terrible enfermedad: “una sed insaciable de riqueza”.
Alí Ramón Rojas Olaya