Por: Ronald Rivas
«La competencia significa, en este tipo de capitalismo, el aplastamiento inauditamente feroz del espíritu emprendedor, de la energía, de la iniciativa audaz de la masa de la población, de su inmensa mayoría, del 99 por 100 de los trabajadores; significa también la sustitución de la emulación por la pillería financiera, el nepotismo, el servilismo en los peldaños más elevados de la escala social.»
Lenin (27 de diciembre de 1917)
- Las victorias alcanzadas por los trabajadores y las trabajadoras (fundamentalmente por el aporte de ellas), tienen en el 1° de mayo de 1886 una referencia emblemática que demuestra la potencialidad que tiene la movilización conciente e inspirada por nobles ideales. Ahora el monstruo ha crecido y sus tentáculos llegan hasta los recodos más íntimos de nuestras vidas. Está hidra de mil cabezas que representa el capitalismo ahora tiene al neoliberalismo como su proyecto de postín, que siendo tan impresentable, sus conspicuos promotores se cuidan de nombrarlo so pena de desatar las más iracundas reacciones de nuestros pueblos.
- El neoliberalismo como proyecto civilizatorio planetario pretenda socavar las bases de la riqueza social postrando al trabajo a la lógica financierista especulativa que da privilegio a la multiplicación del dinero como entidad fetiche por encima de la capacidad creativa y transformadora del ser humano.
- El modo de vida occidental ha creados formas de organización social para producir bienes y servicio cuyo metabolismo se desarrolla bajo relaciones de servilismo y explotación que pretenden reducirnos a una escala de comportamiento bestial. Para ello utiliza mecanismos de sujeción cultural que naturaliza está subordinación en búsqueda de nuestro adormecimiento conductual.
- El trabajo es la fuerza motriz que engendra valor motivado a nuestra extraordinaria capacidad humana de crear y transformar. Somos la única especie que puede crearse sus propios de medios de vida a través de un comportamiento trascendental que lo lleva a cambiar su plataforma tecnológica al ver que su reproducción se ve amenazada por fuerzas desfavorables.
- El sistema-mundo occidental está tambaleándose ante sus insoportables contradicciones. Estamos ante la emergencia de nuevas formas sociales para la producción cargadas de un claro sentido descolonizador. Ante desplazamiento del orden occidental encabezado por los Estados Unidos y la Unión Europea, surge el sistema-mundo asiático guiado por China como nuevo eje vertebrador de las relaciones internacionales. Con este cambio paradigmático se abre una etapa interesante para la humanidad. Las políticas implementadas por China que lograron sacar de la franja de pobreza a 700 millones de Chinos en 40 años reflejan de alguna manera las enormes posibilidades que tiene la población global de dar una vuelta de tuerca al vigente esquema empobrecedor que impulsa el imperialismo estadounidense.
- La ruta por desbancar al Sistema-Mundo Occidental sirve para sacarle la alfombra a viejos ídolos y caducos relatos cuyo sentido es el de mantener conectado al moribundo régimen a un respirador artificial. Entre esos tenemos al trabajo quien viene siendo despojado de su carácter transformador y creativo para darle preeminencia al interés esclavizador de la economía transatlántica.
- El trabajo en su natural a acepción de proceso social para la transformación y la creación de nuevas formas de vida debe servir como estrella guía para concebir una nueva base axial para la economía productiva y física. En un mundo gobernado por la fracasada burbuja especulativa financiera, el trabajo debe dar un golpe de autoridad como la fórmula humana por excelencia para garantizar la reproducción de la especie y su condición extraordinaria para crear nuevas plataformas tecnológicas.
- El cuestionamiento que sufre la economía transatlántica representa la oportunidad para reivindicar nuestra naturaleza emprendedora y transformadora a través del trabajo, entendiendo a este proceso social como el movimiento dirigido a crear infraestructura, medios de producción e industrias a través de la liberación de las fuerzas productivas. El papel del Estado esta etapa crucial de la humanidad está en montarse en la ola de desmontaje de todo el aparato hegemónico occidental dominado por los EUA y la UE, sumándose a la iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por China. En este momento no hay tiempo para vacilaciones, hay que acompañar sin dilaciones a las acciones que se vienen emprendiendo desde el bloque de los BRICS Plus. Desde arriba con políticas públicas soportadas en este nuevo paradigma y desde abajo con la fuerza de los trabajadores como movimiento conciente lograremos allanar el camino hacia la nueva aurora universal.