Desde El Litoral
Por Marcos Meléndez
Mis hermanos y yo, tuvimos un cuñado que terminamos apodando «bolsa e’ hielo». Le decíamos así porque era muy poco proactivo, y mi hermana siempre estaba pasando roncha resolviendo todo ella misma, porque su marido era muy «achantado»
Era así, como una bolsa de hielo que alguien deja olvidada en el porche de una casa y se va derritiendo progresivamente, sin hacer nada al respecto.
En eso se ha convertido Juan Guaidó. Todos nos preguntábamos por qué el Presidente Maduro no lo denunciaba en fiscalía para que lo pusieran preso. Maduro lo tenía claro, y nosotros tal vez no. Guaidó era una bolsa de hielo.
Por ahí vino a La Guaira. Vi un par de fotos de él acompañado de dos fotógrafos en una calle desolada derritiéndose progresivamente como una bolsa de hielo dejada en un porche.
Sólo le quedan los dólares que les están pagando por los micro encuentros de nueve personas que les financian a través de las ONGs, le quedan las comisiones que se ganó por barnizar de legitimidad mediática el robo de CITGO y las hermanas Morillo quienes junto a Franklin Virgüez le apoyan desde Miami a la vez que hacen monólogos en algunas areperas del condado para poder subsistir.
Queda también todo el daño que le hicieron a la patria con el bloqueo que pidieron, junto al repudio de propios y extraños que lo ubicará en un basural de la historia.
Ahora Trump, empavado, entrampado y poniendo en ridículo el modelo democrático norteamericano, pierde las elecciones aparatosamente. Mientras, Capriles desde su casa le dice a Juanito «Trump está fuera del juego y nadie te lo va a devolver».
Hoy no tengo ninguna esperanza puesta en el abuelo pedofilia que ganó las elecciones gringas. En Estados Unidos manda la élite del Pentágono y la Plutocracia que controla la «Federal Reserve» gane quien gane en ese parapeto electoral.
Sin embargo, aunque esa sea la realidad, no me pueden quitar mi derecho a chalequear a Lilian Tintori, a las hermanas Morillo y a Guaidó por haber empavado al magnate que terminó siendo un «quiero y no puedo» en la política de allá, donde la libertad es una estatua…
@marcosmelendezm