Mucho se ha oído de “Los niños de la resistencia”, nombre con el que se ha popularizado en redes sociales. La mayoría no pasan de los 17 años, y generalmente se encuentran en situación de calle o en desconocimiento de sus padres. Estos infantes, son los que prestan apoyo a los actos vandálicos que la derecha protagoniza en sus convocatorias de calle, y son los que más riesgo corren, pues se encuentran en la línea de fuego entre los vándalos y las fuerzas policiales. Su iniciativa no es propia, ni mucho menos son actos justificados con intereses políticos, tampoco es anarquía, sino necesidad.
A pesar de ser menores de edad, comprenden que estos actos violentos no están bien, pero su colaboración tiene que ver con los aportes e incentivos que grupos e individuos de derecha mantienen con el único fin de promover el odio y la destrucción.
Los niños fabrican sus propias máscaras, y asisten aportando piedras, gasolina y otros materiales, a cambio reciben dinero, ropa, zapatos y otros artículos que necesiten. El esclavismo se ha modernizado con fines políticos y propagandísticos, aprovechándose de la necesidad de estos niños, los utilizan como carne de cañón para materializar el odio detrás de quienes están en desacuerdo con la paz. El fascismo en acción.
Venezuela denunció ante el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) que grupos extremistas de la oposición usan a niños, niñas y a adolescentes en sus acciones de odio, esto lo dió a conocer Rubén Darío Molina, Viceministro de relaciones exteriores para temas multilaterales.
Julio César Gómez