Tal vez, a mi corta edad no tenga mucho que contar, o quizá no tenga un panorama exacto para comparar con anteriores Gobiernos, pero tuve la suerte y la bendición en nacer en la época de la revolución bolivariana, la revolución de Chávez.
Chávez, en lo personal le dio sentido a mi vida, la percepción al ver el mundo, de sentir los problemas y las necesidades ajenas como propias, él, con su ejemplo cambio la manera de actuar y de pensar de millones de personas. Vengo de una familia andina, donde se acostumbra a picar el pan para repartirlo en trozos iguales, donde predominan los valores de la familia, donde la educación es lo primordial para avanzar. Mis estudios primarios, secundarios y universitarios fueron bajo concepción de una educación privada, el contacto con el mundo era poco relevante -se podrán imaginar que fueron pocas las referencias positivas que podía tener sobre la revolución-.
Todo mi trayecto y mis andares en las filas de izquierda han sido por amor, ese amor que nació en cada palabra de cada discurso que escuchaba del Comandante, mi primer contacto con la revolución fue en aquel Golpe de Estado del 2002, teniendo sólo 10 años, sentí un profundo deseo de salir a las calles a buscar a Chávez; tome un morral guarde unas latas de atún y una muda de ropa y salí, mi padre desconcertado me preguntaba: Hijo, ¿a dónde vas?… Mi respuesta, sin tener noción de lo que pasaba o lo que se estaba viviendo en las calles, fue de un niño esperanzado, con un profundo amor por Venezuela y la revolución mis palabras fueron: Papá a buscar a Chávez, el está por ahí ¡yo lo sé, Chávez nos necesita!, exclamé convencido: no nos podemos quedar en casa, ¡es injusto, vamos por favor, tenemos que salir!
Desde ese entonces fui creciendo, formándome para ser como él, un hombre que nos enseño el valor de la historia de una patria de libertadores. ¡Todo lo que soy es Gracias a Chávez! me enamore intensamente de nuestra patria por Chávez, deje aún lado la vida de un joven promedio por Chávez, he dado mi juventud al servicio de la nación por Chávez, cambie las noches de fiestas por lecturas enriquecedoras, por formación, y por estar al lado del pueblo por mi patria, nuestra patria, la patria que hizo Chávez.
Aún me falta mucho por dar, por avanzar ante la difícil situación, las adversidades y los ataques constantes del mundo imperial contra nuestra nación, me mantendré firme con mi convicción, porque la frase: “Yo Soy Chávez” no es un slogan propagandista, está más viva que nunca y se ha sembrado en el corazón del mundo entero. Como yo, hay millones y millones en todo el mundo que no se sienten chavistas, sino que se sienten ¡CHÁVEZ! ¡Sigamos por los senderos más hermosos de lo humano, reflejemos nuestro profundo amor por esta patria llamada Venezuela, y seamos como él en palabra y obra!