Venezuela, por las riquezas naturales que ostenta, (mayor reserva petrolera probada del mundo, cuarta de gas, con ingentes cantidades de oro, otros minerales, la riqueza en fauna y flora, el potencial agroalimentario, y mucha agua dulce), siempre ha sido una presa para los imperios.
Hoy lo es mucho más, y es que el petróleo y el gas son recursos no renovables, con el transcurrir de los años los países donde abastecerse de hidrocarburos van a reducirse.
Pero, sobre todo, más allá de las razones expuestas líneas arriba, es que quienes hoy están al frente del Gobierno Bolivariano, no están dispuestos a poner esos recursos en manos de la corporatocracia global, como hacen en otros países.
Eso pone a Venezuela en el ojo del huracán. Ya, dicen los expertos en temas militares, sobre todo en las guerras de nueva generación, se han aplicado más de una decena de doctrinas militares contra su tierra.
Pero sin extendernos en ello, hay dos hechos concretos, inobjetables, que lo demuestran; en primer lugar, al presidente Nicolás Maduro se le intentó asesinar en un acto público. Ya se sabe que hubo elementos externos involucrados en ese intento de magnicidio.
Mucho antes, en 2002, al comandante Hugo Chávez se le dio un golpe de Estado, también con participación foránea. Para muchos, fue el primer golpe mediático de la historia.
Bueno, Chávez volvió en menos de 48 horas y Nicolás Maduro todavía sigue siendo el presidente de Venezuela.
Pero en ese ínterin, mucho sufrimiento, mucho dolor ha soportado el pueblo venezolano. La gente de carne y hueso ha debido sobrellevar el bloqueo económico porque, según Barack Obama, Venezuela es una amenaza inusual para Estados Unidos.
¿Qué amenaza? No se sabe, sólo que es inusual.
Eso dio pretexto para generar desabastecimientos artificiales, devaluación de la moneda. Dio pretexto para que los extremistas generaran violencia. Una violencia que en un momento estuvo a punto de convertirse en guerra civil. Venezuela tampoco ha estado a salvo de intentos secesionistas. Algunos desvariados han querido fragmentar el territorio venezolano para poner los recursos más apetecidos en manos de quien los patrocina.
Apátridas siempre ha habido, y, desgraciadamente, siempre los habrá. Siempre los encontrarán. Afortunadamente, más allá de discrepancias políticas, partidarias, existe en la gran mayoría del pueblo venezolano un fuerte sentimiento patrio. La sombra de Bolívar es muy fuerte aún, como elemento aglutinador.
Pero, reiteramos, la tierra del Libertador, sus hijos, por lo expuesto antes, siempre estarán en riesgo. Se intentarán maneras de crear confusión, caos, de crear conflictos internos y externos, que impidan la prosperidad y tranquilidad anhelada y merecida.
Y, aquí podemos ir planteando algunos escenarios. Uno de ellos tiene que ver con la migración inducida. Migración que al principio fue promovida por los adversarios del Gobierno Bolivariano, que en un primer momento fue recibida con beneplácito por gobiernos de carácter neoliberal, que pretendían imponer una narrativa similar a la que impusieron por décadas contra Cuba, para justificar el bloqueo a la isla.
Un relato anclado en la narrativa de la Guerra Fría. Eso sí, muy al gusto de la Casa Blanca. Algunos de esos migrantes fueron utilizados en contiendas electorales de Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina. La idea era demonizar a los movimientos de izquierda, progresistas.
Eso fue en un primer momento. Pero, luego, al ver que las cosas no les funcionaban, y, al darse cuenta de que en esos países, donde el modelo no permite atender a sus propios ciudadanos, la llegada de un número importante de esa migración inducida a sus tierras los ponía en evidencia.
El pedido de fondos para atender a los migrantes venezolanos, que supuestamente enviarían desde los factores de poder, empezando por Washington, no llegaron, o si llegaron terminaron en las cuentas bancarias de inescrupulosos venezolanos enriquecidos con esa migración inducida.
No sólo eso, empezaron a aparecer algunos focos extraños de xenofobia en algunos países. Xenofobia extraña porque los sudamericanos por conformación, por historia, por tradición, nunca han sido xenofóbicos. Entonces algunos hechos violentos, desagradables, se amplificaban, se manipulaban.
Hace un tiempo venimos alertando sobre ello, aquí mismo desde el Cuatro F, hemos visto con preocupación algunos brotes de xenofobia, pero sobre todo el manejo de algunos medios, de las llamadas redes sociales, que todos sabemos quienes las manejan y como imponen narrativas y tendencias. Ante eso, el 20 de septiembre del 2018, publicamos: «En el ínterin, los llamados tanques pensantes, a través de sus medios, intentan sembrar algunos elementos peligrosos”.
