5 de julio de 1811
El 5 de julio de 1811 es una fecha que pasa a la historia por ser el día en que los constituyentistas mantuanos, a excepción de Francisco de Miranda, se reunieron para firmar el acta de la independencia venezolana del Reino de España. Este día, del cual celebramos 211 años, se cierra el capítulo iniciado el 19 de abril de 1810, con la rebelión cívico militar que le dio un golpe de Estado al Capitán General, Vicente Emparan, representante del gobierno de la Junta de Regencia; creada a raíz de la invasión de España por Napoleón Bonaparte. El 5 de julio de 1811 se abre un nuevo y cruento capítulo independentista que se hizo Continental.
Si hiciéramos un índice de nuestra historia, comenzaríamos en Taima Taima, Coro, en el año 13000 antes de Cristo, con la flecha clavada en la pelvis de un mastodonte. Este capítulo concluye el 11 de octubre de 1492. El segundo capítulo comienza el día de la invasión del Abya Yala por la casa Borbón de los reinos de Castilla y Navarra. Este capítulo termina con la llegada del primer barco cargado de personas cazadas en África para la explotación. Antes de 1600, sólo un cuarto de todos los esclavizados que salieron de África lo hicieron como parte de la trata atlántica. Fue en el siglo XVII cuando el tráfico humano atlántico llegó a los dos tercios del total del comercio. Para el historiador Eric Williams las ganancias de la esclavitud fueron la base de la Revolución Industrial europea.
El tercer capítulo comienza con las primeras rebeliones indígenas y africanas. El cuarto se remonta a la revolución comunera de 1781. El quinto a las rebeliones caribeñas de fin del siglo XVIII hasta el 19 de abril de 1810, pasando por la publicación en Londres el 15 de marzo de ese año del periódico El Colombiano; editado por Francisco de Miranda. En este capítulo destaca el movimiento independentista de La Guaira entre el 13 de julio de 1797 y el 8 de mayo de 1799.
Movimiento Independentista de La Guaira (1797-1799)
El Movimiento Independentista de La Guaira, conocido como la Conspiración de Gual y España, planificó la conformación de gobiernos republicanos y la igualdad de sus habitantes sin distinción de raza o condición social, para tales fines sus integrantes trazaron un plan para la emancipación política de España, la abolición de la esclavitud, la devolución de las tierras a sus legítimos dueños, es decir, a la población indígena, y el fin del monopolio comercial que tenía la Compañía Guipuzcoana.
Manuel Gual, capitán de infantería y hombre de refinada cultura, y José María España, teniente de justicia en Macuto, suscribieron el Manifiesto de los habitantes libres de la América española en el que le dicen al mundo: “Haced os pintura de la situación de los habitantes del Norte de esta América. Son ricos e independientes; codician su alianza las potencias de Europa. Haced comparación de vuestra población con la de aquella nueva República, y sacaréis que la naturaleza se complace en poblar los campos de la libertad, cuando le es doloroso y contra su institución el incremento de esclavos. Los desiertos, la soledad y el silencio son las consecuencias de la Tiranía en todo el Universo”.
Simón Rodríguez estaba complicado en esta conjura, y aunque su nombre jamás fue conocido de las autoridades del Rey, creyó más conveniente renunciar a su escuela y embarcarse rumbo a Jamaica, cambiando su nombre por Samuel Róbinson. El historiador venezolano José Luís Salcedo Bastardo (1926-2005) nos dice: “Desde 1794 un grupo de personajes de la colectividad de La Guaira se viene reuniendo sigilosamente para discutir cuestiones políticas. José María España, inteligente y distinguido, se empeña en fusionar con este objeto a individuos de distintas capas sociales; educado en Bayona tiene una posición económica más que holgada; su biblioteca es de las mejores de la provincia. Con él participa en iguales empeños don Manuel Gual, capitán retirado, diestro en los idiomas francés e inglés. El grupo, que paulatinamente ha derivado hacia la conspiración, incluye vascos, catalanes, aragoneses y canarios. Los venezolanos, aparte de Gual y España, están representados por pardos, mayormente mulatos. Entre ellos, Narciso del Valle, barbero muy culto, conocedor de historia política y de la lengua francesa; Juan Morenos y Juan Manuel del Pino, guaireños del Batallón de Pardos; sacerdotes, médicos, comerciantes, militares, agricultores; en la conjura llega a estar lo más calificado de la litoránea población. El genio provisor y organizador de esta conspiración es Juan Bautista Mariano Picornell y Gomila, un sabio pedagogo reformista, nacido en Palma de Mallorca en 1759. Muy activo en las filas de la fraternidad masónica universal, trabaja secretamente en Madrid para sustituir la monarquía con una república democrática. Están a su lado Manuel Cortés de Campomanes, José Lax y Sebastián Andrés (1795). La policía desbarató el intento”.
