La crisis del capitalismo en el contexto internacional
El desarrollo de nuestro país a lo largo del año 2023 tuvo lugar en medio de una profunda crisis del capitalismo a nivel mundial. En términos generales, se han acentuado las tendencias a la desaceleración de la economía mundial y a la recesión en las naciones más desarrollada del mundo occidental.
La economía globalizada, de acuerdo a los preceptos neoliberales, ha liberado las fuerzas de los mercados financieros, promoviendo su desconexión de la economía real y transformando al mundo en una especie de casino, que le imprime gran fragilidad a los procesos productivos.
Se profundizan las desigualdades sociales al interior de las grandes potencias y las existentes en el planeta. Según cálculos de Oxfam, las 62 personas más ricas del mundo son dueñas de una fortuna superior a los recursos de la mitad más pobre de la población mundial.
Es evidente, que los gobiernos de las oligarquías buscan soluciones económicas exclusivamente en función de los intereses corporativos y en desmedro criminal de las mayorías depauperadas.
Un factor esencial en el contexto mundial lo constituye el proceso de consolidación de un nuevo polo de poder expresado en los BRICS y un conjunto de importantes naciones con un nuevo abordaje de las relaciones internacionales, basado en el respeto a la autodeterminación de los pueblos, la cooperación y el multilateralismo, lo cual ha implosionado el sistema hegemónico unipolar estadounidense de los últimos 30 años.
Asimismo, el desarrollo productivo del capitalismo va de la mano con una aniquilación de los equilibrios básicos del medio ambiente constituyéndose en uno de los principales problemas que afrontan la humanidad.
Esta constelación expresa de manera muy clara, por una parte, lo que ha venido afirmando el marxismo desde hace casi dos siglos: el capitalismo no es capaz de dar respuesta a los grandes problemas de la humanidad.
Esto significa, por otra parte, políticas de agresión externa de un imperialismo en crisis, así como un escenario internacional de importantísimos cambios en favor de la multipolaridad, pero también de grandes perturbaciones económicas.
El bloqueo económico de los EEUU, la causa fundamental de la crisis
Desde agosto del 2017 el gobierno estadounidense aplica sanciones ilegales y criminales contra la economía nacional, que impactan dramáticamente en las condiciones de vida de la población.
Esta agresión sin precedentes afectó terriblemente las actividades de producción y de venta en el exterior del petróleo venezolano, como objetivo central del bloqueo a nuestra economía, pero también impactó profundamente las actividades mineras del país, suprimió las posibilidades de financiamiento externo, restringió gravemente nuestra conexión con el comercio internacional y se tradujo en la incautación de activos por 30 mil millones de dólares, entre muchas otras cosas. En estos seis años, hemos dejado de percibir más de 170 mil millones de dólares como resultado de esas tropelías.
El propósito de esta agresión era caotizar el país y derrocar al gobierno bolivariano. En función de ese plan, se produjo una contracción brutal de los ingresos de divisas y del Estado. El resultado fue el desplome de la producción y del ingreso nacional, hiperinflación, serios desequilibrios monetarios y financieros, así como una durísima situación social expresada en creciente desempleo, pobreza y desigualdades, desplome de los salarios, deterioro del sistema de protección social.
Denunciamos al bloqueo como un acto genocida del gobierno estadounidenses. El bloqueo económico del imperialismo yanqui constituye la principal causa de la crisis socioeconómica que sufre el país, así como el principal obstáculo para para el desarrollo nacional.
Como resultado de enormes esfuerzos del pueblo venezolano y del despliegue de las fuerzas revolucionarias se pudo frenar la caída en picada de nuestra economía y, aún en medio de brutal agresión, propulsar el crecimiento económico para traducirlo progresivamente en mejoras sociales para la población.
De hecho, esa fue una de las manifestaciones más evidentes de la derrota estrepitosa de la política de máxima presión del imperialismo contra la revolución bolivariana.
