Hace 200 años, un 17 de marzo de 1824, el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, a solicitud de un viejo amigo de Simón Rodríguez, Fray Servando Teresa de Mier, le otorgó al Libertador Simón Bolívar la ciudadanía mexicana por haber liberado Venezuela, Nueva Granada, Panamá, Quito y Guayaquil
Escuchar en una rockola, de algún bar de la geografía venezolana, un bolero ranchero en la voz de Javier Solís; es un hecho de la cotidianidad cultural. En 1976 Gualberto Ibarreto grabó La Bikina, y a los pocos días era todo un éxito. Mucha gente pensaba que la pieza era venezolana, y resulta que no, era mexicana: fue compuesta por Rubén Fuentes en 1964. Loco por ellas, es una película de comedia musical y romance en coproducción mexicano-venezolana, realizada en 1965 y estrenada el 5 de agosto de 1966; escrita y dirigida por Manuel de la Pedrosa y protagonizada por Germán Valdés, «Tin Tan», y Lorena Velázquez. Una de las escenas memorables del film es el contrapunteo de un seis por derecho que hacen el venezolano Néstor Zavarce y el mexicano Tin Tan. El 21 de mayo de 1955, un accidente de tránsito ocurrido en la ciudad de México acabó con la vida de Andrés Eloy Blanco. El 1° de febrero de 1799, el buque de guerra San Idelfonso procedente de La Guaira ancla en Veracruz. En esta nave viaja el joven quinceañero Simón Bolívar. Pero estos no son los únicos vínculos que unen a México y Venezuela.
Rodríguez y México
«Los angloamericanos se han tragado a México como un pastelito». Estas palabras fueron escritas el 26 de noviembre de 1847 por Simón Rodríguez, en carta escrita al coronel neogranadino Anselmo Pineda. El 2 de febrero de 1848, se firma el Tratado de Guadalupe Hidalgo, con el que Estados Unidos le arrebata el 55% del territorio a México, casualmente espacios ricos en oro, hierro, carbón y otros minerales.
Un venezolano luchó con Pancho Villa
Valentín Pérez Pérez es uno de los héroes olvidados del llano venezolano. Nació en San Fernando de Apure. Era dueño de un hato en el Cajón del Arauca (El Toletazo), casado con Mercedes Mirabal, con la cual procreó a Favio Valentín Pérez Mirabal, cuya descendencia de este último con Rosa Olivo, serían: Favio Pérez (quien fuera prefecto de Puerto Páez) y Elba Rosa Pérez.
Producto de las constantes agresiones de los yanquis contra el pueblo y la nación mexicana el 9 de marzo de 1916, el general Francisco Pancho Villa decide recuperar el poblado norteamericano de Columbus, Nuevo México, que antes había sido parte del territorio de México, para darles una lección de dignidad. A las 4:20 de la madrugada, al frente de 403 soldados de la División del Norte, comenzó el ataque que duró 3 horas, durante los cuales enfrentó a las fuerzas militares yanquis, incendió el poblado, tomó el parque de armas, arengó a los pobladores, después de lo cual regresó a la frontera. Entre los soldados villitas que participaron en la acción iba Valentín Hernández, un venezolano que se había enfrentado a la dictadura del tirano Juan Vicente Gómez.
El médico e historiador barinés José León Tapia (1928-2007) en su libro «Tiempos de Arévalo Cedeño», nos cuenta que el venezolano Valentín Pérez había luchado contra la dictadura de Juan Vicente Gómez y debió exiliarse en Panamá, «trabajando de sol a sol, pura sed, paludismo y muerte, bajo el mando de los gringos, casi todos antiguos Rangers de Teodoro Roosevelt. Por eso les tomó tanta inquina y en la primera oportunidad se marchó para donde decían estaba naciendo la libertad». Al llegar a México buscó a Pancho Villa, quién al conocerlo le hizo saber que le costaba creer que un hombre viniera de tan lejos a luchar al lado de los humildes. El bravío venezolano respondió: – «Mi general, vengo de la tierra de Bolívar donde también se siente la injusticia y tenemos a los mexicanos como hermanos de la libertad». De inmediato Valentín Pérez fue alistado en el ejército villista, en la famosa División del Norte de los Dorados de Pancho Villa, donde alcanzó el grado de Capitán por su bravura en el combate. Cuenta el capitán Hilarión Larrarte La Palma que «a este General lo llamaban “El espaletao” porque recibió un tiro en el hombro derecho cuando peleaba en México.
