Estos días hemos observado como Estados Unidos se encuentra sumergido en una ola de protestas motivadas por el asesinato de George Floyd, un afroamericano que fue víctima del uso excesivo de la fuerza por parte de cuatro oficiales de la ciudad de Mineápolis. El hecho es realmente lamentable, pero estudiando un poco las circunstancias ¿En realidad es algo que deba sorprendernos? En especial cuando hablamos del país que solo ha tenido un presidente negro y ese hecho fue considerado un logro.
Una nación que nace con principios esclavistas
Estados Unidos nació con una Declaración de Independencia que contemplaba la esclavitud. Thomas Jefferson, uno de sus padres fundadores, redactor de la Constitución y presidente, fue un reconocido esclavista. En ella se creó un marco jurídico ideal que protegiera y afianzara la esclavitud como modo de producción.
No fue hasta 1865, luego de la Guerra Civil, cuando se redactó la 13a enmienda, que fue abolida formalmente la esclavitud. No debe sorprendernos que esta haya tomado tanta importancia en la construcción del Estado americano, debido a que en el sur de la nación, que más tarde se convertirán en los Estados Confederados de Norteamérica y se irían a la guerra, la economía se desarrolló gracias a la producción del algodón, en donde el negro esclavo era parte fundamental del proceso de cultivo al ser la mano de obra gratuita.
El doble rasero estadounidense
La Guerra Civil o Guerra de Secesión, fue la puerta para la liberación de los esclavos en Estados Unidos, el norte y el sur se enfrentaron cada uno resguardando sus intereses. Por una parte el norte y su desarrollo tecnológico e industrial necesitaban de mano de obra libre para sostener su economía y por el otro, el sur con sus cultivos de algodón que requerían esclavos. Esto llevó a que desde el norte surgieran movimientos abolicionistas que contrastaban totalmente con los intereses del sur, así se desató la Guerra que duró 4 años y daría la victoria a los norteños.
Y lo que pareciera ser el fin del problema, es en realidad la profundización del odio y la radicalización del sentimiento racista. En ese momento se comienzan a aplicar políticas segregacionistas y en una relativa clandestinidad aparece el Ku Klux Klan, uno de los movimientos supremacistas blancos y de extrema Derecha, con más incidencia en todos los Estados Unidos.

A partir de este momento el estado comienza a manejar un doble rasero con respecto al tema racial, por una parte se habla de igualdad e integración y por otra, se aplican medidas de segregación que empujan a los afroamericanos a soportar condiciones de vida muy cuestionables, lo que desencadena el conocido movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos en 1955, cuando Rosa Parks se enfrenta al sistema, al negarse a ceder su puesto en un autobús a una persona blanca.
Estos movimientos provocaron que la ira de los supremacistas se profundizara y comenzaran los atentados en contra de la población negra. Líderes como Martin Luther King y Malcom X transformaron el ideario de los afrodescendientes, quienes alcanzan en 1968, luego de la muerte de King, ser reconocidos como «ciudadanos» en los Estados Unidos.
El regreso a las doctrinas conservadoras
A partir de los años setenta, los estadounidenses comienzan a implementar políticas de inclusión para los afrodescendientes, se comienza a practicar la no tolerancia ante conductas racistas y son condenados duramente los crímenes de odio. Sin embargo, de manera solapada continúa sobreviviendo el resentimiento racial en la nación.
La llegada de Barack Obama a la presidencia, supuestamente rompía con las normas y significaba un gran avance en los temas raciales en Estados Unidos. Lo realmente llamativo fueron los incrementos en las cifras de muertes de afroamericanos, la continuidad de las prácticas de segregación racial y la persistencia del llamado “racismo institucional” en las estructuras del Estado. En palabras más llanas, el presidente negro, gobernaba rodeado de asesores blancos y profundizó el odio hacia la población negra.

Es por esa razón que un presidente racista, supremacista y que demuestra hostilidad hacia los países de América Latina, especialmente contra México por ser su vecino, llega al poder. Donald Trump representa el retorno a las estructuras tradicionales, el acercamiento a las doctrinas Monroe y Truman, el regreso del “Big Stick” y ese era el deseo de todos los americanos, o mejor dicho, de todos los americanos que poseen el poder y tienen la capacidad de elegir a quien dirige la nación.
George Floyd representa todos los crímenes que ocurren constantemente en contra de los afroamericanos, a las injusticias de las cuales también son víctimas los inmigrantes, es el reflejo de odio que inunda las instituciones. Floyd es el resultado de una historia racista, una serie de políticas mal aplicadas y de un sistema capitalista que solo conoce la opresión. Estas protestas pueden ser la génesis del cambio de visión que está sufriendo la sociedad, que pretende evolucionar luego de haber vivido en pandemia.
CuatroF/ DA