“El capitalismo, el genocida más respectado del mundo”, ─dijo el Che─ les impone a las clases populares un mar de sufrimiento que parece interminable, y que tiene un doble peso para las mujeres. Por eso, el 8 de marzo, que recuerda las obreras muertas en el incendio de la fábrica Cottons el 8 de marzo de 1908 en Nueva York; es antes que todo un día de lucha. Las mujeres palestinas nos lo recuerdan este año, y sus voces han resonado en las calles de todo el mundo, participando también en la Caravana Virtual Internacionalista a la Marcha Mundial por Palestina, en respaldo a la resistencia del pueblo palestino, lanzada desde la Universidad Internacional de la Comunicación (LAUICOM), dirigida por la rectora Tania Díaz.
Desde el 7 de octubre, el régimen sionista ha matado a 31.000 palestinos, siendo niños un tercio de ellos, y alrededor de 9.000 mujeres. En Gaza, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), una media de 63 mujeres son asesinadas cada día; cada mes 5.000 mujeres dan a luz en Gaza, casi siempre sin asistencia médica. A lo que hay que sumar 71.377 heridos y un millón setecientos mil desplazados internos.
Sin embargo, en países como Cuba, Venezuela, Nicaragua, y Bolivia; ─a pesar de todos los obstáculos─ se ha intentado poner en práctica las enseñanzas de feministas revolucionarias como Clara Zetkin. “El capitalismo se alimenta de la opresión de las mujeres y sólo puede ser derrotado con su liberación”, afirmó Zetkin, indicando cómo la lucha contra el patriarcado es un eje fundamental de la lucha contra el capitalismo y el imperialismo.
La gran comunista alemana (nacida el 5 de julio de 1857 y fallecida el 20 de junio de 1933) dejó una huella imborrable en el movimiento feminista mundial. Sus palabras y su ejemplo ─durante la Primera Guerra Mundial─ se opusieron firmemente a la guerra imperialista; luchando por una paz combinada con justicia social que sólo el socialismo puede lograr; y contraponiéndose al «pacifismo bélico» que hoy aflige a ciertas corrientes del feminismo europeo.
En Venezuela, el 8 de marzo se celebró por primera vez en 1944, bajo la Presidencia del General Medina; y hoy hay una revolución que se define socialista y feminista; entonces hay buenas razones para considerar al 8 de marzo un día de lucha; pero también de fiesta. Y así se celebra cada año desde que el presidente Hugo Chávez se declaró feminista, acogiendo las propuestas de revolucionarias marxistas como María León.
Nicolás Maduro continuó con ese compromiso, juramentándose como presidente encargado hace 11 años, justo un 8 de marzo, a tres días de la desaparición física del comandante. Y así lo ha recordado en este año de elecciones presidenciales: “No hay casualidades, hay causalidades. Yo me juramenté como presidente un Día de la Mujer, así que mi compromiso es protegerlas, amarlas, acompañarlas, y que estemos unidos y unidas todo el pueblo de Venezuela”, dijo el presidente.
Durante el acto por el 8 de marzo, desde el Panteón Nacional, donde fueron trasladados los restos simbólicos de las heroínas Josefa Joaquina Sánchez y Eulalia Ramos, el mandatario anunció la incorporación del Séptimo Vértice de la Gran Misión Venezuela Mujer: el vértice verde, ecologista y animalista. Un eje que se suma a los otros seis que componen esta Gran Misión, lanzada el 25 de octubre de 2023 para la protección integral de las mujeres venezolanas.
Un gran plan económico, social y político para cuidar la salud y la vida de la mujer; para la educación y el empoderamiento de la mujer; para que la mujer siga siendo sujeto económico independiente; para la erradicación de la violencia de género; para impulsar la participación protagónica de la mujer; y para desarrollar un sistema de comunicación y cultura de la mujer.
El jefe de Estado se dijo feliz de haber creado la primera gran misión dedicada única y exclusivamente a la mujer venezolana, “siguiendo el legado del Comandante Chávez”, e informó que, hasta el momento, se han conformado 103.000 comités territoriales de base de mujeres a lo largo y ancho del país. Venezuela ─dijo Maduro─ necesita un nuevo, grandioso y poderoso movimiento de mujeres que respete la diversidad sectorial y territorial; donde puedan seguir todos los movimientos que existen”.
Por esto, el presidente también anunció una gran asamblea para el próximo 9 de abril “para constituir un nuevo movimiento que me atrevo a denominar Movimiento de las Mujeres, Unitario y Diverso, Josefa Joaquina Sánchez”.
El 8 de marzo, las masivas manifestaciones en solidaridad con las mujeres palestinas, que se han desarrollado también en Europa, nos muestran cómo la resistencia contra el colonialismo sionista se perfila como una sana operación para desenmascarar los verdaderos intereses en el terreno a nivel global: por un lado, una creciente oposición popular, que llena las plazas con banderas palestinas, y que también está creando contradicciones entre el electorado de la izquierda tradicional; por el otro, siglas y rostros que en los últimos años se han dedicado a confundir y silenciar el conflicto de clases y la lucha antiimperialista, dejando el campo abierto a la derecha.
En Madrid, más de medio millón de mujeres se manifestaron «contra la violencia patriarcal, los genocidios y los privilegios«, y también contra «las mentiras de la Unión Europea«. En Italia, donde la influencia de la izquierda no conflictiva y proatlántica sobre importantes sectores del feminismo ha determinado en los últimos años la paralización de la solidaridad, tanto hacia el socialismo bolivariano como hacia la resistencia palestina, hay señales importantes de que las cosas están cambiando.
La lucha de las y los palestinos contra la ocupación y el genocidio está mostrando la necesidad de unirse contra un enemigo común y también la necesidad de nombrar claramente al enemigo: el imperialismo estadounidense y su gendarme en Medio Oriente, ─el sionismo─ y los cómplices de la Unión Europea. Muchas mujeres se pusieron cinta adhesiva en la boca para denunciar la censura en Gaza; gritando consignas contra las políticas ultraconservadoras del gobierno Meloni. Y muchas mujeres, desde Europa hasta América Latina, recordaron las palabras de Clara Zetkin que siguen vigentes: “Las mujeres deben ser dueñas de su cuerpo y tener derecho a tomar decisiones sobre su salud y su reproducción”.