Tras 25 años de aquella rebelión militar que cambió el rumbo de la historia de Venezuela, el hoy gobernador del estado Zulia, Francisco Arias Cárdenas, relata sus vivencias como soldado insurrecto en la fracasada, pero a la vez victoriosa, Operación Zamora, que se activó durante el épico 4 de febrero de 1992.
– ¿Cuáles fueron los hechos que hicieron que un grupo de soldados insurgieran contra el sistema establecido aquel 4 de febrero de 1992?
Nosotros estábamos viendo la situación interna del país y viendo la situación del Ejército, las compras de armas, no se si recuerdas lo de los perros de la guerra. Dentro de esa compra a nosotros nos afectó algo directo, que fue la compra de 11 carros, una empresa le vendió 11 a un país africano y 11 a Venezuela. Además compraron miles de granadas de 20 milímetros, pero el prototipo no disparaba ni tres granadas seguidas. El fabricante dejó de hacerlas y nos quedamos nosotros con ese muerto encima. Hubo también la compra del grupo de lanzadores de cohetes múltiples, una mescolanza, de pronto judíos que venían de Rusia y regresaron a Israel, hicieron un ensamble, un tanque francés, con una especie de Katiuskas adecuados, pero sin condiciones de mantenimiento, además de los problemas de la compra y el traslado, pasaron seis meses en el puerto sin ninguna protección, fíjate que salían y teníamos que lanzarnos al suelo porque los cohetes se nos devolvían. Realmente la situación interna de la Fuerza Armada, en lo que tenía que ver con las compras, con el armamento, para nosotros era irritante y la relación ya establecida como norma entre los mandos nuestros y los políticos del bipartidismo, nos decían frecuentemente; ese se ha roto el pecho, lo dicen también en algunas empresas, pero no era haciendo ejercicio, ni reptando, sino cocinándole, haciéndole sancochos y parrillas a los jefes. Eso nos llevó a análisis, a discusiones, las muestras evidentes del manejo, exclusivo y excluyente, de cifras que yo quiero no vuelvan nunca entre el nivel de desempleo y subempleo que rondaba en 68% de la población. Había un compartir entre dos grupos que se distribuyeron el poder durante 50 años, las otras posibilidades estaban absolutamente cerradas y para nosotros fue muy impactante febrero de 1989. Entonces dijimos tenemos que hacerlo, tenemos que romper con que la Fuerza Armada sea el sostén de un grupo que se distribuye la riqueza, frente a la miseria de las mayorías nacionales. Febrero del 89 fue el convencimiento pleno de que estábamos en la dirección correcta, es como un diagnóstico general de la situación en la que estábamos, el país de la exclusión, de los cogollos, del bipartidismo y cerradas las posibilidades para la transformación y las Fuerzas Armadas, sencillamente usadas como perros de presa para la represión.
¿Cómo fueron esos primeros vínculos, especialmente con el Comandante Chávez para la conformación de la Dirección del Movimiento Bolivariano?
– Fue en un curso avanzado principios de los ochenta, un compañero se acerca, David López Ribas, me dijo: vamos a conversar con Hugo Chávez que tiene un grupo de muchachos y está también trabajando y así fuimos estableciendo reuniones. Samuel, su hermano, era militante del PRV- Ruptura, por casualidad tuve una relación de afecto y amistad con el mismo Douglas Bravo. Se da esa reunión y seguimos organizando las cosas, creamos el EBR, que era Ejercito Bolivariano Revolucionario 200. Chávez siempre tuvo fija la idea del Bicentenario del Libertador y el renacer de los sueños de libertad, con la concreción y la adecuación de los sueños de Bolívar. A mi siempre me asignaron las responsabilidades de occidente y fuimos estableciendo una especie de comando central. Nos ampliamos un poco e ingreso Buchón (Castro Soteldo), igualmente Reyes Reyes . Este Comando estaba compuesto por Reyes Reyes, Castro, Hugo y yo. Yo establecí relaciones con gente de la Universidad de los Andes (ULA), con Pedro Solano, con el propio Kleber Ramírez, establecimos una relación bien cercana y productiva. Él pensaba que yo era asimilado, le tuve que sacar una tarjeta y decirle que era el segundo comandante de un batallón de lanzamiento de cohetes. Se me quedó viendo y me dice: ¡Que vaina tan buena!, toda la vida pensando que podíamos tener algo así, yo realmente soy un revolucionario, no un criador de vacas. Luego nos reunimos con Chávez, Kleber escribió La IV República e hizo una recopilación de textos y cartas que luego publicó.