Uno, la xenofobia por venganza. Es decir, si en Ecuador, Colombia y Perú, se trata mal a los venezolanos, quedando ya demostrado que los casos han sido mínimos, por no decirlo anecdóticos, entonces en Venezuela debemos pagarles igual a sus connacionales.
Dos, evitar la unión de los pueblos. Si se produce esa disputa planteada en el anterior punto, se producen dos hechos: Primero, que ante una agresión a Venezuela los pueblos de esos países respalden el hecho, no se pronuncien en contra, en suma, habría ganado la opinión pública a la que tanto temen. Segundo, evitarían que los pueblos vean el proceso bolivariano como un ejemplo a seguir. ¿Por qué seguirían un proceso donde se excluye, se agrede a ciudadanos de pueblos hermanos?
Tres, quitarían la bandera del internacionalismo, de la unión de los pueblos.
Cuatro, lograrían que nos encamináramos a un aislamiento con los pueblos de la región.
Cinco, nos desviarían de la verdadera identificación del enemigo. El enemigo es la derecha, local, regional y global, los que están en el poder explotando a sus pueblos. El pueblo de Perú, como el de Colombia, y el de Ecuador ahora, necesitan acompañamiento para librar la lucha contra la explotación, contra la violación de sus soberanías a través de acuerdos comerciales y “alianzas” con trasnacionales y entes como la Otan».
En otro momento del escrito dijimos que «actuar irreflexivamente nos impide llevar la batalla en donde tenemos ventaja, en el terreno político- social. Lo que el venezolano que migró encontró fue la verdad del mundo neoliberal. En Colombia y Perú, fundamentalmente, la protección social al pueblo, a los trabajadores, es mínima. En el Perú, por ejemplo, la vigente constitución de 1993 le impide al Estado intervenir en el tema económico, el ciudadano queda a merced del mercado.
Las riquezas naturales no están al servicio del pueblo. Los derechos políticos, culturales, económicos, en suma, lo que nos hace una sociedad incluyente e inclusiva, es imperceptible.
Es bueno también que los venezolanos aprendan a desconfiar de la propaganda que ven tanto en los grandes medios, como en las llamadas redes sociales, cuando deban tomar una decisión«.
Mejor aún, todos debemos darnos cuenta de que alguien intenta cotizar la región, de ponernos en una situación de todos contra todos, de sembrar lacras sociales como la xenofobia.
Otro detalle, siempre que hay eventos electorales, de consulta, se activan esas matrices. En 2018 hubo elecciones presidenciales en Venezuela, con el triunfo del actual mandatario, Nicolás Maduro.
Hoy Venezuela va a otra consulta importante, reafirmar la pertenencia de la Guayana Esequiba. Esto no es casual. Intentos de quebrar la paz, provocaciones, no son aisladas, no son espontáneas; forman parte de un todo que alguien implementa.
Veamos: el 7 de noviembre, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, le pidió al Gobierno de Guyana parar las «provocaciones» en medio de la disputa que mantienen por la Guayana Esequiba.
Esto a raíz de que el primer ministro guyanés, Mark Phillips, señaló que «se acabó» el tiempo para una negociación sobre este asunto.
Maduro, en un evento con diversos sectores políticos, económicos y sociales, dijo que el mandatario guyanés tuvo “palabras arrogantes temerarias y estuvo ofendiendo y provocando a Venezuela«.
«Primer ministro de Guyana, Venezuela no es un país de cobardes, somos un país de paz, pero dispuesto a defender nuestros derechos históricos, derechos propios. Pido respeto a Venezuela, primer ministro de Guyana. Basta de ofensas, basta de provocaciones«, expresó Maduro.
Phillips, previamente, ante el Legislativo de Guyana sobre este tema, se mostró confiado en el proceso que lleva adelante la CIJ, y reiteró que el Esequibo «pertenece únicamente» a su país y a los guyaneses«, quienes, «juntos«, asegurarán «el triunfo de la justicia«.
Esas declaraciones no son aisladas, son parte de un discurso que algunos sectores guyaneses vienen usando en los últimos meses.
Son declaraciones agresivas, bélicas. La pregunta, y se la vienen haciendo en varios rincones del hemisferio que ven con preocupación la posibilidad de un indeseable enfrentamiento militar, ¿tiene Guayana como afrontar exitosamente una guerra con Venezuela? No tiene.
Entonces ¿por qué las declaraciones altisonantes?
¿Será que alguien en Washington les ofreció algo?
