La empresa nacional, con sede en Barranquilla, volvió a manos del Estado venezolano
El retorno de Monómeros a manos del Estado venezolano, a través de su gobierno legítimo y constitucional, es una de las mejores entre muchas buenas noticias que se han producido; luego de la victoria de Gustavo Petro en las elecciones presidenciales colombianas.
Monómeros, filial de PEQUIVEN en Colombia, estuvo arbitrariamente bajo el control de operarios del ilícito gobierno de Juan Guaidó, con la complicidad de Iván Duque; desde 2019 hasta agosto de este año.
Inicialmente, se esperaba un proceso lento de revisión del caso; el mismo Petro había advertido que tal vez tomaría algunos meses desentrañar la madeja jurídica. Pero, apenas comenzó el período presidencial, todo avanzó con mucha rapidez; al ritmo ágil del restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales.
El 9 de agosto, con dos días en el cargo, Petro admitió que la situación de la compañía era «compleja» por estar «casi quebrada», y debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos a la industria petrolera venezolana, se podría comprometer aún más su operatividad.
Sin embargo, luego de ese inicio cauteloso, el nuevo gobierno colombiano pareció tomar velocidad y se inició un proceso de toma de decisiones que ha permitido, a la vuelta de pocas semanas, que la empresa haya sido devuelta.
Un aspecto significativo es la sinceridad con la que se han expresado los dos gobiernos. Petro ha sido directo al afirmar que Duque y Guaidó “se robaron Monómeros”; valiéndose de la ficción del gobierno interino.
Todavía falta saber si esa voluntad política del Ejecutivo neogranadino será secundada por el Poder Judicial; y haya entonces el clima apropiado para la investigación y el eventual castigo de las múltiples irregularidades cometidas por las autoridades usurpadoras; bajo la dirección de la oposición venezolana y con el beneplácito de Duque y el uribismo.
El Ministerio Público de Venezuela solicitó la aprehensión de quienes suplantaron a los directivos de Monómeros desde 2019.
Más rápido de lo esperado
En algunas instancias revolucionarias había dudas de que Petro estuviera dispuesto a acometer tempranamente este asunto; a pesar de que en la campaña electoral había opinado en contra del despojo sufrido por el Estado venezolano. Su alegato fundamental era que tales acciones habían causado perjuicios graves a los productores del campo colombiano, pues la empresa era la principal suplidora de fertilizantes del país, y al paralizarse, obligó a realizar importaciones de naciones lejanas como Rusia y Ucrania (ahora, adicionalmente, afectadas por la guerra).
Y es que la entrada a saco de los agentes opositores en Monómeros, no solo significó la apropiación de fondos que debían ingresar a las arcas públicas venezolanas; sino que también condujo al colapso de la compañía.
Tras la prudente primera declaración de Petro, la Superintendencia de Sociedades (SUPERSOCIEDADES), organismo de supervisión de las empresas privadas anunció, el 10 de agosto, el levantamiento de la medida de intervención impuesta, en el período presidencial pasado, sobre la productora de fertilizantes.
Al momento de tomar esa medida, SUPERSOCIEDADES había argumentado graves problemas financieros y manejos dolosos. Esa disposición, al parecer, fue el último intento del gobierno de Duque por evitar que la empresa fuera devuelta al gobierno constitucional, pues se tomó el 5 de agosto, dos días antes de la transferencia del mando a Petro.
Fue un gesto in extremis, en defensa de la trama de corrupción que se montó para desangrar a Monómeros, que incluía una empresa denominada NITROFERT, en la que aparecen vinculados Leopoldo López, Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque
Sin embargo, luego de que se anunciara la determinación del nuevo presidente de poner fin a la irregularidad, se allanó el camino. El embajador colombiano en Caracas, Armando Benedetti, ha sido vocero destacado de este empeño.
El 19 de agosto, en Cúcuta, Benedetti aseguró que el gobierno de Petro haría todo lo posible para regresarle la compañía a su legítimo dueño. Adelantó que si fuera preciso, SUPERSOCIEDADES actuaría ante la Cámara de Comercio de Barranquilla, que debía aprobar el registro de la junta directiva.
El embajador se ha reunido incluso con representantes de la Office of Foreign Assets Control (OFAC) —el ente gubernamental estadounidense que “administra” las medidas coercitivas unilaterales contra terceros países, empresas y particulares— para abogar a favor la empresa venezolana, bajo el argumento de que si fuera incluida entre las compañías sancionadas, la seguridad alimentaria de Colombia saldría perjudicada por el desabastecimiento de urea y fertilizantes terminados.
La gestión de SUPERSOCIEDADES ante el organismo empresarial de Barranquilla no hizo falta; porque el 25 de agosto la cámara aprobó la junta directiva designada por la autoridad legítima de Monómeros.
Benedetti no ha dejado espacio para dudas. El 31 de agosto dijo: “la compañía será administrada por personas designadas por el gobierno venezolano. Es una decisión tomada. El presidente Petro, al reconocer a Maduro, reconoce que el dueño es el Gobierno venezolano. Eso ha traído alguna complicación con Estados Unidos, pero siempre se dijo a sus embajadores y consejeros económicos que Monómeros se iba a devolver a Venezuela; de acuerdo con nuestra reglamentación».
Una empresa en ruinas
El lunes 19 de septiembre se concretó la devolución de Monómeros. Fue una fecha de gran alegría, aunque las autoridades venezolanas pudieron constatar el deplorable estado de la planta y el muelle de desembarco.
El ministro de Petróleo, Tareck el Aissami, dijo que parecían un «cementerio» y advirtió que en tales condiciones es imposible conseguir plena operatividad de inmediato. “Son imágenes escandalosas. Una empresa que tenía más del 70 % del mercado de fertilizantes de Colombia y que en menos de tres años la dejaron en la ruina, es un cementerio con capacidad de producción de 0 %. Absolutamente todo ha sido destruido, como parte de un perverso plan”, aseguró.
Como corolario, los cabecillas de estos actos criminales protagonizaron un deplorable espectáculo al acusarse entre sí y pretender escurrir su propia responsabilidad.
Leopoldo López, Juan Guaidó, Guillermo Rodríguez Laprea (falso gerente general), y el propio Iván Duque; salieron a relucir en la diatriba. El embajador Benedetti hizo un comentario lapidario en Twitter: La oposición de Venezuela es muy chistosa. Ahora los de Guaidó, dicen que fueron los de Leopoldo los que saquearon Monómeros; y se preguntan por qué Iván Duque no investigó”.