Factores opositores no renuncian a los atajos
Ataques al Poder Popular
Es bien sabido que el gobierno venezolano está enfrentado amenazas múltiples, provenientes de diversos sectores, aunque hilvanadas por un mismo actor: el poder imperial.
No se trata solamente de enfrentar a los dirigentes ultraderechistas y antipatrióticos que hacen llamados a que el país sea castigado hasta que se haga la voluntad de Estados Unidos. El ataque es multidimensional y una de sus modalidades ha sido, desde un principio, la utilización de grupos de la delincuencia común y organizada para perturbar el escenario político y romper la paz social.
Han sido claras las participaciones de peligrosas megabandas y renombrados pranes en acciones paramilitares dirigidas por la oposición como ocurrió en los días previos a la Operación Gedeón, en 2020, o como pasó luego en la Cota 905 y otras barriadas de Caracas, en la semana del bicentenario de la Batalla de Carabobo, en 2021.
La semana pasada, los nexos oscuros entre la antisociedad y la oposición quedaron en evidencia de nuevo, luego de que fuera dado de baja un peligroso delincuente de los Valles del Tuy, apodado “el Gordo”. Algunas personas dieron a conocer videos en los que este individuo amenazaba con matar a balazos o lanzarles granadas a las voceras de las organizaciones comunales de la zona.
No es casual que estos líderes negativos de las comunidades se enfoquen en destruir la organización popular y en tener en zozobra las dirigentes, en su mayoría valientes mujeres. En eso, los pranes coinciden con los factores de la derecha y la ultraderecha que siempre han estado en contra del Poder Popular.
El vivo recuerdo de la violencia
En estos días, a propósito de que los partidos y líderes opositores andan buscando votos y presentándose como mansas palomas de la paz, son muchos los materiales que se han publicado en las redes sociales acerca de cómo han sido, en verdad, las supuestas “protestas pacíficas” de estas fuerzas políticas.
La memoria digital ha activado la memoria viva de las personas que sufrieron los hechos violentos de 2013, 2014, 2017, 2019 y 2020, protagonizadas o impulsadas por los mismos que ahora dicen ser irrestrictos partidarios de la ruta electoral.
Cuatro meses continuos de disturbios callejeros, cierres de vías, quema de basura, destrucción de propiedad pública y privada, ataques con explosivos y excrementos contra las fuerzas de seguridad, quema de personas y, al cierre, atentados contra los centros electorales el día de los comicios para la Asamblea Nacional Constituyente son un somero resumen de lo ocurrido en 2017
La “gracia” de estos luchadores por la libertad (como los llamaba pomposamente la maquinaria mediática global) se puede medir en numerosas muertes, lesiones, detenciones, daños psicológicos y enormes pérdidas económicas para un país, adicionalmente, bloqueado y asediado.
Fundamentales recuerdos para cuando aparezcan en los barrios y caseríos los jefes de la guarimba a decir que aman la paz.
Las amenazas de los influencers
Durante años, el elenco de las obras de teatro opositoras se ha ido colmando de monstruos. Son personajes de muy dudosa ralea, que han adquirido notoriedad basándose en expresar puntos de vista a cuál más aberrantes, grotescos y contrahechos.
La carga de violencia, odio, inquina, y rabia; es descomunal. Hablan con absoluto desprecio, no sólo respecto a los dirigentes políticos; sino que también abarcan a la militancia, al pueblo llano.
Algunos de esos sujetos lanzan constantemente amenazas sobre lo que piensan hacerles a funcionarios, militantes o simpatizantes del gobierno; una vez que los desalojen del poder. Y lo hacen en nombre de la democracia y de los derechos humanos. Así de desquiciados y disociados están o aparentan estar.
A raíz de las últimas incidencias del caso Pdvsa-Cripto, uno de esos célebres individuos, ubicado entre la fauna de los influencers, dirigió sus dardos envenenados contra el fiscal general, Tarek William Saab, en un mensaje camuflado bajo la apariencia de una preocupación por su vida e integridad física.
Para colmo de ignominia, en la advertencia utilizó el nombre del fiscal Danilo Anderson, cobardemente asesinado por la oposición venezolana hace ya 20 años.
Sólo habría que imaginar lo que podría ocurrirle a una persona que amenace de esa forma a un fiscal general o su equivalente en alguno de los países donde estos “valientes” se encuentran “exiliados”.
Matriz del Tren de Aragua
Mientras quienes planificaron y ejecutaron la violencia se ponen su cuero lanudo de ovejas, los depravados de la maquinaria mediática, pieza fundamental de todas las conspiraciones en Venezuela, siguen empeñados en reanimar la matriz del Tren de Aragua.
El propósito ulterior de esto es intentar de nuevo montar la narrativa de que esa megabanda venezolana, oficialmente desmantelada, es una especie de brazo paramilitar del gobierno venezolano para causar zozobra en otros países.
Es, obviamente, otra de las ya manidas operaciones de la CIA mediante las cuales se crean ejércitos y organizaciones terroristas, supuestamente contrarias a Estados Unidos (Al Qaeda, ISIS, por ejemplo) con la finalidad de justificar luego ataques contra los países a los que se acusa de ser sede o de amparar a dichos entes armados.
El relato del Tren de Aragua ha perdido fuerza, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos de la derecha y algunos de izquierda tibia-casi-fría del continente. Sin embargo, todavía no han renunciado a implantarlo y, de seguro, en la medida en que avance la campaña electoral, le meterán más dinero y trabajo a esa matriz.