Por: Julio Morejón Tartabull
África.
Víctimas de agresiones terroristas, manipulaciones políticas venales y del tráfico de personas, los refugiados africanos —más que cifras oficiales— son seres humanos que sufren en el preámbulo del anhelado progreso continental.
Toda descripción del calvario por el que transitan esos millones de individuos, convertidos en parias por obra y desgracia de las circunstancias, constituye una muestra incompleta de la verdad. Se calcula que unos 30 millones de refugiados, desplazados internos y solicitantes de asilo viven en África, casi un tercio de la población con tales características en todo el mundo.
Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), existen diferencias al clasificar a esas personas en una de las tres categorías mencionadas, lo cual se vincula con el carácter de las acciones humanitarias previstas y con decisiones presupuestarias para auxiliarlos. La región es la que acoge a más refugiados, unos ocho millones, según datos de la ONU en 2022, es decir, sin incluir a los incorporados tras el conflicto sudanés desatado en abril pasado.
La persistente guerra somalí, la contienda en el Tigray etíope, las incursiones de grupos armados radicales en el Sahel y la más reciente amenaza letal en Sudán incentivan la escalada de refugiados en África. Ante la idea de que cada cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, se interpreta que en el caso de la guerra sudanesa hay anillas quebradizas que no resisten la tensión.
Ese país tiene una larga historia de acogida de refugiados, con más de un millón, la segunda población de ese tipo más alta de África, en su mayoría procedentes de Sudán del Sur, Eritrea, Siria y Etiopía, República Centroafricana, Chad y Yemen. Sin embargo, el cambio de coyuntura con el actual conflicto causó la estampida de más de 800 000 nacionales a través de las fronteras, lo cual engendró un potencial riesgo de tornarse en una migración caótica y con ello extender las secuelas de la guerra. Un pronóstico del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados indica la posibilidad de que —de junio a noviembre— el número de sudaneses en tal condición podría ascender a más de un millón.
Se calcula que unos 30 millones de refugiados, desplazados internos y solicitantes de asilo viven en África.