En esa relación además tuvimos la responsabilidad en el plano operativo. Él nos hizo un enlace con alguno ex guerrilleros, de cara al compromiso de acción, mantuvimos una relación casi constante con la Causa Radical, el propio Alí Rodríguez, siempre nos respetó mucho, Pablo Medina que ahora tiene una posición muy distinta, Aristóbulo Istúriz. Después los más jóvenes, Ronald Blanco y cada uno venía informando del avance, toques y relaciones con otras personas. Allí en algún momento se nos metió muy fuerte Bandera Roja y nos hizo algún daño, los muchachos pretendieron desconocernos, señalaron que yo porque había ido a Israel era del Mossad y Hugo porque había hecho un curso de inteligencia en Guatemala era de la CIA. Entonces la capitanada pretendió desplazarnos y avanzar ellos con el movimiento, pero la magia de Chávez logró calmarlos. Recuerdo que cuando yo fui a esa conversación estaba con él, una conversación muy tensa, después todos entendieron y bajó toda esa presión.
¿Cuál fue el detonante final de la insurrección que hizo que estallara, como algunos han dicho, apresuradamente?
– La vivencia de las delaciones, estábamos prontos a caer presos sin poder actuar y como las infiltraciones se habían dado de manera tan consecuente, eso provocó también que aisláramos alguna parte de los sectores civiles y nos agarráramos en lo que confiábamos más, algunos grupos civiles nos decían, yo necesito cien fusiles y nosotros decíamos ¿dónde están esos combatientes? Realmente no es que los aislamos, en realidad no se organizaron, ni nos tomaron en serio, venían del fracaso de los 60, 70, y no les pareció que era verdad. Había una relación que no era de plena confianza. Algunos de ellos se mantuvieron, como ocurrió con Kleber antes, durante y después, en el caso de Maneiro, hubo una relación muy bonita con Hugo de afecto, de comprensión, así como con Alí y con Aristóbulo.
Hace poco salió una serie colombiana, que en su primer capítulo habla del 4 de febrero y trata de hacer ver que los soldados fueron engañados para llevarlos hacia su muerte.
¿Cómo sucedió todo esto?
– El día 3 de febrero a eso de las 9:30 pm, yo los reuní a todos, yo había juramentado a una gran cantidad, pero no los había juramentado a todos, no había dado chance. Los había venido sensibilizando con foros, talleres, hablando con ellos. Ese día temprano les dije que íbamos a salir en cualquier momento a hacer unas maniobras, que llevaran alimento a sus familias, dinero, les dije quédense en el cuartel en la noche porque vamos a salir. Y ellos se imaginaron es una orden normal, cuando los reúno, los arengo, les digo lo que vamos a hacer, les explico, y les digo que quiero que nos juramentemos, de hecho había un sobrino de Ochoa Antich, se puso detrás de él uno de los oficiales comprometidos y yo lo increpé, porque hay que darle la oportunidad de incorporarse y bueno si veíamos que se oponía lo desarmábamos y lo enviamos a su habitación. Cuando le explicamos que probablemente iba a terminar preso su tío que era ministro de la defensa, el nos respondió: Mi Comandante yo creo en lo que usted está diciendo y voy a combatir con Ud. Y de hecho combatió muy bien ese muchacho. Son historias, de inmediato comenzamos a salir, nuestros soldados tenían la orden de cuando hubiera alguna dificultad, disparar hacia una pared donde no hubiese nadie para disuadir, claro un AT4 convence a cualquiera y una explosión muy fuerte calma cualquier ánimo. Iban llegando con los prisioneros y los íbamos desarmando, tomamos todos los puntos en una acción muy rápida. Lo que si nos preguntábamos era si estábamos solos en esto, porque, con la falta de comunicación no sabíamos nada. Cuando vimos a Carlos Andrés Pérez por primera vez en televisión, sentimos un fresquito, porque nos dimos cuenta que en otros sitios había gente combatiendo, nos dio ánimo. Ahí apagamos televisores y cerramos comunicaciones, no se le atiende a nadie, aquí lo que estamos es alzados. Fue sorpresivo, rápido y con unidades entrenadas, porque eso ayuda muchísimo.
