Por Arlen Mata
Recientemente la banda Rawayana, una agrupación musical de origen venezolano y actualmente radicada en los EEUU, ha anunciado que cancela los conciertos que, en el marco de su gira, realizaría en Venezuela a principios del año próximo. Días antes, el presidente Nicolás Maduro se había pronunciado en relación a una canción denominada «Veneca» (interpretada y marqueteada por Rawayana). Acompañado por un sector del movimiento feminista del país, realizó una critica a dicho tema musical por usar la expresión veneca, derivada de veneco.
En relación a esta controversia, quisiera comenzar por traer una cita de Wikipedia acerca de la palabra o expresión veneco:
«Veneco es un término despectivo para referirse a los venezolanos surgido alrededor de la década de 1970. Para entonces, hacía referencia principalmente a los emigrantes colombianos en Venezuela y carecía de una connotación negativa. Con el recrudecimiento de la crisis en Venezuela y el inicio de la crisis venezolana de los refugiados , su uso se extendió a otros países de América Latina y adquirió una connotación xenófoba.«
De dicha cita, y otras fuentes podemos resumir a nuestros lectores que, efectivamente la expresión veneco, y la expresión derivada veneca son de naturaleza despectiva, un insulto, que según los propios colombianos ( quienes fueron los que empezaron a usarlo) puede significar venezolano-colombiano o venezolano-CÑMdre. Este carácter ambiguo del significado del término además ya ha sido complementado por su uso xenófobo los últimos 10 años en más de la mitad de América del Sur.
En cuanto a Rawayana, es una banda de la nueva ola de música pop tropical surgida durante la década pasada y consolidada a partir de su éxito «High«, canción realizada en colaboración con el cantante de música urbana Apache. El tema es expresado en el género Reggae, que fue en principio el género que identificaba a la banda. Más tarde, la banda incursionó en la fusión entre reggae, rock venezolano, disco ( Funky fiesta) y finalmente sucumbió ante la industria cultural y cedió su música para hacer lo que hacen todos los demás : reggaeton, género en el cual fue grabada la canción «Veneca«. Su música en términos creativos se ha ido degradando de un reggae muy bien elaborado y con mucha calidad sonora y orgánica, a un reggaeton con sonidos electrónicos, con arreglos musicales pobres y bastante más pop que sus trabajos anteriores. En fin, una banda más del montón, haciendo música que la industria se encarga de hacer pegar a través de agresivas estrategias de marketing en redes y medios tradicionales, imponiendo patrones de consumo que le permiten no arriesgarse y hacer lo que sabe hacer la industria cultural: Hacer dinero, y alienar a la juventud para que no despierte ante las injusticias ocurridas en el mundo perpetradas por el occidente colectivo como lo que hoy ocurre en el medio oriente.
Ahora bien, la controversia no para en el debate retórico, donde se critica a la banda por una canción que usa una expresión despectiva contra las venezolanas, tampoco acaba en el anuncio de la banda acerca de la cancelación de sus conciertos en Venezuela; sino que se calientan las redes cuando se lanza a rodar el fake news de que el gobierno fue el que les prohibió tocar en Venezuela. En el mundo de la posverdad, dónde nadie investiga lo que lee, escucha o ve en las redes; sino que dan por sentado cualquier versión ofrecida por el algoritmo controlado por la empresa Meta (facebook, WhatsApp e Instagram), está noticia falsa acusa, de manera descarada, de censura dictatorial a quien -defendiendo el gentilicio venezolano- salió a proteger el honor de la mujer venezolana y a hacer una crítica que como ciudadano y presidente tiene el derecho de hacer en el libre ejercicio de su libertad de expresión.
A todo este show armado en las redes se le suma el fraude un curso, pues los empresarios de la industria musical que traería a Rawayana al país, estan en vias de hacerse los locos con cientos de personas que habían comprado boletos para asistir a la gira, y ahora de seguro harán lo de siempre: Regresar el dinero en bolívares, pero al precio de la divisa en que ellos lo recibieron en el momento de la preventa. Está práctica es muy común en este mundo de los empresarios del entretenimiento, que prometen traer un artista x, cobran en preventa al precio de la divisa del momento, cambian esos bolívares a dólares según tasa oficial del banco central, luego cuando el artista decide no venir (muchas veces por qué los mismos empresarios no cumplen con sus obligaciones contractuales) entonces estás empresas venden los dólares al precio del.dolar paralelo de hoy, y regresan los bolívares pero al precio en qué la gente había pagado meses antes. Es una vil estafa, peligrosa e insultante.
Esperemos que el fraude no se ejecute, y que las bandas musicales de jóvenes venezolanos no se sigan prestando para insultar nuestro gentilicio y para sexualizar a la mujer venezolana.