La derecha traiciona y vende la Patria
Sobornos petroleros a la doña rica
Cualquiera que tenga una mínima formación política sabe que, María Corina Machado es parte de la oligarquía más tradicional de Venezuela y, por tanto, agente del poder imperial estadounidense. Una cosa implica la otra porque nuestras clases dominantes siempre fueron subsidiarias de las corporaciones y los magnates gringos.
En los últimos tiempos, el empeño de Machado ha sido erigirse como la líder fundamental de toda la oposición y así consagrarse como la preferida de Washington.
Más allá de sus motivaciones personales (el egocentrismo parece ser uno de sus rasgos psicológicos más claros), se trata de un asunto de negocios, de dinero, de intereses económicos.
Los pagos que, según la periodista brasileña Patricia De Oliveira Souza Lelis, ha recibido la dirigente ultraderechista inhabilitada de parte de Howard Stirk Holdings (HSH), son apenas una parte de esa gigantesca trama financiera entre la añeja burguesía venezolana y los lobbies estadounidenses que quieren volver a controlar a Venezuela. Son fabulosos los negocios que ya tienen pactados.
«Embajador» del interinato reincidente en traición a la Patria
Las derechas y ultraderechas se tornan cada día más desembozadas en sus actitudes lacayunas. No las ocultan y, antes bien, las exhiben orgullosamente. Lo hemos visto en muchos países del vecindario, siendo el caso de Javier Milei, en Argentina, el más caricaturesco.
Los fachos venezolanos no quieren quedarse atrás. Cada vez que pueden se muestran públicamente muy dispuestos a subordinarse ante las élites estadounidenses, llegando a los más bajos niveles de la traición a la Patria.
Ejemplo de esto en la última semana fue la denigrante intervención de Carlos Vecchio, el seudoembajador del interinato en Estados Unidos, en un acto con la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur y ariete del injerencismo estadounidense en Nuestra América.
El deplorable personaje, de la pandilla de Leopoldo López y Juan Guaidó, le formuló preguntas a la oficial como parte de un evidente guion para alimentar la narrativa de que el gobierno constitucional de Venezuela busca una guerra con Guyana, con el fin de tener una excusa para suspender el proceso electoral.
Vecchio sabe muy bien que el Comando Sur, la CIA, y otras agencias y corporaciones estadounidenses, son las que están convirtiendo a nuestro Esequibo y a las aguas no delimitadas en una zona de conflicto, con el fin muy claro de apoderarse de las enormes riquezas de ese territorio y su mar. Triste papel el de este representante de lo peor de la oposición venezolana que reincide cada día en el delito de traición a la Patria.
El yerno de Ledezma también es chupasangre
Otra noticia reciente da cuenta de que Luis Fernando Vuteff, uno de los yernos del prófugo opositor Antonio Ledezma, accedió a declararse culpable en Estados Unidos, donde se le enjuició por un caso de corrupción y legitimación de capitales.
El dinero que manejaba este personaje fue sustraído de Petróleos de Venezuela, en una nueva demostración de cómo las mafias que han chupado la sangre del patrimonio nacional siempre tienen la complicidad de los supuestos opositores.
Mientras esto ocurre, Ledezma no cesa en su campaña a favor del candidato que no es candidato y de la no-candidata que pretende ser candidata. Es otro de los muchos farsantes que se venden como mártires de la lucha por la democracia en Venezuela, mientras disfrutan de vidas de ricos y famosos en Europa y Estados Unidos.
Son los integrantes de una élite política que se las ha arreglado para desangrar al país a través del montaje del interinato y, al mismo tiempo, ser parásitos de las agencias imperiales que financian conspiraciones.
El comodín de ser perseguido o exiliado
No es un invento original de la oposición venezolana, pues los contrarrevolucionarios cubanos han vivido de eso por varias generaciones: es el «arte» de declararse perseguido o exiliado político para acceder a dinero, fama o impunidad.
En el caso venezolano, ya sabemos que toda persona detenida por participar en manifestaciones violentas, intentos de magnicidio, golpe de Estado o invasión, sabotaje de servicios públicos o hechos de corrupción, lo primero que hace es declararse preso político.
Gente que ha matado con premeditación, alevosía, ventaja y cobardía alega que se le ha privado de libertad «por pensar distinto».
Cualquiera que emigra y va a parar a Estados Unidos o algún país de la Unión Europea de inmediato se inventa un currículum como opositor y un falso expediente policial.
Hasta el acusado de quemar vivo a Orlando Figuera vive amparado por estas mentiras en España.
Así que no resulta sorprendente que Rebeca y Francisco García, una pareja de hermanos acusados por particulares a través de redes sociales como acosadores sexuales, recurran a esta argucia para tratar de evitar que España los envíe de vuelta a Venezuela para ser juzgados por los delitos que les imputan.
Era de esperarse que dijeran ser perseguidos políticos del “régimen” de Nicolás Maduro para tratar de evitar la extradición. Ese es el argumento comodín dentro y fuera del país para cualquier tipo de delincuente.