La semana pasada se realizó en Moscú la 1ª Conferencia Interparlamentaria Rusia – América Latina, la cual contó en su sesión inaugural con la participación del presidente ruso, Vladimir Putin, quien se refirió en términos muy respetuosos y elocuentes al Libertador Simón Bolívar; destacando sus luchas por la libertad.
Esa conferencia, además de revelar el interés de Rusia por nuestra región, pone en evidencia el fracaso estrepitoso de la diplomacia de las potencias occidentales en el esfuerzo de aislar a Rusia del escenario internacional. Ni la más descarada presión ejercida por los EEUU y sus satélites, ni la inclemente propagada antirrusa han logrado fracturar los sólidos vínculos políticos y económicos; construidos, especialmente, en las dos últimas décadas entre Rusia y nuestra región.
Las relaciones del imperialismo yanqui hacia América Latina
En diciembre de este año se cumplen 200 años del establecimiento de la Doctrina Monroe, fundamento teórico para el expansionismo del imperialismo yanqui en la región latinoamericana y caribeña. Ni una sola nación de nuestra región escapó de sus crímenes y agresiones; del saqueo de nuestros recursos.
Estas relaciones, basadas en la más despreciable explotación y sometimiento, han determinado el atraso en el desarrollo de nuestros países y el embobecimiento de nuestros pueblos. Esta terrible injusticia ha despertado en el presente siglo, como nunca antes, la voluntad política en nuestros pueblos de zafarse de esas perniciosas cadenas de dependencia. En nuestra región ha surgido una potente fuerza política y social que pugna con avances importantes por su independencia, por su desarrollo pleno; que piensa en el bienestar de sus pueblos.
De acuerdo a la Doctrina Monroe, y sus adecuaciones a las diversas coyunturas históricas, los poderes fácticos del imperio del norte se encuentran plenamente facultados para impedir con brutales ataques el desarrollo de estos procesos independentistas; que atentan contra sus planes de saqueo, sus privilegios e intereses, tal como lo presagió el Libertador.
Esto implica que la lucha por el desarrollo y la prosperidad de los pueblos debe estar acompañada por una estrategia de liberación nacional para sepultar el yugo neocolonial.
Asimismo, en un mundo globalizado como el actual, donde campea la voracidad insaciable de las transnacionales y el expansionismo de los Estados imperialistas; es un imperativo establecer alianzas regionales e internacionales en general. Esa era precisamente la visión del Libertador cuando sostenía la necesidad de la unidad de las nuevas repúblicas soberanas, y el establecimiento de polos de poder para el equilibrio del mundo. El comandante Chávez adaptó esa tesis bolivariana al s. XXI en el marco del mundo multipolar.
El actual orden mundial de hegemonía yanqui en decadencia
El actual orden mundial tiene como característica fundamental la hegemonía del imperialismo yanqui, en torno al cual se nuclean sus naciones satélites. Esta constelación surge de la trágica disolución de la Unión Soviética a comienzo de los 90; hecho que generó un desequilibrio tremendo en las relaciones internacionales a favor de la política de expansión y conquista imperialista.
Este proceso coincidió con la profundización acelerada de las políticas neoliberales a nivel global; con las transnacionales tragándose las riquezas del planeta y exacerbando hasta el extremo los niveles de desigualdad en lo social y en los niveles de desarrollo de las naciones.
Ese sistema de hegemonía unipolar se ha ido agotando como resultado de un conjunto de tendencias históricas. Por una parte, tenemos el sistemático declive de las potencias occidentales, su pérdida de vitalidad económica, el parasitismo de esos sistemas, las desigualdades y fragilidades sociales, la descomposición moral de los imperios, la ineficiencia de los sistemas políticos para mantener la estabilidad interna, y la parálisis de una masa enajenada.
Por otra parte, se evidencia el auge de nuevas potencias económicas (China y Rusia son la 1ª y la 5ª economía del planeta; respectivamente). La fortaleza política de los líderes de esas naciones en lo interno e internacional. Esas fortalezas, aunadas a la coherencia de sus propuestas para un mundo justo, han despertado la simpatía e interés de la inmensa mayoría de las naciones.
