En algunos países de tradición electodemocrática, hay electoras y electores que tienen por motivación principal no sólo no apoyar a un candidato en particular, sino evitar que salga electo alguno que no es de su preferencia, pudiendo incluso dar su voto a alguna persona que, bajo su consideración, puede ser un contrincante fuerte para evitar la elección del candidato rechazado, aun así, no sea de su afinidad ideológica. A esta variante del voto castigo suele llamársele antivoto. Muchas de estas personas suelen negarle el voto a un candidato con la finalidad de castigarlo por sus malas intenciones, por entreguistas, por traidores, porque han pedido invasiones a potencias extranjeras, por causar que el poder adquisitivo se perdiera, por permitir que reinara la hiperinflación o porque han quemado gente viva, etc.
En las elecciones presidenciales venezolanas del 28 de julio de 2024, la mayoría de la población electoral ejercerá el voto castigo contra aquellos maleantes que solicitaron 936 medidas coercitivas que han impactado la industria petrolera, las finanzas públicas, la banca pública y el acceso a bienes esenciales como alimentos y medicinas. El 82% de estas medidas han sido dirigidas expresamente contra el Gobierno de Venezuela y el restante 18 % en contra del sector privado, afectando no sólo a los sectores petrolero y financiero, sino a la banca pública, la minería, el transporte, las telecomunicaciones, el comercio exterior y el acceso a internet.
En las elecciones presidenciales venezolanas del 28 de julio de 2024, la mayoría de la población electoral ejercerá el voto castigo contra: (1) aquellos ruines que causaron que muchos jóvenes se fueran del país desintegrando numerosas familias; (2) aquellos fementidos que apoyaron la congelación del oro monetario de Venezuela en el Banco de Inglaterra por un monto superior a 2 mil millones de dólares y otra cifra similar en el Novo Banco de Portugal; (3) aquellos sátrapas que, cual lobos disfrazados de ovejas, pretenden volver a Miraflores.
El pueblo es sabio, paciente y ha hecho de la resistencia un modo de vida ante las agresiones promovidas por los que hoy se visten de abuelitos bonachones y de semidiosas abnegadas. Nuestro pueblo es bolivariano. Bolívar nos dice que “un dirigente debe estar siempre al servicio de su pueblo”. ¿Lo habrá estado en algún momento algún contrarrevolucionario?
El 28 de julio, sólo hay dos proyectos políticos: el que delineó el Libertador en Angostura el 15 de febrero de 1819 y la doctrina Monroe. ¿Y saben una cosa? … ¡El pueblo lo sabe!