La consulta pública sobre el Proyecto de Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales ha convocado el interés sobre el problema económico nacional más allá del proceso legislativo. Diversos sectores que hacen vida en el país han venido realizando sus aportes y consideraciones, incorporándose al debate otros temas conexos que forman parte de las grandes inquietudes de nuestro pueblo frente a una cotidianidad vulnerada por los efectos del criminal bloqueo imperialista contra nuestra Patria.
Un primer logro que ha tenido la presentación de este Proyecto de Ley es colocar lo económico en el centro de la opinión pública bajo la perspectiva propositiva hacia una nueva realidad nacional, trascendiendo las meras lamentaciones frente a las vicisitudes cotidianas, convocando la manifestación de ideas y propuestas para rescatar los equilibrios económicos de la República.
Uno de los asuntos que se ha posicionado es el referido al modelo de desarrollo nacional, orientado hacia el socialismo en correspondencia con el Plan de la Patria propuesto por el Comandante Chávez y que tiene sus antecedentes en el Proyecto Nacional Simón Bolívar y los Planes de Desarrollo Económico y Social de la Nación impulsados desde la llegada de la Revolución.
El denominador común de estos planes ha sido la inclusión de las mayorías históricamente excluidas, siendo innegable el avance en este sentido durante los primeros 15 años del proceso bolivariano. Sin embargo, a partir del año 2014 se emprendieron un conjunto de agresiones económicas contra nuestra Patria que hoy suman más de 400 decisiones entre decretos y órdenes ejecutivas por parte del Gobierno de EEUU y demás gobiernos satélites.
Los efectos de estas medidas coercitivas unilaterales se han pretendido endosar al modelo de desarrollo revolucionario, razón por la que se hace necesario estudiar y delimitar las características esenciales del mismo. En el caso del capitalismo, el desarrollo está planteado solo desde el enfoque del crecimiento y la consecuente acumulación en pocas manos. En el socialismo, el desarrollo posee dos aristas: a) Crecimiento y; b) Distribución equitativa de la riqueza nacional.
La Revolución Bolivariana ha sido enfática en la distribución equitativa de la riqueza a partir de una política de inversión social emprendida por el Comandante Chávez y sostenida por el Presidente Maduro. Sin embargo, lo distributivo no es la causa de las dificultades económicas de nuestro pueblo, sino la imposibilidad del Estado de generar crecimiento a partir de la producción y el ingreso de divisas, hoy contraídas en un 99% como consecuencia del bloqueo.
Esto es posible a partir de la conjugación de una doble dependencia del modelo rentista monoproductor petrolero que hacia lo interno aportó más del 90% de los ingresos de la nación por más de un siglo y hacia lo externo tributa al capitalismo como proveedor de crudo fácil para los grandes centros industriales del planeta. A partir de esta lógica se logra la mutilación de la principal industria de la República Bolivariana de Venezuela.
Por eso el problema económico nacional hoy se enfrenta a desafíos estructurales, donde el Proyecto de Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales plantea un aporte decisivo: abrir varias de las puertas que el bloqueo ha cerrado y crear condiciones para el aprovechamiento de las capacidades productivas en el territorio, para retomar la senda del crecimiento que permita sostener la inversión social y la distribución equitativa de la riqueza.
Decimos que está Ley abre posibilidades en tanto establece condiciones de mayor amplitud, agilidad y flexibilidad sobre los asuntos financieros, comerciales, administrativos y fiscales que contribuyen a saltar las barreras impuestas por las medidas coercitivas unilaterales. Así mismo, afirmamos que crea condiciones para el aprovechamiento productivo del territorio en tanto busca desarrollar las capacidades de las regiones y subregiones del país, lo cual contribuye a la diversificación de la economía y a la reversión de los desequilibrios territoriales típicos del rentismo.
Lograr avanzar en estos ámbitos supone la consolidación de la transición al Socialismo Bolivariano del siglo XXI, por eso no es de extrañar la postura de sectores extremistas, tanto de la ultra derecha como de la ultra izquierda. Los primeros con planteamientos irreales de invasiones colonialistas y los segundos con planteamientos irreales reivindicativos atomizados, aislados del conjunto de la realidad nacional en ambos casos, hecho que los conlleva al continuo fracaso.
Es natural que voceros y organizaciones de reconocida referencia pro colonialista, que durante los últimos años se han atrincherado en torno a un “gobierno interino” ficticio, adversen cualquier propuesta que permita el fortalecimiento económico nacional. Por el contrario, son estos sectores quienes aupando las medidas coercitivas unilaterales, hoy impiden el acceso a 5 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19 mediante el despojo de más de 60 millones de dólares de la República pagados al mecanismo COVAX.
Lo que si resulta insólito y de cierta forma hasta risible (si no fuera porque somos víctimas de una agresión que día a día cuesta vidas humanas), es la posturas de “ultra izquierda” que tras el velo de reivindicaciones sensibles para nuestro pueblo y escudándose en “la crítica”, pretenden ocultar la incidencia del bloqueo y el rentismo en la realidad actual y más aún se atreven a proponer soluciones disparatadas con el objeto de confundir a algunos sectores del país.
Estas posturas, cuya narrativa contra el Proyecto de Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales pretende aducir un carácter neoliberal a la propuesta legislativa, con argumentos infundados, deforman el verdadero propósito y los mecanismos contenidos en la referida iniciativa que en nada atenta contra los derechos sociales adquiridos hasta ahora por nuestro pueblo.
Comentaba el Comandante Chávez que “hay elementos de la teoría económica que son científicos y que son válidos, independientemente de los modelos económicos que imperen o existan en un país o una región, lo que varía es el enfoque con el cual se visualizan esas bases teóricas científicas de la economía y la producción”, tal criterio se aplica en esta ocasión también al Proyecto de Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales.
No existe desviación del modelo de transición al socialismo cuando se promueve la inversión para incrementar y diversificar la producción, la generación de riqueza nacional, la industrialización del país y el aprovechamiento razonable de los recursos naturales con el concurso de los múltiples sujetos económicos de la sociedad, como parte de esos elementos de la teoría económica a los que hacía referencia el máximo Líder de nuestra revolución.
La mayor traición que puede hacerse al legado del Comandante Chávez es la oferta demagógica sobre asuntos como el salario o la negación dogmática de propuestas factibles como las Zonas Económicas Especiales, cuya Génesis se ubica en países socialistas como China y Vietnam, habiendo tenido nuestra Patria precedentes en momentos históricos distintos, tal como lo fue la Ley Habilitante de Zonas Especiales de Desarrollo Sustentable del año 2001.
El desafío actual es de largo alcance, donde la sensatez nos convoca a tener presente el bloqueo y el rentismo como factores intervinientes que condicionan nuestras estrategias y tácticas para transitar hacia el socialismo y que aquellos que enarbolan “soluciones mágicas” o “por decreto” del problema económico, más que ingenuidad, buscan atentar contra los verdaderos esfuerzos y objetivos de la Revolución Bolivariana y la edificación del modelo socialista con características venezolanas.
Por: Fernando Bastidas Calderón