Un triunfo con muchos significados
Logro de todos: se impuso la paz
El primer elemento a destacar, al hacer un balance de la jornada electoral del 25 de mayo es que se impuso la paz, la tranquilidad, la normalidad de un proceso sustantivamente democrático.
A estas alturas de nuestro desarrollo como país, esto no debería considerarse un logro, sino algo inherente al ejercicio de la democracia. Pero los factores opositores violentos (teledirigidos desde un imperio en declive) siguen empeñados en las vías ajenas a la Constitución. Por eso, completar una cita electoral sin incidentes que lamentar tiene que ser considerado como un motivo de congratulación.
Las amenazas que existían para el 25-M no eran delirios paranoicos. Basta recordar lo que ocurrió después del 28 de julio de 2024, cuando la extrema derecha intentó incendiar el país, una acción que costó 26 vidas venezolanas.
Adicionalmente, había planes violentos, algunos de ellos expuestos públicamente por sus promotores o por los muy activos “guerreros del teclado”, a través de las redes sociales y ciertos medios de comunicación que les sirven de plataforma a todas las conspiraciones. La oportuna acción del Estado venezolano abortó estas tentativas de generar el caos.
Fue una victoria no sólo para el gobierno y el Gran Polo Patriótico, sino también para los factores democráticos de la oposición, que resistieron la presión ejercida sobre ellos por sus propios congéneres radicales.
Victoria general del chavismo
La segunda dimensión del triunfo político en las elecciones parlamentarias y regionales fue el resultado concreto de ellas. El chavismo se alzó con una victoria general, tanto en el número de escaños alcanzados en la Asamblea Nacional y los consejos legislativos como en las gobernaciones de Estado.
Una conquista de esta magnitud tiene el efecto de ratificar, en términos de política real, al gobierno del presidente Nicolás Maduro. No significa que cesarán los empeños del poder imperial y sus lacayos por tratar de deslegitimarlo y llamarlo dictadura, autocracia o régimen. Pero esas matrices de opinión pierden fuerza considerablemente ante una victoria electoral de gran calado.
Mayoría en la AN para el plan legislativo
La contundente mayoría alcanzada en la AN permitirá al gobierno aprobar el ambicioso conjunto de leyes y códigos que forman parte del Plan Legislativo diseñado para el Parlamento que estará en funciones desde enero de 2026 hasta inicios del mismo mes de 2031.
La importancia de este logro tal vez no sea tan notoria, luego de los cuatro años y medio previos, los que lleva en ejercicio la legislatura electa en 2020. Pero adquiere una gran proyección si se piensa en los desastres que causó la anterior AN, la que fue elegida en 2015 y estuvo en funciones entre 2016 y principios de 2021. Los daños ocasionados al país por ese Parlamento, controlado por la oposición, fueron de tal proporción que pasarán años antes de que se puedan considerar subsanados.
En ese sentido, el contar con una AN sintonizada en la misma frecuencia que el Ejecutivo resulta un alivio y una garantía de que durante el próximo quinquenio legislativo, ambos poderes estarán empujando en el mismo sentido, en lugar de obstaculizándose mutuamente.
Triunfos simbólicos en Zulia, Barinas y Nueva Esparta
En el ámbito de las gobernaciones y consejos legislativos, la victoria revolucionaria fue casi total. Sólo en el estado Cojedes la oposición logró mantener la cuota de poder que había alcanzado en los comicios de 2021.
En el contexto de ese extraordinario desempeño general de los candidatos del Gran Polo Patriótico en la escala regional, hay varios triunfos que sobresalen por su peso simbólico.
Uno de ellos es Zulia, por tratarse de la circunscripción electoral más nutrida del país, que en varias ocasiones ha estado bajo control opositor. También es estratégica esta victoria por tratarse de uno de los estados con mayor extensión de fronteras con Colombia, país que sigue albergando toda suerte de amenazas contra la estabilidad de Venezuela.
El hecho de haber derrotado a Manuel Rosales también tiene significación, pues hablamos de uno de los principales líderes opositores, jefe de un partido sólido en la región. Rosales ha logrado eludir sus responsabilidades respecto al llamado interinato, del que fue cómplice y beneficiario. El cargo que desempeña desde 2021 le ayudó a “pasar agachado”. Ahora veremos si puede seguir haciéndolo.
Otro caso destacable es Nueva Esparta, donde se logró derrotar a uno de los más rancios caudillos sobrevivientes de la IV República, Morel Rodríguez. Es tremenda la responsabilidad que tiene la nueva gobernadora, Marisel Velásquez para que ese retorno al poder no sea, otra vez, transitorio.
Pero, quizá, el caso más simbólico sea el de Barinas, el estado natal de Hugo Chávez, que desde 2021 era emblema de la capacidad de la oposición para derrotar al movimiento bolivariano. El hecho de que la recuperación del poder en la entidad llanera haya corrido por cuenta del profesor Adán Chávez, hermano del comandante, dota al triunfo de mucho mayor brillo.
En esos tres estados corresponde realizar un intenso trabajo de recuperación a fondo de la presencia política del Partido Socialista Unido de Venezuela y sus aliados, para consolidar el logro alcanzado en estas elecciones.