Hay preocupación creciente entre quienes manejan los poderes fácticos en el mundo. Saben que el mundo, como lo conciben, como les beneficia, se les va esfumando. Las cifras de hambruna, el daño a la naturaleza, la insultante desigualdad social; la fraudulenta actividad económica, financiera, que promueven sus líderes, reflejada en quiebras permanentes de bancos desde 2008; alimenta la desigualdad.
La deshumanización de sus países, tira por el suelo toda la obra que sus lúcidos pensadores nos legaron a través de los siglos; en ello incluimos las enseñanzas cristianas en su más elevado humanismo; lo que decepciona incluso a personas que creen honestamente en el liberalismo, en el libre pensamiento; que defienden los enunciados de la revolución francesa de fraternidad, libertad, igualdad; lo cuestionan.
Está claro que, con el gobierno global de la corporatocracia, la supraestructura que controla la mayoría de los gobiernos de Occidente e impone sus designios en el mundo; la cohesión social no será duradera.
Ni siquiera el poder de sus corporaciones mediáticas, del control en las llamadas redes sociales, los puede librar de ese temor.
Y es que, sus adversarios, quienes no aceptan el dominio del hegemón, que al final de cuentas es un administrador de las corporaciones, también aprenden a usar la tecnología, el conocimiento.
Porque, en este caso, China y Rusia, principales retadores del orden establecido, tienen pueblos con fuertes tradiciones culturales, científicas, pero, además, con experiencia en resistir embates imperiales.
Ambos cuentan con líderes inteligentes, que leen bien el tablero geopolítico mundial, que parecen no apurarse al momento de tomar decisiones, de actuar, a diferencia de sus pares occidentales.
Xi Jinping y Vladimir Putin muestran estrategia geopolítica. Del otro lado se ve improvisación; improvisación reflejada en frases y palabras altisonantes, en más belicosidad, en sanciones que se les devuelven como bumeráns; en discursos antihistóricos que rayan en la ignorancia, en el desconocimiento.
Por ejemplo, el martes 9 de mayo, durante un discurso al conmemorar el 78º aniversario de la victoria del pueblo soviético, en la Gran Guerra Patria; Putin dijo que hoy la civilización vuelve a encontrarse en un punto de inflexión crucial.
Resaltó que occidente ha librado «una verdadera guerra» contra Rusia.
El mandatario euroasiático recordó la tradición de su país para enfrentar ideologías como la nazi.
“Cualquier ideología de superioridad es repugnante, criminal y mortal; pero las élites occidentales globales siguen insistiendo en su exclusividad; enfrentan a las personas y dividen a la sociedad, provocan conflictos sangrientos y golpes de Estado, siembran el odio, la rusofobia y el nacionalismo agresivo”, señaló.
Más adelante, recalcó que Occidente parece haber olvidado quién derrotó al «monstruoso mal total del nazismo”.
En el discurso, que fue una crítica al poder establecido global, el mandatario indicó que “Occidente destruye los valores tradicionales que hacen humano al hombre; para seguir dictando, imponiendo su voluntad, sus derechos, sus reglas y, en esencia, un sistema de robo, violencia y opresión a las naciones».
En esa misma línea, sentenció: “el pueblo ucraniano se convirtió en rehén del golpe de Estado y del régimen criminal de sus amos occidentales, en moneda de cambio en la ejecución de sus crueles y egoístas planes”.
Ante esas declaraciones, Washington montó una ofensiva mediática intentando desmentirlo. No importaba si lo dicho por Putin es verdad. La verdad no cuenta para ellos. Para ellos cuenta imponer su narrativa.
Más cuando han tenido décadas, vía su mejor instrumento de propaganda: Hollywood, contando que fueron ellos quienes salvaron al “mundo libre”.
Pero; lo señalamos líneas arriba, otros también aprenden a manejar la tecnología, las narrativas, más cuando esta se soporta en hechos reales.
Hoy, la narrativa hegemónica ya es cuestionada. Hoy, otras narrativas irrumpieron. Hoy, existe un proceso de descolonización que recorre el mundo redescubriendo la historia, los hechos que permanecían ocultos. Desde el Sur Global se reacciona y se crea.