Después de haber tenido semejante victoria militar, ¿cómo se asume la decisión de que hay que entregarse?
– Yo capturo un helicóptero y voy a chequear los sitios, luego que conversé con el Gobernador, doy unas entrevistas de televisión a RCTV que fueron vetadas por Carmelo Lauría. A nosotros nos salvó que Chávez pudiese dar las declaraciones por televisión, que hablara era inevitable.
Una vez que el movimiento tuvo la vinculación con la gente supimos que era inevitable que saliéramos a hablar. Yo me di cuenta de esto como al tercer día de estar detenidos, en los sótanos de la DIM, nos sacaron para dar una reseña y veníamos sin correa y sin cordones de los zapatos. Venía Urdaneta, Acosta Chirinos, Hugo y yo vengo detrás, y oigo a una de las secretarias que dice: parecen fantasmas, pero tienen volteado el país como una media. Yo dije Hugo, creo que pegó el movimiento, ahora es que tenemos que trabajar, el pueblo nos entendió y esa fue la victoria de las palabras de Hugo en televisión.
¿Y Usted como lo toma, personalmente?, después de una victoria, tenía que entregarse
– Lo entendí como una necesidad, porque sin Caracas era imposible mantenerse en una provincia y nosotros teníamos un fin político, que una vez que nos amarráramos con la gente teníamos que desarrollarlo. Era una rebelión para tomar el poder.
¿Hubo resistencia?
– Uno de ellos tiró el fusil al piso, y me gritó: ¿esto es lo que íbamos a hacer mi Comandante, entregarnos y ahora ir presos?, ¿esto es lo que íbamos a hacer? Yo le dije esto es un proceso ten calma, y luego me fui en el avión y después todos los pensamientos hasta llegar a Caracas, buscando como llegar allá, reunirnos, ¿qué hacer?, escuchamos por la radio que había un foco en Valencia, pensé en ponerle la pistola al teniente, aterrizar allá. Lo cierto es que llegó a la Carlota cerca de la 1:30 y estaban todavía los paracaidistas en el piso rendidos, y yo venía con la sangre caliente, emocionado, y les dije traigo saludos de los soldados bolivarianos que combatieron en el Zulia, les entregamos los espacios que habíamos tomado, porque nosotros no queremos más derramamiento de sangre, sino queremos construcción y esto va a continuar, ustedes son unos soldados bolivarianos.
Entonces se pararon y comenzaron a cantar el Himno Nacional. Se me aguaron los ojos, porque eran soldados totalmente convencidos de lo que estaban haciendo, entregados pero convencidos.
