Condenamos enérgicamente la irrupción violenta de las fuerzas de seguridad de Ecuador en las instalaciones de la Embajada de los Estados Unidos Mexicanos, ocurrida el 5 de abril, y el uso desmedido de la fuerza, el secuestro del ex vicepresidente Jorge Glas, y expresamos rechazo a este tipo de actos, inadmisibles desde todo punto de vista”, comunicado CELAC
La Cumbre Extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños CELAC, de carácter virtual, se da en el contexto del injustificable asalto a la Embajada de los Estados Unidos Mexicanos, por parte de fuerzas policiales de Ecuador para secuestrar al asilado político y ex vicepresidente de ese país, Jorge Glas, en una acción que lo que hace es confirmar la intención clara de entronizar fórmulas que terminen por socavar todo hilo de racionalidad política y respeto a los regímenes jurídicos internacionales en nuestra región.
Tan salvaje acto se da en el contexto de una agresión a un Estado mexicano que ha sido manifiesto en posturas independientes cuando se trata de la agenda latinoamericana; y además en una coyuntura donde en junio próximo tendrán la elección del presidente o presidenta de la República, siendo Claudia Sheinbaum Pardo, Ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México y candidata del Partido gobernante Movimiento de Regeneración Nacional MORENA, la gran favorita para garantizar la continuidad de la Cuarta Transformación en esa nación, hecho que causa desespero en la derecha regional y en la élite del poder de EEUU, ya que México hoy está bastante divorciado de su papel anterior de sumisión absoluta y mandadera de las instrucciones de Washington.
Para todos es clara la posición independiente y principista del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador sobre varios temas de la coyuntura regional, y especialmente afianzado en momentos cuando se llevaban a cabo hechos al margen de las leyes, los derechos humanos; y sobre todo en irrespeto a los pueblos, su autodeterminación, la libertad y la democracia.
Un ejemplo de ello es su desafiante acción de enviar un avión de la Fuerza Aérea Mexicana hasta el Estado Plurinacional de Bolivia en noviembre de 2019 para rescatar y salvar la vida tanto del entonces Presidente Evo Morales Ayma y su Vicepresidente Álvaro García Linera, quienes no sólo eran derrocados sino con altas probabilidades de ser asesinados por los traidores, quienes al amparo de la funesta Organización de Estados Americanos (OEA), dieron un golpe de Estado en esa nación e instauraron una salvaje y asesina dictadura con fachada de gobierno de transición. La acción valiente del presidente mexicano salvó la vida de estos dos dirigentes políticos bolivianos.
A esto podemos añadir las denuncias reiteradas del propio mandatario mexicano sobre el funcionamiento absolutamente interesado y nada transparente de instancias como la OEA, fuente que ha propiciado todo tipo de asaltos a las democracias en la región para el sostenimiento de un estado de cosas neocolonial, muy a beneficio de las visiones anacrónicas y monroístas de Washington.
Y es que, además, esta agresión a la Embajada de México en Ecuador se da en un contexto mundo donde la democracia, el respeto al derecho internacional y un accionar de gobiernos de derecha en el continente, que buscan torcer toda regla existente, parecen abrirle las puertas a una etapa donde el conflicto, la lógica existencial, e incluso las guerras, sean piezas comunes de ver en una América Latina que, recién en 2014, justo en la segunda Cumbre de la CELAC en La Habana, Cuba, se declaró como Zona de Paz.
Clara evidencia de esto son las tentativas de Daniel Noboa y Javier Milei, presidentes de Ecuador y Argentina respectivamente, en entronizarse dentro del debate sobre asuntos como la tensión en Oriente Medio o la guerra en Europa del Este, con posiciones absolutamente alineadas con el occidente colectivo adherido a los intereses estadounidenses, cosa peligrosa para la paz de la región.
En este contexto, resultan muy importantes las posturas con respecto al ataque a la embajada mexicana en Quito, en el seno de esta Cumbre extraordinaria y realizada por videoconferencia; especialmente las acciones de cada uno de los gobiernos, así como de esta instancia multilateral para hacer valer el derecho internacional y restaurar una situación que ha sido definitivamente alterada por la acción de Daniel Noboa; agresión que no parece estar al margen de instrucciones geopolíticas de causar hechos de desestabilización en la región.
La presidenta de Honduras, quien es presidenta pro témpore de la CELAC, Xiomara Castro, presentó la propuesta del comunicado: “Condenamos enérgicamente la irrupción violenta de las fuerzas de seguridad de Ecuador en las instalaciones de la Embajada de los Estados Unidos Mexicanos, ocurrida el 5 de abril, y el uso desmedido de la fuerza, el secuestro del ex vicepresidente Jorge Glas, y expresamos rechazo a este tipo de actos, inadmisibles desde todo punto de vista”.
Por su parte, el presidente de México, Andrés López Obrador, indicó que “nuestra postura ante el agravio, es que interpusimos una denuncia en la Corte Internacional de Justicia para solicitar: que se expulse de Naciones Unidas a Ecuador en tanto no se pronuncie por la no repetición de este hecho vergonzoso, y lo segundo que se defina un procedimiento a partir de este caso, para que cualquier Estado, que actúe de la manera como lo hizo Ecuador, el Tribunal de Justicia, presente a la Asamblea General, de la ONU; una resolución de expulsión en definitiva. [Reconocemos] la solidaridad de la mayoría de los pueblos y de los gobiernos de América Latina y el Caribe, y queremos proponerles, si es factible que nos acompañen, en la suscripción de la denuncia en el Tribunal de Justicia Internacional. Nosotros defenderemos la independencia y la soberanía. México no es protectorado de ningún país extranjero”.
