Simón Rodríguez define cultura como el “hábito de todos los pliegues y colores” en el que mujeres y hombres, hermanados, enseñan “de palabra y de obra” y cantan “el catecismo social con los pueblos”. En este vastísimo sentido se puede afirmar que la cultura es el alma de los pueblos. Los diablos danzantes de Corpus Christi forman parte de la esencia venezolana. Esta tradición religiosa popular que se celebra durante la festividad de Corpus Christi, día en el que los creyentes manifiestan su relación directa con Dios a través del pan y el vino, es decir, el cuerpo y la sangre de Cristo, se celebra en las poblaciones aragüeñas de Cata, Cuyagua, Chuao, Ocumare de la Costa, Turiamo; las carabobeñas de Puerto Cabello, Patanemo, Canoabo, Guacara y San Millán; la cojedeña de Tinaquillo; guariqueña de San Rafael de Orituco; mirandina de San Francisco de Yare y guaireña de Naiguatá; se llevan a cabo por distintas agrupaciones denominadas hermandades o cofradías, las cuales celebran la presencia de Cristo en el Santísimo Sacramento de la eucaristía de acuerdo con la doctrina del catolicismo.
Corpus Christi
El Corpus Christi tuvo sus orígenes en la Última Cena de Jesucristo junto a sus doce discípulos, durante la noche del Jueves Santo. Jesucristo convirtió el pan en la representación de su cuerpo y el vino, que representaba su sangre, invitando a sus discípulos a que comieran y bebieran de él. Este acto precede el santo sacrificio de Jesús en la cruz, venerando su santidad como representante de Dios en la tierra.
En el año 1208, en plena Edad Media, según la clasificación europea de la historia, la religiosa Juliana de Cornillon propuso celebrar esta festividad en honor al cuerpo y sangre de Cristo presentes en la Eucaristía. Dicha propuesta se materializó en el año 1246, en la Diócesis de Lieja, ubicada en Bélgica.
En el año 1263 sucedió un hecho milagroso en la localidad italiana de Bolsena, cuando, en la celebración de una misa, un sacerdote rompió la hostia consagrada, brotando sangre de ella. Esto consolidó esta festividad litúrgica del Corpus Christi.
En el año 1264, el papa Urbano IV, instaura el día de Corpus Christi mediante una bula papal. En el año 1311, durante el Concilio de Vienne, Clemente V reguló el cortejo procesional en el interior de los templos. En el año 1316 Juan XXII introdujo la Octava que incluyó la exposición del Santísimo Sacramento y el papa Nicolás V encabezó la procesión en la festividad del Corpus Christi del año 1447, con la Hostia Santa por las calles de Roma.
Una festividad, explica la antropóloga venezolana Carmen Luisa Ferris Ochoa, “que se extendió rápidamente por Europa y si bien en sus comienzos en España tuvo un carácter de gran solemnidad gracias a la presencia en la Corte de reyes, embajadores y príncipes en la procesión de rigor, con el tiempo se fueron incorporando al acto representaciones públicas de autos sacramentales, carros triunfales con comediantes y personajes como la tarasca, diablillos, gigantes y cabezudos, los cuales le fueron otorgando un cariz de verdadera fiesta popular. La fiesta del Corpus Christi, ya con un espíritu popular de gran calado, fue prontamente introducida en Hispanoamérica durante la colonia como resultado de la política eclesiástica evangelizadora”.
El Corpus Christi, conocido como Cuerpo de Cristo, Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es una festividad móvil, contemplada en el calendario litúrgico. Se celebra el jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad, la cual se lleva a cabo el domingo siguiente a Pentecostés (sesenta días después del Domingo de Resurrección). En el año 2024, el día del Corpus Christi se celebra el 30 de mayo de 2024.
Corpus Christi y la Teología de la Liberación
En esta tercera década del siglo XXI, cada vez que el pueblo celebre el día del Corpus Christi en las figuras de sus diablos danzantes, debemos pensar en la teología de la liberación. Esta corriente teológica cristiana integrada por varias vertientes católicas y protestantes, nace en América Latina en la década de 1960 tras la aparición de las Comunidades Eclesiales de Base, el Concilio Vaticano II (1962-1965) y la Conferencia Episcopal de Medellín (1968), que se caracteriza por considerar que el Evangelio exige la opción preferencial por los pobres y por recurrir a las ciencias humanas y sociales para definir las formas en que debe realizarse dicha opción. En Medellín se estableció: “El Episcopado Latinoamericano no puede quedar indiferente ante las tremendas injusticias sociales existentes en América Latina, que mantienen a la mayoría de nuestros pueblos en una dolorosa pobreza, cercana en muchísimos casos a la inhumana miseria. Un sordo clamor brota de millones de hombres, pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte”.
El santo obispo brasileño Hélder Câmara nos dijo en 1965: “Me siento mal en salir a la calle llevando el pan de la Eucaristía depositado en una custodia dorada, sabiendo que en el mismo tiempo el Cuerpo de Cristo es ignorado y maltratado en las personas pobres que yacen en las aceras, en los niños de calle”.
José Antonio Pagola nos dijo en 2019: “No podemos comulgar con Cristo en la intimidad de nuestro corazón sin comulgar con los hermanos que sufren”. Para este creyente, “la Eucaristía vivida cada domingo con fe, nos puede hacer más humanos y mejores seguidores de Jesús”.
Los diablos danzantes en Venezuela
Los diablos danzantes en Venezuela tienen sus raíces en el siglo XVIII. Las primeras manifestaciones se realizaban en haciendas de los actuales estados Aragua y La Guaira. En 1749, en el día de Corpus Christi, hombres, mujeres y niños se vestían de diablos para cumplir promesas realizadas al Santísimo Sacramento.
Debido a su naturaleza de tradición oral, se han atribuido diferentes orígenes a los diablos danzantes. Una historia interesante acerca de la cofradía de San Francisco de Yare cuenta que hace 400 años, un sacerdote sin dinero ni creyentes para realizar la procesión de Corpus Christi expresó: “si no hay dinero ni creyentes para sacar la procesión del Santísimo Sacramento, ¡que vengan los diablos entonces!” Tras una tormenta, varios diablos se presentaron frente a la iglesia.
En total, existen 11 cofradías que agrupan a más de 5 mil personas, siendo la más famosa de ellas los diablos danzantes de Yare. Estas manifestaciones fueron reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2012.
El cultor popular Gumersindo Palma, nos dice: «En un tiempo podía yo cantar, pero ya no canto, porque las penas y el llanto hasta el cantar me quitó; las culpas no tengo yo de perder todos los cantares, porque con tantos pesares se pierde hasta la ilusión, pero no la educación, porque yo soy El Diablo de Yare». En esta Décima del Diablo está presente la pobreza material.
Los pobres y la Eucaristía son el cuerpo real de Cristo, tengámoslo presente cada vez que los diablos dancen el día de Corpus Christi. No podemos olvidar ese cuerpo ni esa sangre. Saquemos a los mercaderes del templo, derrotemos a los asesinos del pueblo palestino, venzamos a los que piden sanciones e invasiones extranjeras a Venezuela, multipliquemos los panes y los peces, sanemos a los enfermos. La tarea es satisfacer las cinco necesidades básicas de las que nos habla Simón Rodríguez: “démosle comida al hambriento, vivienda al peregrino, vestido al desnudo, remedios al enfermo y alegría al triste”.