Constancia y resistencia (vale para cualquier publicación periódica)
Para destacar los méritos de hacer una publicación como Cuatro F durante años, hay que comenzar por una consideración que vale para cualquier medio de comunicación de aparición periódica, es decir, que se difunda regularmente: sacar a la luz un semanario que, de verdad, salga todas las semanas, llega a ser un acto heroico.
Esto ha sido siempre verdad y esa es la razón por la cual si existieran cementerios de medios de comunicación, todos estarían repletos de diarios, semanarios y revistas mensuales que dejaron de circular. Mantener la periodicidad es algo que requiere un mínimo de recursos humanos y materiales y, además, de una terca determinación de parte de los promotores, directivos y otros miembros del equipo.
Pero, si eso ha sido así incluso en situaciones de bonanza económica y normalidad cotidiana, puede cualquier persona imaginar lo difícil que se vuelve mantener esa regularidad en el tiempo cuando hay escasez de recursos y un montón de problemas externos.
En el caso de Cuatro F, los 10 años de su existencia han sido extraordinariamente difíciles para cualquier publicación y en particular para una que tiene la misión de argumentar a favor de una Revolución bajo asedio permanente.
Acumular un decenio de ediciones semanales es un laurel que no muchos pueden exhibir ni en el ámbito público ni en el privado. Ha requerido constancia, resistencia y capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos que han asolado al periodismo convencional a lo largo de lo que va de siglo. Pongamos, por favor, esto como uno de sus méritos.
El enfoque periodístico en clave de disciplina
El segundo valor que, en estricta justicia, debe reconocerse a Cuatro F es específico de su condición de periódico de un partido político. Es un gran logro haber desarrollado su enfoque periodístico dentro de los parámetros de una organización como el Partido Socialista Unido de Venezuela, una tolda en funciones de gobierno.
Tradicionalmente, los medios de comunicación de filiación partidista han sido más que nada instrumentos de propaganda en formato periodístico. Esto, por lo general, deriva en un tipo de mensaje que no es ni una cosa ni la otra. Termina siendo una propaganda ineficaz, divorciada de los fines del periodismo.
Quienes han ejercido la conducción de Cuatro F han entendido que un semanario es para difundir contenidos periodísticos, no solo una dosis intensiva de propaganda. La disciplina partidista debe ser lo suficientemente flexible como para ofrecer al público un enfoque amplio y dialéctico de los temas de actualidad.
Esta orientación se ha mantenido incluso en las situaciones extremas que ha debido sortear el gobierno en estos 10 años: violencia callejera; intentos de magnicidio, golpe de Estado e invasión; designación de poderes paralelos; robo de empresas y activos de la República en el exterior y otra larga lista de agravios.
Reflexión y debate en un clima de ideas atomizadas y banales
Un tercer mérito de hacer un semanario como este tiene que ver con su disposición a presentar materiales destinados a la reflexión y el debate, dotados de la profundidad que los temas ameritan. Esto es, en sí mismo, un gran desafío porque vivimos en un mundo de ideas atomizadas, dispersas, fraccionadas, inconexas. En las comunicaciones masivas dominantes de estos tiempos impera la banalidad, la superficialidad y el paso de un asunto a otro, sin ahondar en ninguno.
En ese contexto, medios como Cuatro F nadan contra la corriente y eso tiene una gran valía, sobre todo cuando hablamos de un semanario dirigido principalmente a los militantes y simpatizantes de un partido cuyo líder fundamental, el comandante Hugo Chávez, se empeñó siempre en generar reflexión y debate en todas las instancias de la organización popular.
Visión estratégica en medio de la acostumbrada urgencia
Un cuarto punto que merece reconocimiento es la visión estratégica que Cuatro F ha mantenido a lo largo de su década de vida, esforzándose continuamente en superar lo coyuntural, es decir, no dejándose arropar por la urgencia en la que vivimos y que se ha convertido en una condición permanente.
Naturalmente, siendo una publicación semanal, debe atender a los acontecimientos que van ocurriendo y que en el caso venezolano tienen una velocidad vertiginosa. Pero ese afán, muy periodístico, no ha desdibujado la cobertura de temas trascendentales, vinculados a las transformaciones profundas que exige la Revolución.
Prueba de esta vocación hacia lo estratégico es la presencia permanente de análisis densos, escritos por especialistas en temas fundamentales o elaborados por comunicadores que consultan fuentes vivas y documentales de calidad.
Otra demostración de este encuadre son las ediciones especiales y los libros que se han estructurado con recopilaciones de trabajos publicados en el semanario. Esos documentos han servido para alimentar la discusión política y para incentivar otras investigaciones.
Mirando al horizonte de su segunda década, solo cabe hacer votos porque este semanario siga venciendo en los puntos señalados y encuentre en los tiempos borrascosos, que de seguro vendrán, la ruta apropiada para seguir contribuyendo con el proceso político que se inició, significativamente, el 4 de febrero de 1992, el histórico 4F.