Claro, en medio de esa perorata, siempre hay quienes ven, observan, dicen cosas incómodas a los poderes fácticos. Uno de ellos fue Elijah Magnier, experimentado corresponsal de guerra.
Él sostiene algo que venimos diciendo, hace tiempo, desde este espacio: Estados Unidos trabaja en debilitar a sus aliados de Europa Occidental.
Según Magnier, Washington se enfrascó en avivar la división entre Francia y Alemania; rediseñan la dinámica de poder para sacar provecho de una “Francia débil y una Alemania débil”.
Esto sucede ─sostiene─ en el contexto de la guerra delegada que desarrolla Estados Unidos contra Rusia en Ucrania. Las consecuencias del conflicto ayudan a que la Casa Blanca explote la agitación interna en Francia y Alemania.
«EEUU atrae a la industria europea con energía más barata, impuestos más bajos, creando una división entre Francia y Alemania. Encima, los estadounidenses están desplazando el núcleo de Europa, de Europa Occidental a Europa del Este; porque Europa Occidental es demasiado quebradero de cabeza», dijo.
Eso lo notan diversos analistas medianamente lúcidos en el Viejo Continente, más allá de sus preferencias ideológicas.
«Europa está en pleno proceso de descomposición económica debido al impacto de la ruptura de la alianza energética con Rusia que garantizaba la llegada a la energía barata. Una energía, el gas, que es el principal respaldo de las renovables. La economía de la locomotora de Alemania se para, de hecho está retrocediendo, la de Francia tiene a sus finanzas públicas en la diana de las agencias de calificación”, expresó Lorenzo Ramírez, periodista económico de diversos medios españoles.
En esa línea lanza una alerta, “Europa no puede permitirse perder socios comerciales, principalmente a China, a cuyas empresas Bruselas propone ahora sancionar. Resulta que los ideólogos anglosajones están apretando a Europa para que sea ella quién se enfrente con China en el ámbito comercial. A Von der Leyen y Borrell, que no representan a ningún estado, les ha faltado tiempo para obedecer órdenes de la Casa Blanca».
¿A qué se refiere? A que días atrás la burocracia que maneja la Unión Europea (UE), advirtió que estudia imponer sanciones a empresas chinas que estén colaborando con Rusia.
Ramírez sostiene que esta crisis va a servir como excusa para promocionar una reforma normativa en la UE, que haga que no sea necesario el carácter unánime para aprobar determinados reglamentos y determinadas medidas: crear una especie de consejo de seguridad con los principales países para evitar que elementos díscolos puedan tirar por tierra la agenda que se marque desde Bruselas.
Al final, califica esa intención de “profundamente antidemocrática, avanza más en ese espíritu totalitario de esos Estados Unidos de Europa que ya tienen una unión monetaria, se va a una unión financiera, y finalmente los gobiernos no pintarán nada y todas las decisiones las tomarán unos señores a los que nadie ha elegido «.
Ante las hipotéticas sanciones de la UE, Pekín respondió haciendo un llamado a la prudencia.
«De ser ciertos estos informes, la parte europea perturbaría seriamente la confianza y la cooperación con China, agravaría la división y la confrontación en el mundo», señaló Wang Wenbin, vocero de la Cancillería.
Instó a que Bruselas no prosiguiera «un camino equivocado, de lo contrario, China defenderá con firmeza sus derechos e intereses legítimos”.
Es bueno recordar que para hacer efectivas estas posibles sanciones, deben ser aprobadas por los 27 integrantes de la UE.
Pero mientras los burócratas trabajan esa línea, muy en consonancia con la Casa Blanca, Olf Scholz sugirió que el bloque comunitario debería volverse hacia el mundo, en vez de posicionarse como una tercera gran potencia junto a Estados Unidos y China.
“Los nostálgicos del sueño de la potencia mundial europea, al servicio de las fantasías nacionales de gran potencia, están anclados en el pasado. Europa tiene una responsabilidad global, porque el bienestar de Europa no puede separarse del bienestar del resto del mundo», sostuvo Scholz.