Aquí es cuando recordamos unas declaraciones del 21 de enero de este año, de la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, cuando ante el «think tank«, Atlantic Council, dijo, refiriéndose a Latinoamérica: «¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tienes el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60 % del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile».
Aquella jornada, también afirmó que en Latinoamérica están «las reservas de petróleo más grandes, incluidas las de crudo ligero y dulce descubierto frente a Guyana hace más de un año. Tienes los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro«.
Richardson también habló sobre su enemistad con Rusia, enfatizando que Venezuela, Cuba y Nicaragua son amigos de ese país.
La misma jefa del Comando Sur cuestionó el 13 de octubre el trabajo que viene haciendo Telesur, junto a Rusia Today y Sputnik Mundo.
Pongamos todo lo que venimos diciendo en contexto. Brotes de xenofobia en sitios pequeños, muy focalizados en Perú, Ecuador, Colombia; situación tensa con Guyana; nuevo intento por intentar posicionar a una candidata de la extrema derecha en Venezuela como alternativa al chavismo; y la advertencia de Richardson sobre Telesur.
Todos debemos darnos cuenta de que alguien intenta cotizar la región, de ponernos en una situación de todos contra todos, de sembrar lacras sociales como la xenofobia
¿Por qué? Porque se intenta vender una narrativa de Venezuela como país agresor, que quiere despojar a un «pequeño país» de sus riquezas, riquezas que pueden mejorar la calidad de vida de sus empobrecidos habitantes.
Se intenta vender la idea, para el exterior básicamente, de que Maduro intenta disimular el «crecimiento de popularidad de María Corina Machado» con un conflicto externo. Al interior se sabe que eso no es cierto. Esa carta ya la ha jugado varias veces quien patrocina a la señora Machado, representante de lo que podría llamarse el «sifrinaje político», pero que ya ha fracasado varias veces.
Pero la certeza a ellos no les interesa. Ellos juegan sus cartas para confundir, para crear matrices erróneas.
El último 18 de noviembre, en la Voz de América, se publicó un trabajo sobre el tema citando a Andrei Serbin Pont, a quien identifican como doctor en relaciones internacionales y analista especializado en inteligencia geopolítica con base en política exterior, defensa, seguridad y derechos humanos, quien ve con «preocupación» la amenaza de un conflicto armado entre Venezuela y Guyana.
El susodicho Serbin Pont ensaya una hipótesis, según la cual el chavismo juega con “la posibilidad de una `malvinización´ de las crisis internas en Venezuela por el gobierno de Maduro. Este es un riesgo latente”.
La misma Voz de América cita al consultor, analista de seguridad nacional, periodista y autor estadounidense Douglas Farah, para quien “el peligro de conflicto es grande y real entre Venezuela y Guyana«.
En su opinión, “está en juego el futuro de dos economías suramericanas en un contexto de controversia territorial y particularidades internas«.
Farah, a quien presentan como presidente de la firma consultora sobre seguridad nacional IBI Consultants, resalta que el gobierno venezolano “está desesperado por explotar nuevas reservas de petróleo distintas al crudo pesado que suele procesar, de menos valor y más caro de producir”.
Nótese el tono del relato, cómo lo muestran.
Y allí viene la otra arista. ¿Quién ha hecho de la hospitalidad con los extranjeros una norma, una tradición? Venezuela. ¿Quién enarbola la bandera de unidad e integración, real, efectiva, por lo menos en los últimos 20 años? El Gobierno Bolivariano.
Si producto de la tensión, de la manipulación en las redes sociales, donde se ven agresiones a venezolanos en países vecinos, algún exaltado o grupos de exaltados, o pagados para ello; arremeten contra peruanos, ecuatorianos, venezolanos o cualquier ser humano de otra nacionalidad, ¿qué pasaría con la narrativa, con el esfuerzo del Gobierno Bolivariano?
¿Cómo quedaría ante la opinión pública mundial? Sobre todo hoy cuando el mundo está sensible por los horrores que vemos en Palestina.
Para lo enemigos del Bolivarianismo ese escenario sería un delicioso manjar.
Si a eso le sumamos algún hecho confuso en la frontera con Guyana, un fake news donde se diga que algún componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) atacó guyaneses o intereses de Guyana, o ¿por qué no? instalaciones de la ExxonMobil, podría desatar un escenario que ninguna persona de buena voluntad quiere.
Eso podría propiciar, inclusive, que alguna potencia invoque el «Derecho de Proteger».
Cuidado, Venezuela va hacia un referéndum importante, que no se enturbie. Nervios de acero y disciplina es lo que se necesita.
Se sabe cómo juegan los enemigos de la paz. Conociendo sus intenciones y sus procedimientos se les puede desmontar. Pericia y experiencia hay.