En el mismo tono, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, señaló que “nunca había ocurrido algo así en un país de América Latina. Me entristece que en menos de dos meses estemos reunidos por el asalto de Ecuador a México en una embajada. Ni en los peores tiempos de la dictadura, esto es inaceptable y no solo afecta a México, nos afecta a todos. Les pedimos que deben ofrecer disculpas, es lo primero. Rechazamos estas acciones. Nos apegamos al derecho internacional. América Latina tiene una tradición en derecho humanitario y de asilo”, manifestó al tiempo de exigir el resarcimiento de México y las disculpas a su Estado y pueblo.
El Presidente de Colombia, Gustavo Petro, destacó durante su intervención: “Ecuador violó el asilo, el debido proceso, acompañamos las decisiones del presidente de México. Ahora los golpes se cubren como parlamentarios, pero son golpes de Estado. Por allí solo llegamos al abismo, las autoridades ecuatorianas deben recapacitar”.
Quien fue más enfático en el accionar fue el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, durante una intervención donde enfatizó que está acción, al margen del derecho internacional, deja clara la inexistencia de garantías de seguridad para el resto de delegaciones en Ecuador, menos aún cuando la actitud de su Gobierno es desafiante al punto que el Presidente Daniel Noboa no hizo presencia en la cumbre dejando la misma a su Canciller, Gabriela Sommerfeld, quien le representó.
“Nunca había ocurrido algo así en un país de América Latina. Me entristece que en menos de dos meses estemos reunidos por el asalto de Ecuador a México en una embajada. Ni en los peores tiempos de la dictadura, esto es inaceptable y no solo afecta a México, nos afecta a todos”, Luiz Inácio Lula da Silva
En tal sentido, el Jefe de Estado venezolano expresó: “He ordenado cerrar nuestra embajada en Ecuador, los consulados en Quito y Guayaquil, y que regrese el personal diplomático a Venezuela de inmediato. Que se regresen hasta que se restituya el Derecho Internacional. Asaltar la Embajada de México, golpeando a su personal diplomático en vivo y directo, amarrar y capturar a Jorge Glas, ha sido un acto de barbarie. La condena ha sido unánime y absoluta. Nadie en este mundo sale a defender este acto de barbarie. Creemos que la CELAC debe continuar en un proceso de reflexión, acción, uniendo voluntades. Apoyamos la propuesta de México de expulsar a Ecuador de la ONU. Confiamos en México en favor del derecho de paz y cuenta con Venezuela para estas batallas en función del futuro”.
Considerando las intervenciones valoradas acá, y la desafiante intervención de Ecuador que básicamente justificó las acciones en la Embajada de México, parece imponerse una lógica reflexiva que debe avanzar en la protección de los fundamentos de creación de instancias multilaterales como la CELAC, así como en ahondar en qué puede haber pasado por la lógica del gobierno de Daniel Noboa para llevar a cabo semejante acción.
La presencia en tiempos previos a esta ataque a la embajada de México en Quito, tanto del Comando Sur como de la Agencia Central de Inteligencia CIA, deja abierta la posibilidad de que los mismos, sumado a lo que afirmamos al inicio de este artículo, también busquen elevar tensiones en una región que algunos tratan de poner como parte del crecimiento de frentes de conflicto presentes y futuros, comenzando por un proceso de agravamiento de las relaciones internas entre los Estados.
Esto no sólo promueve el socavamiento de las instancias multilaterales recientemente creadas sino además incrementa o reaviva conflictos entre países, los cuales sin duda son generados por los mismos intereses foráneos que en un escenario de reconstrucción de la guerra fría, tratan de sostener por vías casi imposibles la unipolaridad que ya está caduca en el mundo actual.
Por ello, y en concreto, parece que la única vía real de hacer justicia a los Estados Unidos Mexicanos en su caso de defensa ante la agresión del Gobierno de Noboa, sea el regreso de Jorge Glas a dicha embajada y la disculpa a ese país por semejante acción que está al margen del derecho internacional. Cosa que la real politik hace difícil de suceder.
De lo contrario, y a pesar de que las maniobras de la Cancillería de México parecen ser muy acertadas, se estaría sentando una fórmula peligrosa que podría terminar por elevar tensiones, en casos determinados, entre los países y pueblos de un continente lleno de recursos estratégicos para un occidente colectivo en crisis.
En este caso, la inacción de una instancia clave como la CELAC, sería peligrosa para precisamente socavar su propia capacidad para procesar el conflicto, los problemas, así como hacer frente a los planes de agresión a la región, ya que sería ingenuo creer que, por ejemplo, el ataque a la embajada de México sucedió sin el amparo de grandes poderes políticos, que están encabezados por EEUU y Canadá, apenas al observar sus tibias respuestas ante tal hecho.
La Cumbre extraordinaria es un paso en la dirección correcta, pero falta observar nuevos pasos de no haber resultados positivos, y con la clara advertencia que vendrán nuevos episodios que pondrán a prueba a estas instancias.