Bolívar en el cine mexicano
En 1942, durante la segunda guerra euroasiática (conocida como Segunda Guerra Mundial), los dictadores Hitler y Mussolini pretendían hacerse de la figura de Bolívar para sus macabros objetivos. Es en ese contexto adverso cuando el cineasta Miguel Contreras Torres, uno de los pioneros del cine mexicano, filma la película contrainsurgente Simón Bolívar, la cual fue protagonizada, entre otras figuras de la actuación, por Julián Soler en el rol de Bolívar, Marina Tamayo (Manuela Sáenz), Carlos Orellana (José Antonio Páez), Margarita Mora (Josefina «Pepita» Machado), Anita Blanch (Fanny du Villars), Carmen Molina (María Teresa del Toro), Domingo Soler (Jacinto Lara), Pedro Armendáriz (Briceño Méndez), Julio Villarreal (Pablo Morillo), Carlos López Moctezuma (José Tomás Boves), Francisco Jambrina (Antonio José de Sucre) y Tito Junco (Francisco de Paula Santander).
Andrés Eloy Blanco en México
Bolívar es el gran ausente del siglo XX, como lo explica el poeta cumanés Andrés Eloy Blanco (1896-1955) en México durante la develación de una estatua: “unos tenían el Bolívar de oro, que servía para comprar conciencias en las horas electorales y otros el Bolívar de mármol, bien muerto, tan bien muerto que daban ganas de darle el pésame a la Tierra por la defunción de la piedra; para otros, era el Bolívar de nieve, inaccesible, como los páramos. Pero el pueblo, en la noche, cuando nadie lo miraba, se llegaba a la estatua del hombre a caballo, lo desmontaba y se lo llevaba a su casa. Y allí hizo el Bolívar de pan para sus hombres, el Bolívar de cristal para sus espejismos y el Bolívar de aire para sus agonías”.
Bolívar: ciudadano mexicano
Son apenas cuatro hechos que unen a Venezuela y a México. Sin embargo, el acontecimiento más trascendental entre ambas repúblicas ocurrió el 17 de marzo de 1824, es decir, hace doscientos años, cuando el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, a solicitud de un viejo amigo de Simón Rodríguez, Fray Servando Teresa de Mier, le otorgó al Libertador Simón Bolívar la ciudadanía mexicana por haber liberado Venezuela, Nueva Granada, Panamá, Quito y Guayaquil del reinado de los Borbón, convirtiendo estas antiguas colonias españolas en la República de Colombia, y por haber liberado Perú y creado la República de Bolivia.
El argumento que llevó Fray Servando Teresa de Mier el 13 de marzo de 1824 al Congreso Constituyente Mexicano fue el siguiente: “Hay hombres privilegiados por el cielo para cuyo panegírico es inútil la elocuencia porque su nombre sólo es el mayor elogio” (…) Por sus tratados de íntima alianza entre todas las Repúblicas de América, ya es y merece serlo ciudadano de todas. Pedimos, pues, que Vuestra Soberanía declare solemnemente que lo es de la República de México, en lo que creemos recibir aún más honor que a él pueda conferirle este título”.
Bolívar y México
Hoy, en este Bicentenario que une dos pueblos y a toda América Latina y el Caribe, tengamos presentes las palabras del Libertador del Mediodía de América: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria (…) Los Estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra. La metrópoli, por ejemplo, sería México, que es la única que puede serlo por su poder intrínseco, sin el cual no hay metrópoli”.