Leopoldo López, Julio Borges, Carlos Vecchio y otros actores de segunda, arriban a Washington apenas horas antes de que se cumplan 200 años de la Batalla de Carabobo, fecha seguramente incómoda para los integrantes de esa delegación enviada por el autojuramentado presidente de la nebulosa república de Narnia.
¡¡Qué paradoja!! Mientras todo un país se preparaba para celebrar un acontecimiento que decidió la independencia de Venezuela y del resto de América del Sur, estos señores – subsidiados por la Casa Blanca y algunos socios de la Unión Europea- llegan postrados ante un imperio en decadencia.
El viaje al norte tuvo como excusa la necesidad de explicar el contenido del “Acuerdo de Salvación Nacional” promovido por Juan Guaidó, iniciativa que, como todo lo suyo, ha resultado un nuevo paquete de consignas publicitarias poco convincente y muy difícil de digerir. Lo cierto es que hubiese sido mucho más barato (para los contribuyentes estadounidenses) si ese ese asunto hubiese sido tratado utilizando cualquiera de las plataformas digitales que hoy día brinda Internet. Pero qué sabroso es volar en primera clase y más cuando los que pagan las cuentas son otros.
He aquí el propósito de su verdadera misión: solicitar orientación ante la evidente pérdida de rumbo político, mendigar más dinerillo para mantener sus altos niveles de vida y, por no dejar, pedir más sanciones para aleccionar al díscolo y contestón pueblo venezolano y hacerlo volver al redil del patrio trasero y capitalismo occidental.
Para dejar constancia de su antipatriótica gira, López, Borges y Vecchio, quienes no desperdician una cámara, se fotografían con republicanos de Florida: Marcos Rubio, Rick Scott, y Mario Díaz. Estos verdaderos cavernícolas de la política respaldaron a Donald Trump mientras disfrutaba de mejores tiempos. Sin embargo, tras su caída, ya ni lo recuerdan. Seguro que así de frágil será su lealtad con Guaidó y los suyos.
Dato curioso: Lilita no aparece en las gráficas publicadas. O no pudo montarse en el avión, o no consiguió un buen samaritano que le regalara 100 dólares o ya se corrió la voz sobre los riesgos que acarrea fotearse con ella.
Por: Alfredo Carquez Saavedra