Por Jesús Faría
El camino de Vietnam al socialismo
Vietnam, ha transitado una historia llena de sacrificios y heroísmo frente a los grandes desafíos que ha enfrentado. Después de concentrar la solidaridad y admiración de los pueblos del mundo, por la gloriosa resistencia frente a 3 imperios y sus políticas de dominación colonial, ahora despierta el interés y asombro universal, por el deslumbrante dinamismo de su economía y su capacidad de generar bienestar en la población. Todo ello ha ocurrido con el protagonismo excepcional del pueblo vietnamita, dirigido por su heroico Partido Comunista, el partido del gran Ho Chi Minh.
La resistencia antiimperialista
La historia de Vietnam desde la década de los 30 del siglo XX, es la lucha por la independencia nacional. En ese momento, comienza a organizarse la resistencia al colonialismo francés, bajo la dirección de la figura legendaria de Ho Chi Minh al frente del movimiento de liberación nacional y del Partido Comunista.
En 1940, inicia la II Guerra Mundial y Japón ocupa Indochina. La resistencia nacional crece y contribuye a la derrota de los japoneses. Vietnam conquista su libertad, pero solo por poco tiempo. Con el apoyo de los EEUU, los franceses vuelven por sus “pertenencias” coloniales y se inicia una nueva guerra, que finaliza con la humillante derrota de los galos en la célebre batalla de Dien Bien Pu, bajo la magistral dirección del General Vo Nguyen Giap
Liderado por el Partido Comunista y Ho Chi Minh, el norte de Vietnam alcanza la libertad, mientras que el sur queda administrado por fuerzas anticomunistas, con el acuerdo de celebrar elecciones para la reunificación en un futuro inmediato. Ante la segura victoria de los comunistas, el imperialismo estadounidense interviene, rompe el acuerdo e instaura gobiernos títeres profundamente corrompidos y brutalmente represivos. Con la tesis de que una victoria comunista generaría un “efecto dominó” en el sudeste asiático, se produce una espectacular escalada militar yanqui, que alcanza su clímax en el año 1968, con la presencia de más de medio millón de soldados estadounidenses en suelo vietnamita, con bombardeos (iniciados en el año 1965) a gran escala con todo tipo de armas, incluyendo el terrible napalm, y espantosos crímenes masivos en contra de la población civil.
A comienzos de los años 70, la guerra estaba decidida. El arrogante imperialismo yanqui corrió la misma suerte que los colonialismos francés y japonés. La firma de paz en París en el año 1973, que más bien fue una vergonzosa capitulación, se convirtió en el preludio de la victoria definitiva de los patriotas vietnamitas y la reunificación del Vietnam en el año 1975.
Finalmente, en diciembre de 1978, los vietnamitas entran en Camboya como respuesta a los crímenes ocasionados por las tropas de Pol Pot a la población campesina del sur de Vietnam, deponiendo al régimen sanguinario de los Jemeres Rojos, apoyados por China y utilizados por los EEUU para hostigar a Vietnam. En represalia a ello, en 1979 tropas chinas atacan a Vietnam y en medio de la contraofensiva son obligadas a retroceder hasta abandonar territorio vietnamita.
El balance y la situación después de las guerras
40 años de guerras imperiales en suelo vietnamita y de terror ilimitado de las tropas de ocupación, dejaron múltiples enseñanzas. Para derrotar a potencias como los EEUU, infinitamente superiores en lo militar, tecnológico y económico, se requiere de un partido de vanguardia de enorme prestigio, como el Partido Comunista, la inspiración de figuras deslumbrantes como Ho Chi Minh, una moral irreductible, un alto nivel de organización y de unidad de las fuerzas patrióticas, una consciencia patriótica en el seno del pueblo, una estrategia correcta como la guerra popular prolongada, la solidaridad internacional de los pueblos y el apoyo de naciones como la URSS, en aquel momento.
Además de la gloria política y militar, la guerra dejó un escenario de terrible desolación: destrucción de las bases materiales de la producción, contaminación de las tierras, inutilizadas para la producción agrícola, pérdida de más de 6 millones de personas, caos en el país, bloqueo externo por parte del imperialismo yanqui…
Bajo las mayores adversidades, se inicia el proceso de reconstrucción nacional, con el agravante de que a mediados de los 80`s se evidencia un proceso de descomposición de las naciones socialistas de Europa y su posterior desintegración, frente a lo cual Vietnam quedó solo en esa descomunal tarea.
Los problemas económicos y sociales eran complejísimos: alta inflación, caída de la producción, escasez aguda de bienes de primera necesidad, lo cual se traducía en pobreza, miseria, hambre en la población. El pueblo y el Partido Comunista de Vietnam, tenían que actuar para enfrentar esos problemas.
El proceso de renovación económica
Para afrontar esa situación, se inicia en el año 1986 el proceso de renovación económica, “Doi Moi”, como resultado de las resoluciones del histórico VI Congreso del Partido Comunista de Vietnam.
Inicialmente, se buscaba la estabilización de la economía sobre la base de políticas macroeconómicas muy coherentes, que permitieron superar los altos niveles de inflación y crear condiciones para el crecimiento económico.
Asimismo, el Doi Moi implementó una política de “desarrollo de mercado con orientación socialista”, lo cual significa el empleo del mercado como mecanismo de regulación y de generación de estímulos para el despliegue de las fuerzas productivas. Esto se tradujo en el surgimiento de un poderoso sector privado, incluyendo la importante participación del capital extranjero, en la estructura económica nacional.
El garante del mantenimiento del país en la senda del socialismo, es el Estado revolucionario conducido por el Partido Comunista, que se encarga de emplear la riqueza en términos de la justicia social y de castigar las desviaciones éticas.
Los logros de esta política han sido históricos. La economía ha crecido por dos décadas en un 7% anual, una de las tasas de crecimientos más elevadas del planeta. El país, se ha convertido en una importante potencia exportadora. El desempleo y la pobreza extrema, prácticamente, se han extinguido y se trabaja duramente por reducir las desigualdades sociales.
En lo internacional, la economía se encuentra insertada en los mecanismos de integración, especialmente, en la región del sudeste asiático (ASEAN).
Actualmente, entre los grandes desafíos que se ha planteado el Parido Comunista de Vietnam, motor fundamental del desarrollo nacional, tenemos: mantener la vitalidad económica con un mayor nivel de industrialización, desplegar la ciencia y la tecnología, mejorar la calidad del desarrollo social, elevar el papel de la clase obrera como vanguardia de la revolución, entre otros.
No cabe la menor duda que Vietnam seguirá superando desafíos económicos en los términos impresionantes de los últimos 30 años, todo ello en beneficio del pueblo y hacia el socialismo.
Vietnam se ha convertido, sin duda, en una fuente muy importante de experiencias para el desarrollo de nuestro país.