Alfonso Rumazo González por su parte explica en el estudio introductorio “El pensamiento Educador de Simón Rodríguez” que tanto Picornell como los otros tres pedagogos españoles: “Fueron condenados a prisión, en América: en la mazmorra de La Guaira. Y esa cárcel vuélvese en seguida en centro y nervio de la revolución más organizada de cuantas se han de presentar en América en un lapso de quince años. Picornell redacta las célebres “Ordenanzas-Constituciones”: un ideario cabal del movimiento rebelde y la declaración expresa de una independencia absoluta, mediante la aplicación del sistema republicano, para Venezuela. Picornell y Cortés se fugan a la isla francesa de Guadalupe e imprimen una traducción de los “Derechos del Hombre y del Ciudadano”, en folleto destinado a amplia circulación continental; editan asimismo una canción revolucionaria titulada “La Carmañola Americana”.
Primer Congreso Constituyente de Venezuela
El golpe de Estado del 19 de abril de 1810 a la Capitanía General de Venezuela en Caracas desencadenó en un proceso que condujo a la declaración de la independencia absoluta de España el 5 de julio de 1811.
El Primer Congreso Nacional de Venezuela se instaló el 2 de marzo de 1811, siendo el Congreso más antiguo de América Latina y el segundo de toda América. Sustituyó en el poder a la Junta Suprema de Caracas. El contexto geopolítico occidental en que se da es tanto complejo como contradictorio. La Capitanía General de Venezuela, constituida como tal en 1777 era gobernada por la Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII, institución que gobernó tras la renuncia forzada del Capitán General Vicente Emparan el 19 de abril de 1810 hasta el 2 de marzo de 1811, cuando se instala el primer congreso constituyente.
La situación en España era vergonzosa: los Borbón prácticamente entregaron el poder a Bonaparte y fue el pueblo el que defendió el gentilicio español, como lo pinta Francisco de Goya en el célebre lienzo Los fusilamientos del 2 de mayo de 1808, fecha que da comienzo a la guerra de la Independencia española. El 20 de abril de este año, Fernando VII cruza la frontera española y llega a Bayona. Acá Napoleón lo apresa por seis años. Una prisión disimulada, en un palacio de cuyas inmediaciones no podía salir y con la promesa, siempre postergada, de recibir grandes cantidades de dinero.
Para el año 1811, Estados Unidos representaba un ejemplo. Francisco de Miranda tuvo dos actuaciones destacadas que ayudaron a los Estados Unidos en su Guerra de Independencia frente a Inglaterra. Como capitán de Infantería bajo las órdenes del gobernador español de Cuba, su amigo y mentor, el Gral. Juan Manuel Cagigal, participó en el sitio y toma de Pensacola, obligando a los ingleses a capitular. España recuperó la soberanía sobre la Florida en 1781. Igual triunfo obtuvo cuando los ingleses capitularon en Nueva Providencia, Islas Bahamas en 1782. En Kingston, Miranda había realizado una misión secreta donde recaudó información sobre el ejército inglés.
