Por: Federico Ruiz Tirado
En la era de las redes sociales, la influencia de este fenómeno del arte de la postmodenidad de la era de Trump, su atención colectiva es un arma de múltiple cañón, calibre y filo. Bad Bunny, el ícono del reguetón, es, ciertamente, objeto de atracción por razones desconocidas y por su impacto en el lenguaje balbuceante, la cultura y la identidad de millones de personas.
Desde que en un video de Instagram se muestra a sus padres y a un cura cuando le rocían la blanda mollera que «protege» las entrañas del cerebro y Bad, demasiado bebé como para comprender los beneficios del agua bendita en esa zona angelical y blanda que el futuro le guarda en una esquina de San Juan de Puerto Rico, el bebé se cae, se resbala, o lo dejan caer con la predestinación de Dios, para que con ese defecto neurolinguístico creciera una generación humana que contribuyera a la carnicería de los idiomas humanos e hiciera tanta plata como el pelucón de Lorenzo Mendoza.
Ese puede ser el reino del dinero y uno pensando en la plusvalía y en Marx.
Al prelado le relampagueron los ojos más que a los padres porque ésos son los tipos de milagros que muy proféticamente pinta José Saramago en Cain, una de sus obras maestras: los padres están en la literatura bíblica como unos bolsas esperando que llueva y florezcan las amapolas que pisan los burritos del desierto.
Mientras sus progenitores esbozan una profética sonrisa, como la de Rico Mc. Pato o Ellon Musk, al hacerse cargo de la USAID, a Bad algunos lo ven como un manipulador que aleja a las nuevas generaciones del llamado pensamiento crítico, mientras que otros defienden su autenticidad y su capacidad para conectar con el público.
Más allá de la polémica, es innegable que Bunny se ha convertido en un fenómeno cultural que ha trascendido la música. Su estilo y su discurso han calado hondo en la juventud, y su influencia se extiende a otros ámbitos como la moda y el arte y la jodedera del venezolano en los mostradores de los opulentos bodegones instalados en barriadas del país.
En Barinas, por ejemplo, la cultura también fue protagonista con la celebración de la 20 edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN). Y se oía a lo lejos unos lamentos desde adentro de las guaguas, o sea de la busetas donde se traslada la crema y nata del Gabinete Cultural con sus cajas de libros.
Este evento reunió a escritores, editores y lectores de todo el país para promover la lectura y el intercambio de ideas.
Pero no fue Jackeline Farias y es una lástima, porque el Teatro que lleva el nombre del Baquiano de Puerto Nutrias, J.E. Ruiz Guevara, como lo llamaba el Comandante Chávez, se le están cayendo los aleros del techo, las paredes se escarapelan, las escaleras se descuadran, los baños para todos los sexos no existen, no hay agua; las sillas se oxidan y el auditorio se lo comen las termitas.
En otro lado del mundo la comunidad china conmemora el año de la Serpiente, y escritores y artistas en Caracas van y se unen y se ubican en el Zodiaco a ver qué les depara la suerte de un país cuya mítica muralla subió Chávez trotando a mandíbula batiente dejando atrás a los escoltas y dejando estupefactos a los mirones chinos.
Las celebraciones del Año Nuevo Chino, cuyo animal representativo este año es la serpiente, en el teatro Ruiz Guevara, dijo un paisano de Nutrias que en el Puerto deberían celebrar el de la Cascanare, que es mitad mapanare y mitad cascabel, digna culebra para ponerla bella y exhibirla como el chiguire del cruce de la Av Adonay Parra Jiménez, eximio adeco que engalana con su nombre una avenida que da con otra dónde hay un chiguire que en diciembre lo visten de San Nicolás.
Y así, entre tanta hibridez cultural, comenzará la fiesta electoral con arpa, cuatro, maracas y la voz de los llaneros adoradores de Alberto Arvelo Torrealba.
¿En la actualidad se hace necesaria la alianza cívico militar-policial-religiosa e intelectual para restaurar iglesias pero no teatros, o crearlos como es el caso del «Ruiz-Guevara en Barinas, decretado por Adán Chávez en uno de sus gobiernos, para luego dejarlo a la deriva como una vieja estatua cagada de palomas?
¿Cuál es la nueva biblioteca o el nuevo museo? La nueva Galería Nacional quedó con las patas arriba y a los lados. En una mitad hay una plaza y en la otra mitad un sótano ahora estacionamiento subterráneo.
¿Se abrió una cuarta parte de la GAN, solamente. En Barinas, el museo de Los Llanos es nuevo? ¿En cuántas otras partes?
Los adecos usaron las edificaciones del perezjimenismo, inicialmente, ¿y ahora nosotros usamos las edificaciones adecas o coloniales, como el Palacio del Marqués del Pumar para encasquetar la llamada Casa del Alba?
¿Se puede decir que existen sedes, y edificios públicos culturales del chavismo, creados como georeferentes de la revolución ideada por Chávez con fecha de expiración?