Yo te voy a dar otro argumento de que no hubo nadie engañado, resulta que yo tenía el control de mi grupo, pero en el cuartel convivían dos grupos, el grupo de lanzadores de cohetes que era el mío y un grupo de artillería de campaña, que estaba del lado derecho del cuartel, yo saco mi grupo y mando a alguna de la gente mía a que dejen prisioneros de la escuadra a los soldados del grupo vecino porque no teníamos mucho trabajo ahí, en la noche cuando estoy dando vueltas prendo la luz paso revista y un muchacho de ese grupo, me pregunta: ¿Mi comandante, qué es lo que está pasando?, le digo: tenemos una movilización militar vamos a hacer un cambio de rumbo del país, vamos a orientar las cosas para que todo sea a favor del pueblo y no a favor de los cogollos. Y el muchacho me respondió: pero yo soy pueblo también mi Comandante. Y a mi se me prendió un bombillo porque me había fallado mucha gente, los tanques de Paraguaipoa no vinieron y la tropa de Fuerte Mara nos embarcó. Entonces saqué a formación a todos los que tenía detenidos, unos doscientos soldados les explico claramente lo que estábamos haciendo, yo quiero saber quién quiere acompañarme a combatir esta noche para rescatar la dignidad del país. ¡Presente!. ¡Yo!, ¡yo!, ¡yo! No hubo uno solo que dijera que no. Fuimos a buscar las armas, con ese grupo reforzamos varios objetivos así que es totalmente mentira que fueron obligados, el soldado fue totalmente voluntario, era un sentimiento y son pueblo, el soldado es pueblo. Esa es en esencia la diferencia nuestra con los guarimberos, con los que pretenden hacer un golpe de derecha. Esa es la diferencia entre los que quieren tumbar el Movimiento Bolivariano, nosotros éramos pensantes, independientes y con proyecto propio, dueños de los análisis y dueños de la razón. La diferencia fundamental es la espiritualidad y eso hace una profunda diferencia.
Como Comandante del 4F un mensaje a las nuevas generaciones
– Estamos en un momento de lucha fuerte, de combate, nos corresponde asumir el momento que siguió al 4 de febrero. El Comandante Chávez hizo lo que tenía que hacer, en la organización cívico militar, en sacudir a la Fuerza Armada como que dejara de ser perro de presa para sostener privilegios y engranarla, relacionándola con el pueblo para construir su propio destino. Hizo además lo más revolucionario que se podía hacer en este momento en Venezuela, romper la maldición del “estiércol del petróleo”, Chávez democratizó la renta petrolera y con eso nos obligó a ser productivos, a buscar alternativas, el planteamiento que hace Maduro de producir riquezas y de crear la economía productiva, ese es el planteamiento del 4 de Febrero hoy. Chávez hizo lo que tenía que hacer con la
redistribución. Ahora el modelo de la renta, del país monoproductor se acabó. Los partidos opositores de derecha y extrema derecha quieren venir a repartirse la piñata, como sucedió antes de que Chávez llegara al Gobierno, de que hiciéramos el 4F, se van a conseguir con que es imposible. Si llegaran, en un supuesto negado que no va a suceder, no podrían eliminar más de 3 millones de personas en Amor Mayor, no pueden eliminar medio millón de Madres del Barrio, medio millón de Hogares de la Patria, la Gran Misión Vivienda Venezuela, que tiene un compromiso de llegar a 3 millones de viviendas y lleva la mitad y la gente sabe que, la de ellos está ahí en el paquete, es decir como devolver, la riqueza petrolera tiene un fin, que hemos cometido errores claro, somos humanos.
Lo que está haciendo el presidente Maduro de diversificar la producción, producir riquezas, salir de la monoproducción reactivar, lo que llamamos la economía productiva, el esfuerzo en la frontera que tenemos que reactivarlo, reanimarlo, cambiar las relaciones de intercambio, minimizar el contrabando, defender nuestra moneda de las mafias. El 4 de febrero está ahí, y el líder de este momento del cuatro de febrero lo colocó el propio Hugo, lo dijo: “lo veo y lo siento como la luna llena”. Yo creo que todo combatiente del 4 de febrero, que se sienta parte de esta fecha, con pleno derecho, tenemos que acompañarlo para esta victoria, el 4 de febrero y la rebelión tiene que ser cambiar la monoproducción y la dependencia para ver a nuestro pueblo verdaderamente libre.
Gustavo Villapol