Mientras la prensa mundial —y los medios venezolanos que siguen fielmente las pautas de la metrópolis— se preocupaban por el trágico destino del submarino en el que unos millonarios se aventuraron para ver de cerca los restos del Titanic; en la provincia argentina de Jujuy se da una peligrosa combinación: la existencia de generosas fuentes de litio, un recurso natural estratégico y por lo tanto muy apetecido por las potencias y el capital; el desplazamiento de sus lares de pobladores originarios, como medida previa para la futura explotación del metal mencionado y la tenencia del poder político por parte un representante de la derecha tradicional argentina quien una vez más muestra, como lo hizo años ha, su gusto por reprimir al movimiento popular organizado.
Gerardo Morales es el gobernador de Jujuy. Es el mismo que mantiene en prisión desde 2016 a la activista Milagro Sala ante la inexplicable pasividad y tibieza del presidente Alberto Fernández; quien escudándose en la autonomía provincial establecida en la Constitución de su nación, y en el respeto a las decisiones impartidas por un juez macrista local; se niega a indultar a la luchadora social como lo han exigido distintos sectores de la izquierda rioplatense.
Y por qué se hace referencia a este caso, pues porque en el país sureño vemos un claro ejemplo de lo que sucede cuando la existencia de grandes reservas de un recurso natural estratégico atrae la atención de las fuerzas de los grandes capitales, sin que haya un Estado con la fortaleza institucional que regule la presencia y actividad de los inversionistas en su territorio.
En Argentina, el federalismo permite que un gobernador modifique la constitución regional en tiempo récord y sin consultar a la población. Y el aparato judicial provincial, al servicio de las empresas limpia el territorio de ocupantes que pudiesen incomodar al capital nacional o extranjero. Hasta mediados de la semana pasada se contaban 170 heridos y 69 detenidos por las protestas en contra de la reforma de la constitución provincial, proceso llevado a cabo en apenas tres semanas, en el que no hubo consulta con la población y mediante el cual casualmente se prohíben las protestas y se facilita la extracción del litio.
Se estima que Argentina, Bolivia, Chile y Perú tienen 85 por ciento de las reservas mundiales de litio. Ya hemos visto qué pasa en regiones del Río de la Plata. Pero además, la sed de este recurso explica también el golpe de Estado promovido en 2019 por la Organización de Estados Americanos, es decir, Estados Unidos, en Bolivia en contra de Evo Morales. Esta también puede ser una de las razones de lo que sucede en Perú (la presidenta autonombrada y el parlamento autorizaron la llegada de soldados estadounidenses a su territorio). Y por último, la cada vez más subordinada posición del Palacio de la Moneda a los mandatos de la Casa Blanca, pudiera tener un cierto aroma a litio.