Épico. Así tildó la prensa internacional aquél majestuoso cierre de campaña de Hugo Chávez en octubre de 2012. En aquel momento, la intensa lluvia que caía sobre Caracas no detuvo la aparición del líder bolivariano. Miles de personas se congregaron en el centro de la ciudad en la que sería recordada como la más grande concentración política en la historia venezolana. Un Chávez empapado cantaba y saltaba ante un público extasiado que subrepticiamente se despedía de su líder.
Cinco años más tarde, una extraña casualidad se apoderó de la política venezolana. Los Llanos, tierras de mitos y leyendas, sirven de escenario para un curioso paralelismo: la lluvia y los Chávez. Argenis, hermano del fallecido líder de la revolución bolivariana y hoy candidato a la gobernación del estado Barinas protagoniza un nuevo sentimiento que circula de boca en boca por los parajes más apartados de la geografía venezolana: sus actos de campaña siempre están acompañados de una intensa lluvia. «Es sorprendente«, relató Eugenia Salazar, una barinesa de 54 años que asistía al acto del candidato en Santa Bárbara de Barinas, un paraje llanero ubicado al extremo sur occidental del país. «Para nosotros se trata de una bendición. Sabemos que su hermano desde arriba lo baña con una lluvia de felicidad cada vez que puede», agrega Salazar.
Desde que arrancó la campaña, la lluvia y las multitudinarias concentraciones han sido las protagonistas. «No sabemos qué es lo que pasa. Argenis pasa horas caminando con mucho sol, pero apenas se monta en la tarima cae el palo de agua» comentó Manuel Ceballos responsable comunal de los CLAP en la zona.
Para la ciencia hay una sola explicación: los meses de septiembre y octubre marcan el fin de la estación lluviosa en Venezuela. Es la época en la que la zona de convergencia intertropical descarga sus últimos aguaceros. Septiembre es el mes de los coletazos de los huracanes y perturbaciones tropicales del caribe. Pero en el llano, donde las casualidades no existen y las expresiones naturales tienen un sentido mágico, esta aparente «casualidad» se ve de otra manera. Ajetreados por las vicisitudes cotidianas y la tensión política, los barineses chavistas y opositores dejan a un lado sus diferencias y coinciden en un solo punto: lo de la lluvia y los Chávez ya llegó a otro nivel. En las paradas, bodegas y plazas todos comentan sobre este extraño fenómeno que le imprime a la campaña barinesa un aire de misticismo.
Desde el comando de campaña del candidato opositor desestiman tales afirmaciones. El partido Voluntad Popular que hace apenas dos meses se negaba a participar en elecciones considera que el tema del abastecimiento, las colas y la inseguridad no forman parte de una leyenda. Su candidato, que hasta ahora ha dedicado más tiempo a sortear los problemas internos de la llamada «unidad democrática» demanda un golpe de timón en Barinas.
Mientras tanto, la gente poco a poco se suma a la campaña electoral para reafirmar su vocación democrática y dejar a un lado los funestos meses de abril, mayo y junio cuando las llamadas «guarimbas» dejaron más de cien fallecidos. Barinas, particularmente, padeció una situación de guerra durante meses. Pero con la llegada de la lluvia y la campaña, la población se re vincula progresivamente con su ser social: paz, alegría y misticismo. Argenis, como nuevo heredero del legado de Chávez en la región, se arraiga en el imaginario de un pueblo que se niega a perder su esencia: la facultad de creer.