La peor noticia para el Occidente Colectivo
Cómo era previsible, lógico, el mundo estuvo atento a la reunión que tuvieron Vladimir Putin y Donald Trump en Alaska. Las expectativas eran grandes, las especulaciones también. Al final de cuentas, las interpretaciones son diversas, y según veo estaban preparadas desde antes de la reunión.
Para los guerreristas y las élites de la UE, la cumbre favoreció al mandatario euroasiático porque, cuando ellos se esfuerzan en pregonar que Rusia está aislada, Putin es recibido con alfombra roja y toda la pompa del caso. Los otanistas y rusofobos creen, y tienen razón, que Trump y Putin deciden el destino de esta guerra, que es entre Rusia y la OTAN, en suelo ucraniano, sin tomarlos en cuenta. Los europeos sienten, y, es verdad también, que están siendo relegados. Les cuesta aceptar que cada vez son menos relevantes. Además, el margen de maniobra que les queda es muy reducido. Rusia avanza cada vez más en el campo de batalla. Sigue tomando ciudades y muestra superioridad tecnológica militar sobre el Occidente Colectivo. La economía rusa es robusta, sus alianzas sólidas, a prueba de amenazas y chantajes.
Moscú, desde un principio, sostiene que para resolver la guerra debe irse a la raíz del problema, que tiene que ver con el incumplimiento de los acuerdos de Minsk, tiene que ver con que un sector importante e influyente de los atlantistas, del Occidente Colectivo, sufren de rusofobia y piensan, lo han dicho, desmembrar a Rusia.
Mientras no se toquen las raíces del problema, y Rusia no tenga certezas de que su seguridad no corre riesgo, el conflicto seguirá latente.
Se pueden emitir discursos rimbombantes, declaraciones efectistas, pero la realidad no cambiará.
Rusia ya aprendió, luego de que la misma Angela Merkel confesara que los acuerdos del 2014, del 2015, eran para ganar tiempo mientras se fortalecían para atacar al gigante euroasiático.
Claro, durante ese lapso, Rusia, China e India, por ejemplo, compraron muchísimo oro para afrontar eventos como el de Ucrania.
Durante ese lapso Rusia fue incrementando la integración con China e India, con los BRICS, y con otros países del mundo entero.
Y ya que mencionamos a la India, creo que más allá de la reunión entre Trump y Putin, que acapara la atención del planeta; lo más trascendental, lo verdaderamente importante, ha sido la toma de posición de la India. Esto si enruta con más firmeza la consolidación del nuevo orden mundial.
El 6 de agosto, Donald Trump firmó una orden ejecutiva para imponer un arancel adicional de 25 % a la India por la compra de crudo ruso.
Previamente, el 4 de agosto, Trump ya había amenazado a Nueva Delhi con un nuevo golpe arancelario por obtener «grandes ganancias» derivadas de la venta de crudo ruso en «el mercado abierto».
El gigante asiático se defendió señalando que «India ha sido blanco de EE. UU. y la Unión Europea por importar petróleo de Rusia tras el inicio del conflicto en Ucrania. De hecho, India comenzó a importar de Rusia porque los suministros tradicionales se desviaron a Europa tras el estallido del conflicto. En aquel entonces, EE. UU. promovía activamente dichas importaciones por parte de India para fortalecer la estabilidad de los mercados energéticos mundiales».
Es decir, el doble discurso, la hipocresía del Occidente Colectivo en toda su dimensión.
Pero si esa fue la respuesta de la India el 4 de agosto, dos días después, cuando Trump había impuesto el 25% adicional, en total 50%, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la India, a través de un comunicado, recalcó que «ya hemos dejado clara nuestra postura sobre estas cuestiones, incluido el hecho de que nuestras importaciones se basan en factores de mercado y se realizan con el objetivo general de garantizar la seguridad energética de los 1.400 millones de habitantes de la India».
Finalizando el texto, se agregaba que «la India tomará todas las medidas necesarias para proteger sus intereses nacionales».
La respuesta de la India puso en aprietos a Donald Trump.
«India afirma que Estados Unidos importa uranio, productos químicos y fertilizantes rusos al tiempo que critica sus importaciones energéticas de la India. ¿Cuál es su respuesta?», le preguntó un periodista al inquilino de la Casa Blanca.
