Acontecimientos que merecen ser evaluados personal y colectivamente
Las “sanciones” son contra el pueblo.
El exembajador de Estados Unidos en Venezuela, William Brownfield, declaró que el próximo paso del gobierno de su país debería ser aplicar también el bloqueo financiero a Pdvsa. Alegó que eso causaría más sufrimiento al pueblo y terminaría por generar el colapso del gobierno. El diplomático dejó claro que las sanciones (a las que debemos llamar represalias o extorsiones porque son ilegales, delictivas) tienen el objetivo de atormentar a la población en general. Se desploma la versión tan cuidadosamente mantenida por otros voceros de EEUU y Europa, y por sus coristas en Venezuela, de que tales medidas son quirúrgicas contra ciertos funcionarios públicos. La declaración de este viejo enemigo de Venezuela ofrece una buena oportunidad para preguntarles qué opinan ahora a esas personas (todos tenemos cerca alguien así) que niegan la existencia de una guerra económica arteramente planificada.
Almagro reconoce (a regañadientes) la fuerza chavista.
Luego de varios años asegurando que la Revolución venezolana es solo la dictadura de una camarilla y que el pueblo se opone mayoritariamente, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, ha salido con una variante: también existe una porción del pueblo que sigue siendo militante de lo que llamó “un chavismo originario”. Obviamente es una treta destinada a dividir al movimiento revolucionario, un nuevo intento de una estrategia bastante gastada ya que nació con aquel eslogan “Maduro no es Chávez”. Sin embargo, al hacer esa concesión, Almagro implícitamente reconoce –aunque sea a regañadientes- que el chavismo es una auténtica fuerza social y política en Venezuela. Se espera que los próximos shows del llamado “Sicario General” sean con algunos personajes de esos que se autocalifican como chavistas originarios. Vamos a ver cómo si ese numerito no le sale tan choreto como el de su incursión humanitaria en Cúcuta, cuando se declaró a favor de una intervención armada.
La corrupción capitalista carcome al socialismo.
Los eventos ocurridos en España, donde se detuvo a un exviceministro de Energía Eléctrica y a un “empresario” que actuaba como su cómplice, es apenas una muestra de la forma como la corrupción capitalista carcome las estructuras del socialismo en las que se infiltra por partida doble: a través de funcionarios sin suficiente solidez en sus valores morales, y de burgueses supuestamente aliados de la Revolución. También queda demostrado que el gobierno y el partido deben prestar más atención a las denuncias que presentan los profesionales, técnicos y cuadro gerenciales de los ministerios y empresas públicas, pues varios de los exfuncionarios que ahora llevan vida de jeques sauditas en otros países fueron señalados oportunamente en las instancias correspondientes (o de manera pública) y no se realizó la investigación pertinente. Para esos casos, ya es tarde, pero la autocrítica sirve para rectificar en situaciones similares presentes y futuras.
La ecología y la sanidad como armas.
Programas sociales como el de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) han surgido como defensa ante la agresión que significa el bloque financiero externo. Han resultado exitosos, sin que hayan estado libres de errores o irregularidades que, tal como se afirma en el punto anterior, deben ser objeto de investigación y castigo a los responsables. Por ese éxito, la maquinaria adversa a la Revolución ha desplegado todos sus recursos para tratar de destruir a los CLAP. Entre esos recursos se cuentan las supuestas preocupaciones por la ecología y por la sanidad de los productos, angustias que no salen a relucir con respecto a la gran mayoría de los rubros generados por las grandes corporaciones de la agricultura y la agroindustria, tan cuestionables o más que las mercancías mexicanas tachadas de peligrosas para la salud. Es una preocupación hipócrita que solo pretende sembrar desconfianza en la población para dañar una política pública que ha sido, en muchos casos, la única defensa de la gente ante la especulación y el desabastecimiento inducidos.
El aparato ideológico-cultural al servicio de la hegemonía.
La presencia de la actriz hollywoodense Angelina Jolie en Perú, expresando preocupación por los venezolanos que se encuentran en ese país es una demostración de cómo todo el aparato ideológico-cultural del capitalismo (no solo los medios informativos o los programas políticos) están al servicio de la hegemonía. Ante la crisis que representa para Estados Unidos (en la que México queda ensartado) por la migración masiva de hondureños hacia el norte, se hace necesario distraer la atención mundial, ¿y qué mejor que utilizar a una figura de la farándula mundial, capaz de capitalizar las tendencias en las redes sociales y generar un seudoacontecimiento que sirve a la vez para la prensa política y la del corazón?
La manipulación mediática de la semana.
El premio (irónicamente, se entiende) de la semana para la manipulación mediática se lo lleva el tratamiento diferenciado de la migración masiva de hondureños hacia EEUU versus la de venezolanos hacia países vecinos de América Latina. A la nuestra se le ha llamado “la crisis migratoria más grande de la historia” y se le ha calificado melodramáticamente de “diáspora”. Se ha repetido machaconamente que la gente huye del hambre y de la represión tiránica. Mientras tanto, el fenómeno hondureño es nombrado por la prensa global como “una caravana” y no ha faltado quien diga que es un movimiento normal, parecido a la migración anual de ciertas aves…