Por: Miguel Mora Sayago
Las malas mañas no se pierden…
Operación Peter Pan
Entre 1960 y 1962 el gobierno norteamericano, mediante una operación clandestina organizada por la CIA, ejecutó la extracción de más de 14.000 niños de Cuba y su traslado a EE.UU.
Una brutal campaña psicológica de terror y la complicidad de la oposición interna cubana promovió la separación de los niños de sus padres y su envío a un futuro incierto, bajo la promesa del reencuentro.
Jamás ocurrió.
A través de la internación en orfanatos y de adopciones negociadas, miles de niños desaparecieron en redes de tráfico humano dentro de EE.UU., Canadá y otros países cómplices de esta operación.
Operación Babylift
Entre el 3 y el 26 de abril de 1975, en medio de la caída de Saigón, bajo el fuego de la artillería del Ejército Popular del Vietnam del Norte, el derrotado ejército norteamericano huye en una flota de aviones de carga.
Para evitar ser derribados, se apoderaron de un valioso cargamento, un escudo humano. Más de 3.300 niños vietnamitas, huérfanos en su mayoría, fueron robados, retenidos y distribuidos entre los vuelos de la humillante huida.
La toma del aeropuerto Tan Son Nhat por las unidades militares del Viet Cong terminó con los vuelos, pero la pérdida fue irrecuperable.
Nuevamente, los niños robados fueron comercializados y miles de ellos fueron adoptados al final de la Guerra de Vietnam por familias alrededor del mundo, principalmente de EE.UU., Australia, Francia, Alemania Occidental y Canadá.
Hoy como ayer
Hoy, Estados Unidos tiene a miles de niños separados de sus padres y entregados a familias tutoriales, violando sus derechos humanos y toda la normativa internacional que protege a las niñas y niños del mundo. Y hoy como ayer continua el tráfico y comercio humano.
Son los mismos argumentos que en la década de los 40 usó el Franquismo español para justificar a los 30.000 niños que, durante la guerra civil española y la posguerra, o fueron arrebatados a sus madres republicanas porque estaban encarceladas, o fueron tutelados porque sus madres habían muerto a manos del propio ejército franquista.
Son los mismos argumentos del terrorismo de Estado de la dictadura de Videla en Argentina, entre 1976 y 1983, en donde la apropiación de menores fue una «práctica sistemática y generalizada» que consistió en el secuestro, desaparición y ocultamiento de la identidad de hijos de detenidos-desaparecidos, muchas veces mediante partos clandestinos y adopciones ilegales.
Hoy, el gobierno de Trump debe garantizar la reunificación de las familias venezolanas con sus hijos, retenidos y separados por sus órdenes ejecutivas directas, amparadas en una ley primitiva y salvaje.
Hoy la niña Maikelys Antonella Espinoza Bernal debe retornar al seno de su familia, a los brazos de su madre.
Hoy Venezuela toda, su Patria y su Pueblo, lucha y marcha; alza el puño y la voz, por los derechos inalienables de Yorely y Maikelys.