Recuperación productiva y producción petrolera
De tal manera, que a raíz de las históricas victorias del pueblo venezolano se inicia la reactivación de la economía venezolana. Durante 2023, el crecimiento económico rondó el 4%, uno de los más altos de la región latinoamericana y caribeña, manteniendo el ascenso exhibido desde el segundo semestre del 2021.
Desde la perspectiva económica, uno de los factores que determinan ese desempeño radica en la consolidación y progresivo incremento de la producción nacional de hidrocarburos. Para una economía petrolera, como es la nuestra desde hace un siglo, este es un hecho fundamental. Esto le imprime fuerza al gasto público, un factor dinamizador por excelencia de la economía venezolana.
Además de ello, podemos mencionar la activación de sectores de la economía con el empuje del sector privado, como ocurre en los casos de la agricultura, agroindustria, la manufactura y otros sectores, que han comenzado a invertir y a importar sus insumos de producción sin la muleta del petróleo.
Los trabajadores también han llevado a cabo iniciativas extraordinarias en el frente económico (además del político y social) a través de los CPT, con mayores incidencias sobre planificación y administración de los recursos económicos. Asimismo, los trabajadores del campo han contribuido de manera determinante a aumentar la producción de alimentos, tarea clave para la estabilidad social y política del país.
Este cuadro de recuperación productiva se ha traducido en un incipiente y progresivo incremento de los ingresos de los trabajadores y, por lo tanto, en el consumo de la población. Si bien es cierto que estamos lejos aún de nuestras metas salariales y de ingresos, es innegable el avance alcanzado.
Por último, a finales del año 2023 los EEUU adoptaron una política de “flexibilización” de las sanciones como resultado de su histórica derrota en Venezuela. Esto se ha traducido en modestos ingresos adicionales para el país en los últimos meses del año, pero también se convierte en una especie de encrucijada para la política golpista de los yanquis en nuestro país.
Al respecto, los EEUU han comprendido que la estrategia de máxima presión va a continuar deteriorando sus posiciones frente a la revolución bolivariana. Ante ello, no tienen otra opción razonable que negociar y adoptar la flexibilización de las brutales sanciones, explicada también por las derrotas sufridas por la OTAN en su guerra contra de Rusia, así como la situación electoral de los EEUU el próximo 2024. Sin embargo, esto se va a traducir en un alivio para la economía nacional, en mejoras de las condiciones de vida de la población y en el fortalecimiento del piso social del gobierno.
Economía, estabilidad política y bienestar social
El análisis de la situación económica no se puede realizar independientemente de los factores políticos nacionales e internacionales.
En tal sentido, es preciso comprender que uno de los principales patrimonios del pueblo venezolano es la paz, la independencia nacional y el fortalecimiento del sistema democrático nacional, consolidados luego de enormes sacrificios y grandes victorias frente a la agresión extranjera.
No es por casualidad que nos podemos ocupar plenamente de la situación económica una vez que alcanzamos la estabilidad política, una vez que logramos derrotar a la contrarrevolución. De tal manera, que preservar este escenario de paz y estabilidad política es absolutamente fundamental. Las fuerzas revolucionarias deben profundizar su ofensiva, consolidar su presencia en la calle, no permitirle ningún respiro ni oportunidad a la contrarrevolución.
Por otra parte, debemos fortalecer nuestra línea de acción hacia nuestro pueblo, mejorar sus condiciones de vida. De ahí la necesidad de reactivar la economía nacional.
De la misma manera, en medio de tanta precariedad material, esto obliga a las instituciones a mayor eficiencia en el empleo y rendimiento de los recursos. La batalla a muerte en contra del burocratismo y la corruptela es de crucial importancia.
La recuperación productiva se convierte en el principal instrumento y fuente de financiamiento para las poderosas políticas sociales de la revolución. Esto no solo se corresponde con nuestro programa socialista de reivindicar al ser humano, sino que es una tarea clave para garantizar la estabilidad política.
Producción e inflación en el 2024
En el año 2024, la economía venezolana apunta a la continuidad del crecimiento económico y de los avances en materia de estabilidad macroeconómica.
