La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador, terminó con una inesperada victoria del banquero Noboa frente a la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, quien impugnó los resultados y pidió un recuento de los votos
¿Fraude electoral en Ecuador? El debate calienta el país, mientras gobiernos progresistas del continente toman sucesivas posiciones a favor de Luisa González. La candidata de la Alianza Revolución Ciudadana y Renovación Total (RC-RETO) era prevista en casi todas las encuestas como ganadora en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales frente al candidato derechista, actual jefe de Estado de Ecuador, Daniel Noboa, del partido Acción Democrática Nacional. En la primera vuelta, Noboa (acompañado de María José Pinto), había obtenido el 44,16%, y González (junto a Diego Borja) había totalizado el 44%.
Una brecha mínima que, según los partidarios de Luisa, no justifica el resultado electoral de la segunda vuelta, que le da sólo el 44,2% de las preferencias frente al 55,8% de Noboa, es decir, un margen de más de un millón de preferencias. González desconoció los resultados y pidió un recuento de los votos. “Quiero ser muy clara y categórica – dijo- La Revolución Ciudadana siempre ha reconocido su derrota en las últimas elecciones, cuando las encuestas y las estadísticas así lo demostraban; hoy desconocemos los resultados. Esta es una dictadura y este es el fraude electoral más gigantesco que presenciamos los ecuatorianos”, afirmó.
Y mientras gobiernos de derecha como el de Argentina, que apoyan las políticas «trumpistas» y de “seguridad” de Noboa, saludaban su nueva victoria electoral, los comunicados de prensa apoyando el pedido de Luisa de un recuento de votos se multiplicaban.
La Secretaría Ejecutiva de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) condenó categóricamente las irregularidades denunciadas, que indican “un manifiesto fraude electoral premeditado”. Quejas similares vinieron del capítulo ecuatoriano de la Internacional Antifascista y de la Celac Social.
En vísperas de las elecciones, la candidata progresista había denunciado el riesgo que suponía cambiar la escolta armada encargada de su seguridad, decidido en el último momento: un riesgo muy alto, teniendo en cuenta el número de candidatos eliminados en las anteriores contiendas electorales. A pesar de la feroz represión y propaganda de Noboa, que ha reducido al país a un gigantesco campo de concentración, según datos del Centro de Investigación Económica y Política, 2024 fue el segundo año más mortífero registrado, con un aumento de los secuestros y la extorsión.
Durante la campaña electoral, la candidata de Rc-Reto también había demostrado reiteradamente la utilización por parte de Noboa de las instituciones del Estado con fines electorales: primero porque no había interrumpido las funciones presidenciales, como lo disponía la ley, y luego porque había aprobado restricciones inéditas a la libertad de expresión.
En la provincia costera de Manabí, donde González obtuvo uno de sus mejores resultados (más de 30 puntos de ventaja sobre Noboa), el viernes pasado Noboa firmó un decreto presidencial particularmente restrictivo de las libertades constitucionales.
Numerosas organizaciones políticas han presentado denuncias de irregularidades. Entre ellos, el cambio de ubicación de último momento de 18 colegios electorales con el pretexto de la proximidad de tormentas o el uso de propaganda electoral gubernamental en la televisión nacional cuatro veces al día en violación del silencio obligatorio. A esto se suma la entrega de bonos estatales por aproximadamente 570 millones de dólares, así como el estado de emergencia, decretado en 7 provincias del país. Además, Noboa suspendió el voto de los ecuatorianos residentes en Venezuela.
También se denunciaron graves irregularidades respecto a la votación en el extranjero, donde el correísmo dio por descontado el resultado favorable en Italia, España, Francia, Alemania, Japón, China, Hungría, Suiza y Turquía. En cambio, el CNE anunció desde las primeras horas la “victoria irreversible” de Noboa.
Al respecto, el secretario general del movimiento Revolución Ciudadana, ex candidato presidencial Andrés Arauz, denunció que el CNE validó registros electorales sin la doble firma del presidente y del secretario de la junta electoral, violando el artículo 127 del Código de la Democracia.
Y muchos, en las redes sociales, han llamado a los presidentes y organismos internacionales que, con motivo de las elecciones presidenciales en Venezuela, el 28 de julio, retomaron de inmediato las (espeluznantes) denuncias de la extrema derecha para pedir, como un mantra, la publicación de “las actas electorales», a que hagan lo mismo ahora, ante la presencia de denuncias muy fundamentadas.
Detalladas denuncias han sido presentadas conjuntamente por todas las organizaciones de la izquierda ecuatoriana: Pachakutik, Reto, Revolución Ciudadana, Partido Socialista Ecuatoriano y Centro Democrático, también sobre la negativa a permitir el ingreso de numerosos observadores electorales. Las tropas del Comando Sur y los mercenarios de la ex Blackwater aseguraron en cambio la reelección de Noboa.
“Alertamos a organismos internacionales como la UE, ONU, OEA y observadores de la sociedad civil sobre estos deplorables hechos que siguen afectando la débil democracia de nuestro país”, escribieron estas organizaciones.
Una democracia severamente minada desde dentro, tras el fin de los gobiernos de Rafael Correa. Una situación bien analizada por Gabriela Rivadeneira. Expresidente del Parlamento ecuatoriano, refugiada en México para escapar de la persecución, Rivadeneira dirige ahora el Instituto para la Democracia Eloy Alfaro (IDEAL), un centro de investigación, discusión y formación “de nuevos líderes políticos para América Latina”.
En vísperas de la segunda vuelta entre Luisa y el banquero Noboa, hijo del hombre más rico del país, nos dijo: “Tras ocho años, el persistente ataque a las instituciones también ha provocado el empobrecimiento rápido y radical de gran parte de la población. Ecuador ha pasado de ser el segundo país más seguro del continente a ser el más violento e inseguro. Creo que esto también ha sacudido profundamente el tejido social y popular. En este preciso momento y en estas elecciones, Ecuador se enfrenta a los dos polos opuestos que están surgiendo en toda la región. Por un lado, la imposición de una “ley” cada vez más irracional y violenta; por otro, la posibilidad de reconstruir un verdadero estado de derecho”.
Y la analista añadió: “Hoy ni siquiera aspiramos a radicalizar un proceso político, sino simplemente a recuperar el Estado para que sea útil para satisfacer las necesidades inmediatas de la población. Estas elecciones son cruciales porque estamos en un momento de profunda crisis, una crisis multidimensional. Si no logramos que el pueblo ecuatoriano decida ahora cambiar de rumbo, me temo que será demasiado tarde: porque no habrá nada a lo que aferrarse, no tenemos nada a lo que aferrarnos dentro del proceso político nacional”.
Sin embargo, la última palabra podría decirla la movilización popular. “Me niego a creer que el pueblo prefiera la mentira a la verdad, la violencia a la paz y la unidad”, dijo Luisa González mientras la multitud gritaba: “No estás sola”.