Por Iñaki Gil de San Vicente, Euskal Herria
‘Untermenschen’ es la palabra alemana que significa subhumano en español. Era de uso habitual en la jerga y en los documentos oficiales del nazismo. Desde hace un tiempo vuelve a emplearse con más frecuencia en mítines y documentos de la extrema derecha. Peor aún, su carga conceptual se está ampliando al extender su significado más allá de lo que directamente representa su significante. Javier Milei, uno de los prototipos del nuevo fascismo de siempre, sostiene que los perros son «superiores espiritualmente» a los humanos porque no odian a quienes les traicionan. También arremete con dureza extrema contra el periodismo. Por otra parte, los sionazis sostienen que el pueblo palestino no merece vivir, o simplemente que no existe como pueblo, y los ucronazis persiguen la religión ortodoxa y la lengua rusa, prohibiéndolas.
Pero esta es la forma externa de los nuevos contenidos de la inhumanidad fascista. Cada día vemos más justificaciones de que los «ricos», además de tener derecho a serlo, sobre todo deben tener impunidad absoluta para hacer lo que estimen necesario para «salvar la civilización» en peligro por la vagancia de los «pobres», de los subhumanos. Según una antigua filosofía de la India, luego actualizada por Platón, el mundo debe ser dirigido por la casta de oro, que tiene derecho a mentir al pueblo que es inconsciente, inconstante e inculto, que sólo sirve para trabajar bajo el látigo para no morir de hambre, y que tiene la obligación de decir la verdad a la casta de oro. El capitalismo ha llevado al extremo esta ideología salvaje: por eso deja morir de hambre y enfermedad a millones de seres humanos, por eso asesina a bombazo limpio a otros millones y sume en la pobreza relativa o absoluta al resto.
La forma actual de la ideología fascista llena con nuevo contenido su antihumanismo de la década de 1930. Ahora los ‘untermenschen’ son todos los humanos que no obedezcan a la casta de oro, sin tener que ser comunistas, judíos, gitanos, minusválidos, etc. Ahora el fascismo nos obliga a ser como perros mansos para poder comer. Si el anti fascismo de los ’30 tenía un contenido ético humanista, ahora ese contenido debe ser total, abarcarlo todo. Ahora, ante la crisis capitalista cualitativamente más letal que la de los ‘30 el humanismo antifascista debe ser antiimperialista e internacionalista. Debe ser comunista porque sólo así se acaba con la casta de oro.
IÑAKI GIL DE SAN VICENTE
EUSKAL HERRIA 21 de noviembre de 2024