Trump titubeó y sólo alcanzó a decir que no sabía nada. «Tendría que verificarlo», dijo.
El portal de Firstpost señala que el año pasado Washington importó desde Rusia fertilizantes por un valor de 1.100 millones de dólares, paladio por 878 millones, uranio por 624 millones y piezas y componentes de aeronaves por un total de 75 millones de dólares.
Pero volviendo a la India, previamente al 4 de agosto, la corporatocracia mediática global intento minimizar una comunicación de Nueva Deli a Washington, donde le decía que no estaba interesada en comprarle cazas furtivos F–35.
Estos aviones habían sido ofrecidos, en febrero de este año, por Donald Trump al primer ministro indio, Narendra Modi, durante una visita a la Casa Blanca.
Trump mostró su molestia ante esa negativa soberana de la India.
La acciones contra India podrían ser contraproducentes para Washington. The New York Times cree que Nueva Delhi es un socio clave para Washington como contrapeso a Pekín; además, es crucial para muchas empresas estadounidenses, como Apple, que trasladó parte de su producción de China a la India.
En la India aumentan las voces que piden un mayor acercamiento a Pekín, sobre todo entre los sectores empresariales.
En este contexto, Reuters informó que el primer ministro indio, Narendra Modi, podría visitar China a finales de agosto y reunirse con el presidente Xi Jinping. Ambos líderes ya se encontraron en la cumbre de los BRICS del año pasado en Kazán, y la tendencia hacia un acercamiento entre los dos gigantes va en aumento.
Mientras Trump lanzaba amenazas y sanciones, la India y Rusia reafirmaron, el mismo 6 de agosto, su asociación estratégica en el sector metalúrgico e industrial, tras la 11.ª reunión de su grupo de trabajo bilateral, celebrada en Nueva Delhi.
Un día después, el asesor de Seguridad Nacional indio, Ajit Doval, quien viajó a Moscú para reunirse con Vladímir Putin, dijo que Nueva Delhi espera una visita del presidente ruso para los próximos días.
Nueva Delhi decidió cancelar la visita del ministro de Defensa indio, Rajnath Singh, a EE.UU. pactada para las próximas semanas.
Paralelamente, en la ciudad de Varanasi, el primer ministro, Narendra Modi, aseguró que la India se convertirá en la tercera economía mundial
«Existe un clima de inestabilidad global. Todos los países priorizan sus intereses individuales. La India está a punto de convertirse en la tercera economía más grande del mundo y, por eso, debe mantenerse alerta para proteger sus intereses económicos”, recalcó.
La respuesta India a las amenazas de Trump no ha podido ser más clara. Reafirmó su soberanía. Reafirmó su destino dentro del nuevo orden mundial, como tercera economía del planeta. Anunció el fortalecimiento de sus nexos con Rusia, su acercamiento con China en base a intereses comunes.
Trump presionó y encontró una reacción que no esperaba. Esto si es trascendental. Si India se hubiera acobardado, Rusia se habría debilitado. Hubiera llegado a la reunión del 15 de agosto con menos margen de negociación.
Hoy Putin sabe que cuenta con el respaldo de China e India, dos colosos económicos, para seguir teniendo músculo económico en esta guerra contra la OTAN.
La postura de Nueva Delhi consolida los BRICS, el multilateralismo y socava el hegemonismo. Acrecienta las preocupaciones del Occidente Colectivo que ve como su declive es inexorable.
Por cierto, luego de la reunión en Alaska, líderes del Occidente Colectivo fueron convocados, junto a Zelenski, a una reunión en Estados Unidos, quedando claro que son comparsa, que están para aceptar lo que Trump les diga.
Ellos desde hace tiempo entregaron su destino en manos de Washington. La UE no tiene mayor margen de maniobra.
Rusia, China, India, los BRICS, son el nuevo eje de poder con que Trump sabe que debe entenderse. Había dudas sobre la India, pero su toma de posición al lado de Rusia las disipó.
Es más, quizá con la reunión entre Putin y Trump en Alaska los nuevos aranceles contra India podrían congelarse. Veremos.