Rusia y el nuevo orden mundial
Un nuevo orden mundial se encuentra en proceso de gestación y consolidación progresiva. Las naciones que dirigían el destino de la humanidad en el pasado son cada vez menos capaces de imponer sus intereses, por lo cual se ven obligadas a usar con mayor frecuencia y crueldad métodos de guerra, agresión y presión. Por otra parte, un grupo de naciones de creciente poder resisten, cada vez con mayor fuerza, los desmanes y tropelías imperiales; y son capaces de imponer su visión de un mundo justo
Esas propuestas de un mundo organizado sobre la base de la cooperación, el respeto a las leyes y a la autodeterminación de las naciones; del fortalecimiento de la multipolaridad, de la justicia como principio fundamental de las acciones y decisiones en la política internacional; gana mucha fuerza de la mano de esas nuevas potencias, al frente de las cuales se pone Rusia y su presidente Vladimir Putin.
Asumiendo la tradición de la política internacional de la URSS, Rusia se pone al frente de la reestructuración más profunda de las normas de convivencia en el planeta; en lo político, diplomático, económico, militar.
Su protagonismo creciente en el desarrollo de los BRICS, en la ONU, en las relaciones con el Sur Global basadas en la cooperación económica y científico-técnica; en el apoyo a las naciones que defienden su soberanía frente a la agresión imperialista.
En el frente militar, por su parte, se está dando una batalla crucial; porque el imperialismo en su crisis emplea de manera más frecuente la guerra para imponer sus intereses, para detener el avance de los cambios y las emplea frente a los factores que los propulsan con mayor fuerza.
En Ucrania se generó una conflagración bélica para debilitar a Rusia, para sembrar una amenaza mayor en su frontera a través de la OTAN, para socavar con más de 14 mil sanciones ilegales a una nación que crece y se desarrolla vigorosamente.
Una victoria de los EEUU acá sería fatal para la consolidación del nuevo orden mundial, atrasaría los cambios por décadas. Es por ello que afirmamos con contundencia que la batalla que da Rusia y su presidente Putin en Ucrania es una batalla por su seguridad, pero también es una batalla por los intereses de la humanidad.
Alianza Rusia y América Latina
La alianza de Rusia y América Latina juega un rol central en la lucha por el nuevo orden mundial. Estas regiones cuentan con enormes potenciales energéticos, fuentes hídricas, abundantes recursos mineros y naturales, en general, tierras fértiles y notables niveles de producción de alimentos, población y territorios muy importantes. Con esas fortalezas y una sólida voluntad política, asumen un papel de primer orden en la búsqueda de equilibrios que excluyan las guerras, injerencias y agresiones como mecanismos para imponer intereses imperiales.
El desarrollo de relaciones económicas entre Rusia y América basadas en la cooperación, la justicia y el interés mutuo; diversificará nuestros vínculos internacionales, le imprimirá mayor estabilidad y protección frente a las presiones estadounidenses.
Cadenas productivas entre nuestras naciones, el intercambio comercial, y la transferencia tecnológica impulsaran productivamente a nuestras naciones para sacarnos del subdesarrollo.
Rusia y América Latina, junto a otras naciones y potencias emergentes; comandados por los BRICS, consolidarán cambios en dirección a la desdolarización, lo cual democratizará las relaciones económicas internaciones, neutralizando un instrumento de presión y chantaje de los EEUU, además de dotar a la economía mundial de un fundamento monetario mucho más sólido en el mediano y largo plazo.
Las relaciones financieras sufrirán cambios significativos en el futuro; y ya se iniciaron con la creación del Banco de los BRICS. También se podrán refundar los organismos financieros del planeta, como el FMI y el BM, con una correlación de fuerzas muy superior a favor del Sur Global.
El mundo ha iniciado cambios absolutamente necesarios para la humanidad y estos ya son indetenibles. Esta 1ª Conferencia Interparlamentaria Rusia-América Latina constituye un aporte fundamental para construir unas relaciones internacionales de nuevo tipo, un modelo para todo el planeta.