En cuanto al crecimiento, éste estará determinado de manera muy importante por los ingresos petroleros. En condiciones de “flexibilización” de las terribles sanciones (mínimas modificaciones a la asfixia impuesta), se presenta una perspectiva de crecimiento de dos dígitos, muy superior a los pronósticos del FMI de 4%, que ya nos ubicaban entre los primeros lugares de la región.
En cuanto a las variables macroeconómicas, destaca la reducción de la inflación. Esta ha venido descendiendo en los últimos 4 años, superando la hiperinflación del 2018, 2019 y parte del 2020. El pasado mes de noviembre se registró un 3,5%, el menor incremento de los precios de ese mes en la última década. Ahora, la meta es una inflación de 2 dígitos al cierre del 2024.
La reducción de la inflación es resultado de políticas económicas coherentes y una fortalecida reactivación productiva. Pese a la volatilidad de la tasa de cambio a comienzos del año 2023, ha prevalecido la estabilidad en el mercado cambiario. El otorgamiento de los créditos bancarios asciende progresivamente, lo cual apuntala la inversión privada. La programación de políticas monetarias y del gasto público ha contribuido a controlar los niveles de liquidez, por solo mencionar algunos elementos.
Geopolítica, petróleo y desempeño económico interno
Asimismo, las alianzas con potencias amigas como China y Rusia, entre otros, que hemos tejido en más de dos décadas de política internacional bolivariana, cobra especial relevancia para la economía nacional en el marco de un mundo cambiante en dirección a la multipolaridad y donde estas naciones amigas juegan un papel estelar.
Sin embargo, como ocurre en cualquier nación pequeña y, más aún, agredida por el imperialismo, hay amenazas que pueden incidir negativamente sobre estas perspectivas económicas.
Por una parte, tenemos al mercado petrolero internacional y su tremenda volatilidad. Los precios vienen descendiendo durante los últimos meses, después de un alza significativa. Acá tenemos factores que presionan al alza: i) tensiones en el medio oriente por la guerra yanqui y sionista contra el pueblo palestino; ii) las 14 mil sanciones contra Rusia, una de las grandes potencias energéticas del planeta; iii) los recortes de producción de la OPEP; que chocan con factores que apuntan a la baja: i) expectativas de desaceleración de la actividad económica mundial; ii) el acelerado incremento de la producción de petróleo de esquisto en los EEUU. Es impredecible. Si finalmente se impone la tendencia a la baja, eso obviamente golpeara a nuestra economía.
Por otra parte, tenemos la permanente amenaza del gobierno estadounidense de suprimir la flexibilización de sanciones, que usa como chantaje para imponer sus decisiones, lo cual, como hemos demostrado, no vamos a permitir bajo ninguna circunstancia. En un escenario de elecciones presidenciales en los EEUU con los radicalismos anticomunistas más primitivos activados y en caso de caída de los precios del petróleo, la élite política yanqui podría proceder a recrudecer las agresiones contra nuestro pueblo.
Elecciones presidenciales, economía nacional y bienestar social
Finalmente, tendremos las elecciones presidenciales en nuestro país. En ese contexto, se va a intensificar política injerencista de los EEUU. Las oposiciones “democráticas” y golpista tratarán de atribuir nuevamente todos los terribles efectos del bloqueo al presidente Nicolás Maduro. De igual manera, pretenderán manipular al pueblo, reclamando mejoras mágicas en las condiciones sociales del país a partir de la “flexibilización” de las sanciones, omitiendo el gigantesco daño ocasionado imposible de superar en meses ni años. Será una batalla de la verdad contra la mentira.
En todo caso, ya hemos demostrado que estamos en capacidad de derrotar a la contrarrevolución en cualquier escenario. En lo económico, la producción comenzó a crecer en medio del más inclemente bloqueo.
Finalmente, lo que sí está claro para el pueblo es que el chavismo constituye la única fuerza capaz de recuperar la economía y, con sus frutos, propulsar el bienestar de la población.