Las manifestaciones de la “sociedad civil” colombiana en contra del recién iniciado Gustavo Petro, tienen un aire de déjá vú para muchos venezolanos. La fisonomía de los opositores, la vestimenta, las consignas, los discursos y los titulares de los medios de comunicación, hacen recordar el inicio de las estrategias y puestas en escena que se llevaron a cabo (gracias a Dios en vano) en la República Bolivariana de Venezuela; cuando apenas comenzaba también el gobierno del presidente electo, Hugo Chávez.
La semana pasada, personas vestidas de blanco, con pancartas mandadas a hacer y banderas de Colombia se unieron en diversos puntos de Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena. El Tiempo, diario opositor (históricamente relacionado con la familia Santos) y propiedad del hombre más rico de ese país, dio amplia cobertura de estos hechos.
La parcialidad de este diario no tiene nada de raro, responde a la sempiterna postura de la oligarquía colombiana ante cualquier proceso de cambio político, económico y social; que considere un peligro para la continuidad de sus privilegios. No hay que olvidar que este mismo, influyente periódico, hizo campaña a favor de los candidatos de derecha en las pasadas elecciones.
Su dueño, tiene intereses en sectores como la agroindustria, energía, construcción, turismo, minería, industria, banca y finanzas, inmobiliario; y como es de esperarse, medios de comunicación. Solamente en ese último espectro de negocios y, además de El Tiempo, obtiene ganancias en otras publicaciones impresas, en portales digitales y televisoras nacionales y regionales.
En fin, las manifestaciones a las que se hace referencia al comienzo de esta columna, responden al rechazo que en sectores conservadores generan las propuestas de reforma de Petro; porque las mismas tienen que ver con la necesidad de que se aprueben mayores impuestos para los poseedores de grandes fortunas, haya cambios favorables para las mayorías en el sistema de pensiones, se reforme la temible policía militarizada, se ponga fin al servicio militar obligatorio… Y, por supuesto, nada de esto gusta entre quienes —desde la independencia— han gobernado el país vecino; bajo el protectorado de Estados Unidos.
He aquí algunos de los argumentos destacados por El Tiempo, surgidos de boca de los manifestantes: “No queremos más impuestos”. «Qué viva la Policía Nacional». «No a la politización de la salud». «Mi propiedad, mi tierra, mi decisión». “Decimos no contra las reformas predictatoriales”. “No a la reforma tributaria, no al impuesto a la gasolina, no a la invasión de la propiedad privada, no a los colectivos, no al adoctrinamiento”.
Cualquier similitud con los intentos de desestabilización que desde 1999 hemos sufrido en Venezuela no es mera casualidad. El libreto es el mismo y sus autores también.