El canciller germano, según publicación del canal Tagesschau, manifestó la necesidad de reforzar relaciones con el Sur Global en condiciones de igualdad.
Mientras eso ocurre en Europa, otro punto caliente surge más al oriente, en Pakistán. Y es que el 9 de mayo, Imran Jan, ex primer ministro (2018-2022) y líder del partido opositor Movimiento por la Justicia de Pakistán (Pakistán Tehreek-e-Insaf, o PTI), fue detenido por las autoridades locales desatando protestas en todo el país que dejaron como saldo cientos de heridos y muertos.
Vladímir Sótnikov, doctor en Historia y profesor asociado en la Escuela Superior de Economía de Rusia, ve los hechos en el contexto de un país que vive bajo la preponderancia de las cúpulas militares, donde se han producido varios golpes militares.
Jan, que cuenta con gran respaldo popular, intenta distanciarse de aquella realidad, en su país lo consideran un revolucionario.
¿Cuál es el rol de Pakistán en la geopolítica actual? En opinión del historiador, «Pakistán siempre ha sido un punto focal para los estadounidenses. Washington siempre ha intentado jugar la carta pakistaní”, dijo.
Cree que Washington podría intentar utilizar a Pakistán para crear fricciones con Rusia, intentar que dejen de cooperar con Moscú, o, quizá, crear algún nuevo bloque político-militar en Asia.
Esto sería un gran logro de la Casa Blanca. Metería el país en su órbita, esto, en una zona muy sensible del planeta.
Sótnikov sostiene que “Jan quería dejar de depender de los estadounidenses y desarrollar una relación con Rusia, pero se le impidió hacerlo».
Respecto al otro gran coloso mundial, China, en Pakistán lo ven, de hecho lo es, como un aliado tradicional. Pakistán fue una de los primeros países en reconocer oficialmente a la República Popular China; sus relaciones diplomáticas se establecieron en 1951. Ha sido uno de los primeros en sumarse a la iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda.
El 2021 se registró un flujo comercial de 28 mil millones de dólares entre ambas naciones.
Hay un detalle que preocupa cuando observamos inestabilidad en Pakistán, se debe a que dicho país posee armas nucleares.
En Negocios TV, Fernando Moragón, analista internacional, piensa que Washington está usando elementos reales y ficticios para aumentar la tensión. Advierte que es muy peligroso porque se trata de un país con armamento nuclear y una mala gestión de esa crisis, un descontrol de la situación, podría tener consecuencias dramáticamente imprevisibles.
Moragón sostiene que «Estados Unidos tiene un plan para tomar el control de los misiles nucleares de Pakistán…Estamos en una guerra mundial, en una situación de peligro como no se ha visto».
Y para terminar de embochinchar el escenario, un oscuro personaje, neonazi él, Mijail Podoliak, asesor del jefe de la Oficina Presidencial Ucraniana, se permitió amenazar, chantajear, a toda la Unión Europea.
En efecto, Podoliak predijo una guerra a gran escala en todo el Viejo Continente si la UE deja de enviar armas a Ucrania.
«Habrá una escalada drástica de la guerra en Europa…El número de atentados terroristas en Europa aumentará considerablemente. En general, en Europa no nos sentaremos en restaurantes para comer cruasanes tranquilamente», advirtió.
Sus amenazantes palabras fueron una respuesta a las que previamente había dicho el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell.
Borrell, el del “jardín” europeo en medio de una jungla global, había dicho que la paz en Ucrania podría alcanzarse fácilmente si suspendían la ayuda militar occidental.
Claro, después dijo que un triunfo contundente ruso no servía a los intereses de Occidente.
Por cierto, no es la primera vez que de Ucrania salen amenazas contra sus pares de Occidente.
Sombrío panorama el que se vislumbra en la Vieja Europa; chantajeada por personajillos, manipulada por Washington, con problemas de cohesión respecto a su relación con China y Rusia.
Intentan virar al Sur Global, pero esos países la miran con justificado recelo. Nada bueno para los herederos de Sócrates, Platón, Aristóteles.