El Congreso Constituyente fue convocando en la casa del Conde de San Javier en la actual esquina caraqueña de Conde, donde funciona en la actualidad la Biblioteca Simón Rodríguez; para decidir la mejor clase de gobierno para Venezuela mientras durara el cautiverio del Rey Fernando VII en manos de Napoleón Bonaparte. Asistieron 38 diputados de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita y Mérida; posteriormente se incorporaron representantes de Trujillo y Barcelona. Optaron por declarar la Independencia absoluta de la Corona de España el día 5 de julio de 1811 y tomando el nombre de Confederación Americana de Venezuela. Muchos insistieron en firmarlo el 4 de julio para hacerlo coincidir con la “supuesta” independencia de Estados Unidos. Este Congreso se mantuvo en sesiones hasta el 6 de abril de 1812, fecha en que se disolvió debido a la caída de la Primera República de Venezuela.
¿Fernando VII o el código de Washington?
Ese primer Congreso Constituyente se caracterizó por dos facciones en pugna: los partidarios de la independencia de Venezuela (como Francisco de Miranda, Simón Bolívar y Juan Germán Roscio) y los fieles a Fernando VII de España que seguían reconociendo al Consejo de Regencia. Entre ambos bandos había un buen número de indecisos. Asimismo había un gran número de diputados que veían con recelo a Francisco de Miranda, por ser hijo de canarios y no mantuano; por considerarlo «afrancesado» y hasta espía de los ingleses.
El 3 de julio de 1811, el clima era tenso. El principal grupo de presión hacia el Congreso fue la Sociedad Patriótica, creada por el Secretario de la Junta Suprema de Caracas, Juan Germán Roscio Nieves, en agosto de 1810, e integrada por Miranda y muchos jóvenes; entre los que estaba Simón Bolívar. Éste y Miranda salieron a la calle a realizar actos de agitación y movilización con el pueblo. Después de toda una tarde de discusiones y cuando la noche plenaba el recinto, el coronel Simón Bolívar toma la palabra: “¿Trescientos años de calma no bastan?”.
Luego de este discurso, la Sociedad Patriótica se pronunció por presionar al Congreso para que declarara la independencia de Venezuela. Inmediatamente se nombró la comisión propuesta por Bolívar la cual se reunió el día siguiente.
El 5 de julio de 1811, reunidos en la Capilla de Santa Rosa de Lima de Caracas, en la esquina de Monjas, y después de una larga jornada de discusiones, los diputados declararon la independencia de Venezuela del Reino de España con un solo voto en contra. Acordaron llamar a la nueva República como Confederación Americana de Venezuela y nombraron una comisión para decidir sobre la bandera y la redacción de una Constitución. Juan Germán Roscio redactó el Acta y la misma fue firmada ese día y los días siguientes, luego se transcribió al Libro de Actas del Congreso.
Discurso de Angostura
El 15 de febrero de 1819, Simón Bolívar da el discurso inaugural del Congreso de Angostura. A orillas del Orinoco, ve a cada uno de los diputados que fueron constituyentistas de 1811: Juan Germán Roscio, Luis Tomás Peraza, José España, Onofre Basalo, Juan Bautista de León y Francisco Antonio Zea por la Provincia de Caracas; Francisco Parejo, Eduardo Hurtado, Diego Bautista Urbaneja, Ramón García Cádiz y Diego Antonio Alcalá, por la Provincia de Barcelona; Santiago Mariño, Tomás Montilla, Juan Martínez y Diego Vallenilla por la Provincia de Cumaná; Ramón Ignacio Méndez, Miguel Guerrero, Rafael Urdaneta y Antonio María Briceño por la Provincia de Barinas; Eusebio Afanador, Juan Vicente Cardozo, Fernando Peñalver y Pedro León Torres por la Provincia de Guayana; Gaspar Marcano, Manuel Palacio Fajardo, Domingo Alzuru y José de Jesús Guevara por la Provincia de Margarita. A cada uno de ellos les dice: “debo decir que ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situación y naturaleza de dos estados tan distintos como el inglés americano y el americano español. ¿No sería muy difícil aplicar a España el código de libertad política, civil y religiosa de Inglaterra? Pues aún es más difícil adaptar en Venezuela las leyes del Norte de América. ¿No dice el Espíritu de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen; que es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir a otra; que las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos; referirse al grado de libertad que la constitución puede sufrir, a la religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales? ¡He aquí el código que debíamos consultar, y no el de Washington!